Por Lidia Daniele de Romero
Directora del Instituto Bíblico Mediterráneo
Hola, que bendición es la vida!
En este tiempo estoy casi llegando a los cincuentas, y es inevitable recordar cuando era adolescente y me encontraba pensando que las personas de esta edad eran VIEJOS!
Pero la realidad es que mi generación, los que nos encontramos entre los 40 y los 50, somos la última generación que obedecíamos casi que sin pensar a nuestros mayores, pero también la primera que se animó a encontrar las razones del por qué hacer…
Por lo que no es errada la frase “Somos la generación bisagra” ante esta realidad, es determinante nuestra actitud para con los mayores para que las generación que vienen aprendan de nuestro ejemplo.
Es triste ver en las congregaciones como los adultos mayores son dejados a un lado, por el mero hecho de tener más “almanaques sobre sus haberes”, relegándolos de a poco a nada, perdiéndonos de la gran oportunidad de seguir aprendiendo, porque queramos o no, las canas no vienen solas.
Cuando hablamos con un adulto mayor, podemos encontrar en ellos, consejos, sabiduría, experiencias, todo esto, recursos útiles para nuestras vidas.
Como pastores, también experimentamos ser la generación de relevo, en donde muchos nos encontramos en esa encrucijada de seguir con el modelo de los anteriores o cambiar todo para atraer a las próximas generaciones, y encontrar el equilibrio es complicado.
Muchas personas de mas de… en este tiempo no encuentran su espacio dentro de nuestras congregaciones, espacios que antes ocupaban con pasión, espacios que defendían de las malas influencias, espacios que muchos de ellos forjaron pero que hoy ya no les pertenecen, porque venimos nosotros la “nueva generación” para ocuparlos y que ellos con amor nos cedieron el lugar.
La realidad es que es necesario que nosotros sigamos aprendiendo.
En la Biblia, en Job 12: 11-12 (TLA) dice:
“Así como el oído capta los sonidos
Y la lengua capta los sabores,
Los que han vivido muchos años
Captan la sabiduría y el entendimiento”
Nuestros mayores son una fuente de sabiduría, sabiduría que no se puede desaprovechar, porque sus vidas debieran ser de inspiración de muchos.
Cuando era pequeña, mis abuelos fueron personas de muchísima sabiduría, uno fue pastor y el otro un carpintero, y de ambos se podía aprender sobradas enseñanzas que podían marcar nuestras vidas como nietos.
En nuestras congregaciones es seguro que hay personas mayores con tantísimas experiencias que muchos necesitamos aprender, pero la verdad es que en nuestra vorágine de vida que llevamos pocas veces podemos destinar un tiempo para escucharlos o para acompañarlos.
También en la Biblia se nos exhorta en Levíticos 19:32 (TLA) lo siguiente
“Cuando estén ante un anciano o alguien mayor de edad, muestren respeto…”
Lo lógico y de mas esta decir que estoy totalmente de acuerdo, que la visión es hacia adelante, cuidando las nuevas generaciones para que ellos puedan crecer en la gracia del Señor, pero tengamos en cuenta el respeto hacia los que en más de una oportunidad nos abrieron caminos.
Es sabido también que muchos ancianos al verse “inútiles” caen en profundas depresiones, que los lleva a padecer una seria en enfermedades relacionadas a esa realidad, llevándolos también a ser personas de carácter difícil pues se vuelven testarudos y caprichosos.
Esta situación es perfectamente evitable haciéndolos sentir parte en la formación de las generaciones que vienen, esto demandara de nosotros y de los que vienen una cuota extra de paciencia porque mucho de ellos ya no serán tan rápidos en su andar ni tampoco podrán resolver las situaciones de manera inmediata como quizás lo podríamos hacer nosotros, pero aun un pequeño aporte que ellos puedan hacer, para ellos será un incentivo para mantenerse activo en la vida pero más en la Obra del Señor, recordando que Dios no jubila a nadie, nosotros si…
Solo es necesario poner en práctica lo que dice Proverbios 23:22
“Presta atención a tus padres, pues ellos te dieron la vida; y cuando lleguen a viejos no los abandones.”
Prestemos detenida atención, es sabido que siempre corremos a causa del ministerio, actividades, planeamientos, horarios, pero nos tomemos un momento en cada culto o actividad para detenernos, sentarnos unos minutos al lado de una persona mayor, escuchemos sus historias, amemos y respetemos sus experiencias, hagámoslos parte de la familia de la fe.
1 Timoteo 5:1
Cuando corrijas a un anciano, no lo regañes; al contrario aconséjalo como si fuera tu propio padre.
Trata a las ancianas como a tu propia madre, …
Instemos a los niños a que conversen con las personas mayores, invitemos a los mayores a compartir un tiempo con los niños.
Se que para los pre adolescente y adolescente en difícil tener “paciencia” pero la realidad es que hay muchas personas mayores que pueden ser muy empáticos con esa edad y transmitirles hermosos mensajes, ni que hablemos de los jóvenes, y aun los mismos adultos,
Y como líderes, siempre seamos agradecidos para con nuestros mayores, muchos de ellos forjaron iglesias, comenzaron ministerios con poco o nada, y hoy a nosotros se nos hace un poco más fácil, porque contamos con un capital que no salió de nuestro bolsillo ni espalda.
El cantante Kike Pavón expresa en su canción Hombros de Gigantes, lo siguiente…
“…Y si hoy vamos más lejos, Y si parecemos grandes
Es porque vamos subidos sobre hombros de gigantes…”
No vivamos anclados al pasado, miremos al futuro, pero no nos olvidemos de aquellos que vivieron más que nosotros y que necesitan también de nuestra atención.