La “Encerrona”

Por Gustavo Rossi

El sueño de todo ministro es ser parte del crecimiento del Reino de Dios y ver a los perdidos correr a los pies del Señor.

Intentamos implementar un sin fin de cosas para hacer crecer su obra y muchas veces nos sentimos cansados y frustrados al no ver los resultados. Viene entonces una sensación de fracaso a nuestras vidas y nos sentimos tentados a dejarlo todo.

Esta historia tan conocida nos puede dar algunas ideas para avanzar y encontrar herramientas útiles para el ministerio que Dios nos entregó.

Lucas 5:4-7 “Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.”

¡La historia de la pesca milagrosa es apasionante! En estas vacaciones, en una tarde mientras estábamos descansando, pudimos ver un tipo de pesca muy parecida a la que realizaban en los días de Jesús, le llamaban la “encerrona” donde todos en la playa ayudaban para encerrar a la mayoría de los peces. Consiste en un barco que al entrar a aguas profundas, arrojan de punta a punta de la playa una gran red y luego todos tiran de ambos extremos encerrando a todos los peces que había por allí.

De esta historia se desprende tres herramientas para tener una pesca milagrosa:

  1. Enfocarse en los peces

Los peces, junto a la cruz, son los símbolos más utilizados por la cristiandad desde el comienzo de la iglesia del Señor. Están presentes por todas partes y muy particularmente en las lunetas de los autos como un distintivo de que somos Hijos de Dios.

Los peces simbolizan las almas de los hombres, como bien Jesús le expresó a Pedro: “te haré pescador de hombres”

Cuando comenzamos a servir al Señor nuestro enfoque está en los peces, en ganarlos para Cristo, pero con el tiempo el ministro corre el riesgo de ir perdiendo el enfoque. Comenzando a olvidarse de lo trascendente y enfocándose en lo que no lo es tanto.

Muchos terminan poniendo su enfoque en el templo, el sonido, las luces, las butacas muy cómodas y dejan de concentrarse en lo importante.

La iglesia que crece y avanza es la que nunca perdió su amor por los perdidos

Que todas las actividades que hagas en la congregación tengan como fin ganar las almas.

Que el ADN de tu congregación sea ganar a los perdidos

Tenemos que pedirle amor por los peces, amor por las almas. Nuestro corazón debe volver a palpitar por los perdidos y derramar lágrimas por ellos.

  1. Trabajar en equipo

Nada significativo podré hacer solo, pero cosas grandes lograremos si aprendemos a trabajar en equipo.

En otro tiempo el pastor era el hombre orquesta, toda la tarea la realizaba él. Llevándolo muchas veces al agotamiento o el stress por un lado, y a una cierta limitación por el otro, ya que no tenemos ni todos los dones, ni todo el conocimiento acerca de como hacer las cosas.

Nuestro desafío para trabajar en equipo es confiar en otras personas y permitir que otros aprendan la tarea y puedan crecer a nuestro lado.

El discípulado consiste en gran medida, en compartir lo aprendido a otras personas y no adueñarme del saber.

Todos nos hemos equivocado y hemos cometido errores, pero alguien confió en nosotros, nos enseñó y nos tuvo paciencia. ¡Cuántas torpezas hemos cometido en nuestro deseo de servir al Señor!

Formar equipos de trabajo es un gran desafío. Transmitir la Visión, detectar los talentos adecuados a cada área de servicio y que luego puedan a su vez ensamblarse para funcionar como un verdadero Equipo.

Todo lo que se hace en la iglesia en un efecto embudo, debe tener la finalidad de ganar a las almas y luego integrarlas a la familia de la Fe.

La pesca milagrosa, fue milagrosa porque todos tiraron en la misma dirección y trabajaron en equipo.

Alguien dijo que: “el verdadero milagro es ponerse de acuerdo”

Unos remaron, otros tendieron las redes, otros encerraron a los peces y aún cuando era tan grande la cantidad tuvieron que pedir ayuda a la otra barca y juntos encerraron una gran cantidad de peces.

Pidámosle a Dios un equipo y luego la sabiduría para formar ese equipo.

  • Utilizar una metodología de trabajo

Cuán importante es pensar en que metodología estamos utilizando para alcanzar a los perdidos, para integrarlos a la iglesia y para ayudarles a crecer.

Muchos piensan que solo teniendo un culto por semana es suficiente para lograr este objetivo, pero no lo es.

La metodología es la herramienta que vamos a utiliza solo para lograr este objetivo.

Oremos y busquemos la más adecuada para optimizar los esfuerzos.

Los grupos pequeños son una muy buena estrategia para poder organizarnos en pos de ver a los perdidos llegar a Jesus.

Llevando la iglesia a las casas, preocupándonos por cada nuevo convertido y haciendo discípulos para que ellos también en un corto plazo de tiempo, hagan por otros lo que hicieron por ellos.

Es el tiempo de oír la voz del Señor diciéndonos: “echad las redes” y que podamos alcanzar las almas para su Reino. ¡Adelante no te detengas!