Autor: Walter Serantes
Iniciemos esta lectuta con la siguiente oración: “Amado Señor, así como el rey Salomón nos presentamos delante de ti para pedirte sabiduría. Estamos en tiempos difíciles e inciertos y necesitamos conocer tu voluntad, escuchar tus advertencias y consejos. Queremos que nos enseñes a vivir una vida plena, aprovechando las oportunidades que nos das y disfrutando nuestro tiempo. En el nombre de Jesús, AMEN”.
Algunas frases célebres acerca de la sabiduría dicen lo siguiente:
“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”. Aristóteles
“No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer”. Goethe
“El sabio no se sienta a lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea para reparar el daño hecho”. William Shakespeare.
“Los que están siempre de vuelta de todo son los que nunca han ido a ninguna parte. Sacar provecho de un buen consejo exige más sabiduría que darlo”. Autor anónimo
Ahora ¿Qué dice la Biblia acerca de la sabiduría? La sabiduría es la habilidad dada por Dios para tratar inteligentemente con las experiencias variadas de la vida, que resulta en bendición para todos los involucrados. Proverbios dice lo siguiente “El temor del Señor es el principio de la sabiduría” (9.10) en la época de oro de la Nación de Israel. Eclesiastés señala que es inútil acatar los mandatos de la sabiduría sin ser humilde ante Dios y mantener una relación profunda con Él. La sabiduría humana no puede obtener conocimiento de Dios, la sabiduría divina viene por revelación y está encarnada en Jesucristo, “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Col. 2:3).
“Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos”. Efesios 5:15-16
Existe una gran diferencia entre la sabiduría que viene de Dios y la que se adquiere por la experiencia, si bien se considera que a medida que pasan los años deberíamos ser más sabios, la realidad es diferente. El libro de Proverbios es “el manual de la sabiduría” y en el mismo encontramos respuesta a muchas situaciones que en la vida diaria tenemos que atravesar. Alli encontramos consejos como “Mas vale adquirir sabiduría que oro, más vale adquirir inteligencia que plata” Proverbios 16.15
Lo cierto es que todos podemos alcanzar este regalo precioso de Dios, no importa si tenemos más o menos educación, no es nuestra historia familiar ni las malas decisiones que hayamos tomado en la vida. Por eso el apóstol Pablo advierte a los hermanos de Efesios como si dijera ¡Abran los ojos!:
– Sean diligentes, “tengan cuidado”, esta palabra griega habla de precisión y exactitud, lo opuesto sería “andar descuidadamente y sin dirección correcta”
– Ser diligente es una marca de sabiduría, la persona sabia tiene una hoja de ruta, señala su rumbo, iza las velas y guía el timón hacia su destino. Alguien dijo: “Cuando no se sabe a qué puerto nos dirigimos ningún viento es favorable”.
– La vida es breve, es como la sortija de la calesita, sino la agarras pasa. La palabra “oportunidad” viene del latín y significa “hacia el puerto”, es aprovechar el viento y la corriente para llegar con seguridad.
– Los días son malos, la persecución romana estaba al asecho… hoy podemos decir las pestes nos rodean y las restricciones nos limitan.
– El tiempo es un don que tenemos que aprender a administrar correctamente, el tiempo que transcurre (chronos) y el tiempo señalado para el cumplimiento de los propósitos de Dios (kairos).
Los cristianos tenemos que ser gente sabia cuya sabiduría sea practicada, pues será nuestra norma de conducta. Al hablar de “andar” la Palabra refiere a “comportamiento”. Esto es una exhortación a no preocuparnos tanto por nuestro trabajo, educación, hogar, familia, entretenimientos, ropa, apariencia sino más bien a “nuestra manera de vivir”, siendo gente que piensa lo que hace, aprovecha al máximo cada momento oportuno y ha entendido la voluntad de Dios.
¿Cómo puedo tener esta sabiduría? El libro de Santiago 1.5 dice “Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie”.
Finalmente aclara: “¿Quién es sabio y entendido de ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría”. Santiago 3.13
Entonces, la sabiduría comienza con un temor saludable a Dios donde reconozco las consecuencias del pecado (Proverbios 1.7), se desarrolla estudiando la Biblia (1 Timoteo 3.16), se fortalece buscando la voluntad de Dios (Colosenses 1.9) y se demuestra aceptando la disciplina con buena disposición (Proverbios 12.1).
Seguramente conoces gente muy inteligente pero poco sabia, la sabiduría se nota a través de los resultados, no se trata de los bienes que tienes sino de cómo los disfrutas y puedes relajarte. Tampoco se trata de tener o no seres amados, sino en la manera en que te relacionas con ellos. La sabiduría te ayuda a seleccionar tus batallas, acomodar tus prioridades, valorar lo que realmente importa y dejar a un lado lo que te roba la paz y la vida. Un administrador sabio vive consciente de la importancia del tiempo, de sus responsabilidades, es sensible a la voz de Dios, se entrega cada día a Él y acepta los sucesos de su vida, busca y toma para si las oportunidades, aprende de sus errores pasados, invierte sus tiempo en hablar con su Señor y esperar su guía y dirección. ¿Cuántos de nosotros planeamos el día de manera que puedan utilizar sus oportunidades sabiamente? ¿Reconoces tus faltas con facilidad y eres una persona dócil para aprender? ¿Qué es lo que distingue a una persona sabia de una necia?
Finalicemos haciendo la siguiente oración: “Señor, gracias por los años de vida que nos has concedido, por cada momento difícil y placentero que hemos atravesado. Hoy tomamos el consejo de andar con sabiduría y diligencia, teniendo cuidado de nuestras pisadas, siendo administradores sabios de cada oportunidad que nos concedes. Tu eres el dueño de nuestro tiempo, enséñanos a caminar en el con sabiduría divina. En el nombre de Jesús, AMEN”.
Extracto recuperado de https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=3449775998473095&id=250697665047627