Extendernos al futuro

Nate Ruch

El éxito para los líderes del reino de Dios se aparta del modelo tradicional de éxito que promueve la sociedad moderna. La búsqueda de logros y metas personales, especialmente cuando están motivados por aspiraciones egoístas, es contraria al modelo de liderazgo de Jesús. La Escritura ofrece una visión alternativa del éxito, una que mira más allá del presente y se enfoca en bendecir a la próxima generación de líderes. Hebreos 11:20 destaca cómo Isaac, por fe, bendijo a sus hijos, proyectándose hacia el futuro. Esto subraya que la promesa de Dios no era solo para él, sino para las generaciones que vendrían después. Los líderes de hoy necesitan tener la misma mentalidad: priorizar el impacto en las generaciones futuras sobre los logros personales.

  • Perspectiva

Uno de los elementos más importantes para un líder que quiere bendecir a la próxima generación es tener la perspectiva correcta.

Dios no nos llama simplemente a un trabajo o una carrera; Él nos llama a seguir su voz. El llamado de Abraham en Génesis 12:1 nos muestra que lo importante es obedecer a Dios y no aferrarse a lo que conocemos. El ministerio no se trata de la posición que ocupamos, sino de hacia dónde nos está guiando Dios. Un buen líder debe estar dispuesto a soltar su cargo cuando Dios lo requiera y empoderar a otros para que continúen el trabajo. Esto es lo que Juan el Bautista entendió cuando dijo: “Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya” (Juan 3:30).

Al seguir el llamado de Dios, el éxito no se mide por el número de seguidores o el tamaño de la iglesia, sino por la capacidad de liberar a otros para que también sigan la voz de Dios. La misión del líder debe ser más grande que el papel que desempeña, ya que lo que cuenta es el impacto eterno de sus acciones.

  • Gracia

Otro aspecto clave del liderazgo es enfocarse en el progreso, no en la perfección. Pablo, en Filipenses 3:12, afirma que, aunque no ha alcanzado la perfección, sigue adelante en el proceso de crecimiento. Los líderes ministeriales a menudo se exigen a sí mismos y a los demás estándares imposibles, lo que puede generar frustración y desmotivación. Sin embargo, es vital recordar que nadie es perfecto y que todos necesitamos la gracia de Dios.

El progreso continuo, tanto en la vida del líder como en la de los que están bajo su liderazgo, debe celebrarse. Un líder exitoso es aquel que no solo se enfoca en su propio crecimiento, sino que también fomenta el crecimiento de los demás, alentándolos y guiándolos con paciencia y amor. Como se menciona en 1 Corintios 13, el amor no guarda rencor ni se comporta de manera egoísta; es un amor que cubre y protege a los demás. Este tipo de amor genera un ambiente seguro donde las personas pueden cometer errores y aprender de ellos.

  • Integridad

La integridad es fundamental para un liderazgo eficaz y duradero. Esta se manifiesta en dos formas: la integridad moral y la integridad estructural. La primera se refiere a la coherencia en el carácter, es decir, ser una persona íntegra incluso cuando nadie está mirando. La rectitud moral es esencial para guiar correctamente al pueblo de Dios y ser un ejemplo a seguir.

La integridad estructural, por otro lado, tiene que ver con la capacidad del líder para manejar las responsabilidades de su ministerio sin colapsar bajo la presión. Al igual que un puente que debe soportar tráfico pesado, los líderes deben construir una estructura que pueda soportar el peso del crecimiento y las demandas del ministerio. Esto implica delegar tareas y no intentar llevar todo el peso por sí solos. Si un ministerio crece, también debe crecer su estructura, de lo contrario, habrá un colapso inevitable.

  • El legado y la visión hacia el futuro

El liderazgo efectivo en el reino de Dios no se trata solo del presente, sino de cómo impactar a las generaciones futuras. El abuelo del autor es un ejemplo de esto, ya que a pesar de sus errores, logró elevar el nivel para sus hijos y nietos. Este legado es una representación tangible de cómo un líder puede proyectarse hacia el futuro y preparar el camino para los que vendrán.

El liderazgo en el reino de Dios es una carrera de relevos donde el testigo se pasa de una generación a la siguiente. Es importante que los líderes actuales no solo se concentren en su propio éxito, sino en formar y empoderar a otros para que continúen el trabajo después de ellos. Tal como el abuelo del autor pasó su testigo a la siguiente generación, los líderes de hoy deben hacerlo con una visión clara, sabiendo que sus decisiones tendrán un impacto en las generaciones venideras.

Para tener éxito en esta misión, los líderes deben pedirle a Dios que les conceda perspectiva, gracia e integridad. Solo con estas cualidades podrán extenderse hacia el futuro y tocar la eternidad.

Resumen de la nota obtenida de: https://influencemagazine.com/Practice/Reaching-Into-the-Future