Queridos ministros.
Es innegable que vivimos en tiempos desafiantes, pero también son tiempos llenos de oportunidades para ser luz en medio de la oscuridad. La importancia de soñar con una Argentina con más iglesias va más allá de la construcción de edificios físicos. Este sueño se fundamenta en la visión de ver el Reino de Dios expandiéndose en cada rincón de nuestra nación, llevando consigo la esperanza, el amor y la transformación que sólo Cristo puede ofrecer.
Más Iglesias es un reflejo del crecimiento espiritual y la expansión del Evangelio. Cada iglesia es un faro que ilumina su comunidad, ofreciendo un refugio espiritual donde las almas cansadas encuentran consuelo y las vidas perdidas hallan dirección en el amor redentor de nuestro Salvador. Así como el apóstol Pablo exhortó a Timoteo a predicar la Palabra, nosotros también somos llamados a ser instrumentos de Dios para llevar Su mensaje a aquellos que aún no han escuchado.
No obstante, no podemos perder de vista la importancia de terminar bien para comenzar bien. En nuestras vidas personales y en nuestra labor como iglesia, debemos aprender a concluir etapas con gracia y fidelidad antes de embarcarnos en nuevas aventuras. El apóstol Pablo nos anima con sus palabras en Filipenses 3:13-14: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”
Así como Pablo nos insta a olvidar lo que queda atrás, también debemos aprender a dejar ir aquellas cosas que nos impiden avanzar como individuos y como comunidad. Que cada desafío superado y cada victoria obtenida nos preparen para el próximo capítulo en la historia que Dios está escribiendo para nosotros como familia UAD.
Deseamos que tengan un gran comienzo de año. Dios les bendiga.