Por: Carlos Annacondia
Como Iglesia de Jesús debemos comprender que la tarea suprema de evangelizar es un llamado a hacer guerra espiritual. En palabras más simples, evangelizar es poner en práctica la guerra contra Satanás. Es salir de las cuatro paredes del templo para ir al territorio enemigo, a un lugar llamado mundo. A las plazas, a los parques, las calles… allí donde el diablo tiene el control, el imperio y el dominio de las vidas esclavizadas por el pecado- Es salir fuera del cuartel general, allí donde los soldados se preparan para la batalla, para penetrar en el campo del adversario. Y no sólo esto, evangelizar es arrebatarle al diablo de sus mismas garras las vidas que tiene atrapadas.
Tenemos una misión clara en Marcos 16:15-18, contamos con la estrategia en 2 Corintios 4: 3-4 y Efesios 6: 10-18 nos muestra las herramientas necesarias para llevarla a cabo. Además, como Iglesia de Jesús, poseemos la autoridad para ordenar al diablo que suelte las almas para que el evangelio pueda resplandecer en todo la Tierra.
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” Marcos 16:15-18
“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” 2 Corintios 4: 3-4
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” Efesios 6: 10-18
Tan maravillosa es la Palabra de Dios que nos da el llamado, nos muestra el problema y nos ofrece la solución. Depende de nosotros poner por obra todo lo que en ella está escrito.
Es mi oración que su vida sea movida a la pasión por evangelizar. Para que comprendas, seas consciente y puedas ejercer la autoridad que Dios te ha dado para derrotar al diablo, para que muchos conozcan a Jesús. Y que puedas convertirte en un siervo de ferviente oración a favor de aquellos que tienen profunda necesidad de conocer a Cristo. Hoy más que nunca debemos clamar a Dios por los necesitados, al mismo tiempo que salimos a buscarlos.
Recuperado de: https://oramos.com.ar/blog/mensaje-al-corazon/que-es-evangelizar