Por: Larry Stockstill
“¡¿Qué te pensás que soy, tu sirviente?!”
Creo que he escuchado esa frase cientos de veces como un reclamo brutal entre esposos en la consejería matrimonial. Y sin embargo, Pablo usó ese término refiriéndose nada más y nada menos que a Jesús: “Jesús se despojó de sí mismo, tomando forma de siervo” (Fil. 2: 7).
“Siervo” significaba que Cristo dejó a un lado la gloria del cielo para venir y dar su vida por nosotros. Significaba que vivía todos los días en la tierra para los demás. Significaba que Dios le “poseía” y que había renunciado a sus derechos personales.
¿Cómo podemos aplicar esta increíble verdad acerca de Cristo a nuestros matrimonios?
- PUEDO MORIR A MI AGENDA Y AMBICIÓN EGOÍSTA.
Seamos realistas: se trata principalmente de que “se haga mi voluntad”. Nos despertamos y pasamos todo el día cumpliendo NUESTRA voluntad. “No solo no estoy particularmente interesado en tu agenda, no te interpongas en la mía”.
¿Y si mi voluntad te ayudara a lograr la tuya? El amor verdadero es cuando mi voluntad ha pasado a un segundo plano y pongo tu voluntad (agenda, objetivos y propósitos) primero. ¡Imagínese si dos personas en un matrimonio estuvieran haciendo eso, todo el día, el uno por el otro!
- TE CONSIDERO MÁS IMPORTANTE QUE YO.
Eres importante. Eres lo suficientemente importante como para que te escuche con atención. Eres lo suficientemente importante como para que me dé cuenta de todas tus necesidades. Eres lo suficientemente importante para que yo diga palabras que te eleven y te mantengan positivo. Tu importancia, tu desarrollo, tu carrera, tu salud, tu diversión… todo sobre ti es muy importante para mí. En lugar de deshonrarte y despreciarte, te trataré como a la realeza, un VIP, una celebridad mucho más importante que yo.
- QUIERO CONOCER TUS INTERESES.
En nuestras duras conversaciones, quiero escuchar tus intereses y ayudarte a alcanzarlos.
La gente pelea y discute sobre cuestiones y opiniones. Discuten sobre quién tiene la culpa después de los fracasos. Discuten sobre roles y atacan identidades. Todo eso no nos lleva a ninguna parte.
Busquemos escuchar sus “intereses”. Detrás de los gritos y las rabietas, ¿qué está tratando de decir que necesita pero que no puede obtener? Descubra sus intereses. SIRVE a tu cónyuge ayudándolo a poseer eso que desea.
- YO ME SOMETO A TI Y TÚ TE SOMETES A MÍ.
“Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo” Efesios 5:21 NVI
Este versículo es un prefacio de la enseñanza de Pablo sobre los roles de los esposos y las esposas. Fue muy claro en esos roles. Sin embargo, mantener esos roles solo ocurre cuando ambas partes están mutuamente dispuestas a ceder ante la otra.
Trabajamos juntos. Nos preferimos el uno al otro. Compartimos responsabilidades. No nos dominamos ni nos controlamos. Somos coherederos de Cristo. ¿Ves la diferencia que hace cuando dejamos de lado nuestras posiciones, ambiciones y privilegios y buscamos servir a nuestro socio?
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