Al unísono, junto a mis hermanos

Autor: Enrique Strohschein

Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron. Josué 6:20 El pueblo había recibido pautas muy claras sobre su proceder para el sitio de Jericó. Lo primero era trabajar como si fueran uno, para el mismo objetivo. Pablo escribe a los Efesios, en el Capítulo 2:14 “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación…”Todos los cristianos, son UNO en Dios. Siendo los creyentes miembros de un mismo cuerpo, el cual dirige Cristo, se tiene que saber que labor desempeña y que no será de uno solo ya que el cuerpo se mueve unido hacia una misma dirección; bajo una sola voluntad. 1° Corintios 12:12 “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.” No sede subestimar el poder de la unidad y la necesidad de tener un mismo sentir. Hechos de los Apóstoles otorga una clara muestra de esto: “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Hechos 4:31-37

Recuerde: Todo hijo de Dios debe ser esa voz, que al unísono, rompe con los muros de este mundo para llevar la Palabra de Dios.

“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.” Efesios 2:19

La necesidad de pertenecer y estar en casa en una comunidad es importante para muchos. No pertenecer a una comunidad es experimentar la soledad. Una persona puede tener muchos conocidos y participar en varias organizaciones, pero eso no es lo mismo que conocer el sentimiento de pertenencia. Pablo aseguró a los primeros cristianos en Éfeso que estar “en Cristo” a través de la fe también los hizo parte de la comunidad del pueblo de Dios y la familia de Dios. Lo mismo es cierto para todos los hijos de Dios, hoy. La familia de Dios se llama la iglesia. Todos los que siguen a Jesús necesitan encontrar un hogar en la iglesia con otros creyentes en Cristo. Eso no siempre es fácil. Puede haber habido momentos, o incluso en este momento, en los que muchos se han sentido como un extranjero o un extraño. Quizás algunos han atravesados situaciones que han llevado a que la experiencia no sea tan acogedora como le hubiera gustado. Muchos han llegado a sentirse tentado a renunciar a ello. Pero hay un lugar en la casa de Dios para todos aquellos que lo deseen. Un gran y hermoso regalo de Dios, el poder ser parte de esta gran Familia.  Incluso cuando se ha encontrado su lugar en la familia de Dios, también se debe ser un agente de integración a los demás. El beneficio de pertenecer a un hogar espiritual, es una calle de doble sentido. No solo somos bendecidos, sino que estamos llamados a ser el instrumento en la mano de Dios para dar la bienvenida a los demás. No olvide lo que el salmista decía: “Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Salmos 133:1

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