Por: Sixto Porras
Uno de los pilares de una relación saludable es la confianza. Es lo que nos permite tener la seguridad de que nuestro amor es para toda la vida y que es agradable vivir cerca de la persona amada.
Donde hay confianza, hay cercanía, amistad, amor y alegría, por eso es importante poder distinguir los elementos que nos indiquen que nuestra relación se fundamenta en la confianza.
La confianza es el fundamento de todo matrimonio sólido que tiene una convivencia agradable. Cuando hay confianza eliminamos los celos, no competimos entre nosotros, nos respetamos mutuamente y nos ayudamos mutuamente.
La confianza da seguridad a la relación, y nos permite reconocer que las intenciones del cónyuge son buenas. Por esta razón, no tenemos malentendidos, sino que, cuando no comprendemos algo, lo aclaramos con libertad y naturalidad, porque tenemos la seguridad de mostrarnos vulnerables.
Existe confianza en el matrimonio, cuando ambos cónyuges tienen la seguridad de que las intenciones de su cónyuge son buenas. Por lo tanto, no hay lugar para los celos enfermizos, las dudas o la desconfianza.
La confianza crece cuando nos sentimos libres de mostrarnos vulnerables, y para esto se requiere compartir tiempo, expresar afecto, tener identificación con nuestro cónyuge y evitar la crítica y el menosprecio.
Nos acercamos cuando valoramos los atributos y virtudes que cada uno tiene, no acumulamos resentimiento y perdonamos pronto los errores cometidos.
¿Qué daña la confianza? Los gritos y el maltrato. La descalificación. La burla y el menosprecio. La crítica constante. La comparación. El estar corrigiendo al cónyuge constantemente. El menosprecio. El irrespeto a sus sentimientos y opiniones. Los secretos.
Donde no hay confianza…
Hay temor. Se ocultan las cosas. No sienten la libertad de pedir la ayuda a su cónyuge. Ocultan sus errores y debilidades. Muchas veces temen a la reacción del cónyuge. No se ayudan entre ellos. Se critican mutuamente con frecuencia. No tienen la libertad de expresar sus opiniones. Llegan a conclusiones sobre las intenciones del otro sin tratar de aclararlo. No reconocen las virtudes del cónyuge, ya que solo ven sus defectos. Acumulan resentimiento el uno con el otro. Tratan de controlar la conducta de su cónyuge. Ocultan sus temores, enojos y dolores.Buscan razones para evitar pasar tiempo juntos.
Donde hay confianza…
Se disculpan con facilidad y no acumulan resentimiento. Pueden trabajar juntos y lo disfrutan. Se dedican tiempo el uno al otro. Aprecian las capacidades de su cónyuge. Ríen juntos. Se admiten los errores. La comunicación es fluida. Se sienten en la libertad de opinar sobre cualquier tema. Se respetan mutuamente. Disfrutan la compañía del cónyuge. Antes de juzgar las intenciones del cónyuge, preguntan para aclarar lo que pasó, ya que no pueden concebir que su cónyuge desee hacerles daño. Se aceptan las recomendaciones del cónyuge. Nunca se actúa con la intensión de humillar o herir. Se piden consejo y se ayudan mutuamente. Admiten sus debilidades y errores sin temor al rechazo. Se perdonan mutuamente con prontitud.
¿Cómo podemos hacer crecer la confianza en nuestro matrimonio?
Fortalezca su integridad: Tener confianza en el cónyuge, significa que tenemos la plena seguridad de que es la misma persona siempre. Es alguien que no actúa diferente dependiendo de la situación en la que se encuentre. Ser de una sola pieza, significa actuar de acuerdo con nuestros valores y lo que creemos. Esto crea seguridad, y aumenta la confianza en el matrimonio, porque nos permite vivir una relación comprometida y fundamentada en el amor que nos tenemos.
Cultive la transparencia en su matrimonio. Procure un ambiente donde es natural rendirnos cuentas mutuamente: no tengan contraseñas secretas, sea honesto sobre dónde estaba, con quién y cómo gastó el dinero. Incluso, si hay verdades incómodas o dolorosas, es mejor ser transparente. Recuerde: las personas fuertes admiten cuando se equivocan, y esto genera confianza. Las personas débiles ocultan sus errores o los justifican, y esto debilita la confianza.
Cuide de la vulnerabilidad de su cónyuge: Para que exista intimidad y confianza, nuestro matrimonio debe ser un lugar seguro para hablar sobre nuestros errores, miedos, fracasos, esperanzas y sueños. Después de ser vulnerables, necesitamos compasión, empatía y amor incondicional; no crítica y rechazo. Del mismo modo, por favor, tenga cuidado de no compartir estos detalles tan íntimos de la vida de su cónyuge con otros. Discutan qué temas íntimos se quedarán solo entre ustedes, y cuáles pueden discutir con otros en un espacio adecuado.
Las preguntas que surgen son:
¿Qué cosas debo mejorar para aumentar la confianza de mi cónyuge?
¿Debo pedir disculpas por algo que no hemos sanado?
¿Debo perdonar algo que ocurrió hace mucho y que aún recuerdo con resentimiento?
Si nos proponemos aumentar la confianza en nuestro matrimonio, la armonía crecerá, el ambiente será más agradable y pondremos un fundamento sólido en nuestra relación.
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