FORMACIÓN DE LOS ADULTOS

Enseñar a nuestros adultos para la transformación integral Adriana Ocampo de Llano Cuánta alegría brota en nuestros corazones cuando las familias llegan a las iglesias; es tan grato saber que han recurrido al lugar de encuentro con Dios. Allí el Señor irá transformando sus vidas de manera que cambien en todas las áreas. Eso es lo que llamamos proceso de conversión, y qué privilegio acompañarlos en el recorrido.
La Gran Comisión mencionada en Mt.28:19 y 20 “ Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” deja ver que más allá de la predicación del evangelio, necesitamos un consistente y sistemático trabajo de discipulado y educación integral. “hacer discípulos” conlleva una labor que afecte tanto la espiritualidad como la vida cotidiana de los hermanos que van viviendo su proceso de maduración en el Señor.
El camino de la conversión es particular para cada hermano, hermana. Una vez que aceptaron a Jesús como Salvador y Señor, sus valores, metas y prioridades comienzan a cambiar; todo su sistemas de creencias y cosmovisiones es trastocado y nosotros, tanto pastores como maestros tenemos la bendición de guiarlos hacia la transformación. Necesitamos acompañar ese proceso…
Ahora bien; cuando hablamos de la formación de los creyentes, es preciso que sepamos acerca de las necesidades específicas de cada edad y etapa de la vida; por eso desarrollar una enseñanza ligada a los adultos, demanda de nosotros conocer esas necesidades particulares y las características del proceso de enseñanza-aprendizaje tal como acontece en ellos.
En ocasiones nos frustramos, creemos que no aprenden, no maduran, no crecen; o pensamos que tanto nosotros como pastores, o nuestros equipos de maestros, estamos haciendo algo mal. Seguramente remarcar algunas herramientas puntuales nos ayudará a reforzar la hermosa tarea que ya llevamos adelante.
Dentro de la Pedagogía General; se encuentra la llamada “Andragogía” que es esa disciplina que se encarga del análisis y puesta en marcha de las herramientas más indicadas para enseñarle a los adultos.
Las herramientas andragógicas pueden aportar gran riqueza a nuestra tarea; algunos fundamentos importantes para tener en cuenta, pueden ser los siguientes:

Aprendizaje transformacional y Significativo
Esto es, que, el resultado del proceso Enseñanza-Aprendizaje que inicia con una predicación o una clase, debe observarse en las vidas cambiadas y transformadas, no sólo dentro de la iglesia, sino en la propia vida cotidiana y en todas las áreas de desarrollo personal.
La meta de un aprendizaje transformacional, se liga con la metanoia cristiana. Debe observarse reflexión y cambio; transformación en los valores y cosmovisiones, así como en el día a día. Necesitamos tener esto presente al preparar nuestro material para los adultos.
Ausubel (un referente en el tema), remarca la importancia de que lo que el discípulo, estudiante o aprendiz recibe, sea significativo a su vida personal.
Debe tener un sentido, debe poder vincularlo con procesos de aprendizajes anteriores, algo que ya conoce; dándose la interacción con el nuevo conocimiento, retrabajando luego las estructuras previas a partir de lo nuevo, dándose un proceso de asimilación y finalmente una aplicación a la vida.
Esto es Aprendizaje Significativo. Solo cuando lo nuevo interactúa con los contenidos viejos, se da el proceso de aprendizaje.Los creyentes pueden confrontar las vivencias pasadas y sus resultados, con lo que la Palabra de Dios tiene para decir al respecto. Nuestra predicación o enseñanza debe aunar contenidos teológicos como de conducta.

Pastores y maestros como andamio y sostén en el proceso de Aprendizaje
Otro principio importante (acuñado por otro referente del área: Vigotsky), es el de Andamiaje. Dicho autor apela también a un proceso de aprendizaje y cambio que siempre se dará en el marco de un vínculo. El menciona que hay una zona de desarrollo a la cual el discípulo puede llegar, pero siempre sobre la base de un andamio. Este andamio no solo es lo que ya conoce, sino aquel que lo acompaña en el proceso hacia lo nuevo.
¡Qué hermoso saber que podemos ser ese andamio, apoyo, tutor sobre el cual los hermanos se apoyan para conocer la Palabra y al Señor de la Palabra!

Aprendizaje y Crítica de la vida cotidiana
Todo proceso de aprendizaje pone en cuestión las estructuras internas; confronta dichas estructuras en pos de los necesarios procesos de cambio. Cuando predicamos o enseñamos la palabra del Señor; sus principios entran en confrontación con las costumbres y vivencias de la gente.
Está bien que eso pase porque como bien sabemos la palabra de Dios es como una “espada de doble filo que penetra hasta las coyunturas y los tuétanos, trabajando sobre las intenciones del corazón” (He.4:12); es decir que llega a lo más profundo del corazón para transformarlo todo! y esto es lo que podemos provocar con la guía del Espíritu Santo en nuestros hermanos adultos. Siempre que el principio espiritual se vincule con las prácticas cotidianas.

Aprendizaje como una construcción compartida
Respecto a la enseñanza a los adultos es muy efectivo que ellos interactúen con sus líderes, conozcan sus propios procesos de aprendizaje, el de sus compañeros; y que existan espacios para el intercambio de experiencia, esto favorecerá la construcción de herramientas espirituales de forma conjunta.

Algunas características finales
Nuestros adultos necesitan una formación autodirigida, podemos darles herramientas para la propia reflexión sobre las verdades bíblicas; que articule con el hacer y la práctica; aprenden haciendo… analizar diversos casos de la vida real es muy útil con ellos; que lo que les brindamos sea relevante para su semana, como una herramienta para afrontar las luchas. La Palabra de Dios tiene las respuestas que necesitan, podemos acercarlos a ella de una forma nueva.
Que conozcamos sus vidas para que lo que predicamos y enseñamos sane y limpie sus experiencias previas; o las potencie en favor del cumplimiento del propósito de Dios para sus vidas. Ésta es una de las herramientas más importantes. Generemos ese material que es pertinente para la realidad de nuestros hermanos, bajo la luz del Espíritu Santo.
En síntesis; enseñar a nuestros adultos, sea por la predicación o la enseñanza directa; es un desafío maravilloso que el Señor pone delante de nosotros; ser testigos de la transformación de las vidas y ser parte del proceso por SU gracia.
Pidamos al Señor crecer en esa gracia recibida para que nuestras enseñanzas sean realmente significativas, vinculadas a la realidad de nuestros oyentes para que los guíen a la conversión, transformación y crecimiento del carácter de Cristo en sus vidas, de una manera plena.