La ley divina universal implantada por Dios es el crecimiento., todo crece… Nosotros también
Por Pastor Ruben Potanski
Comencé a dar mis pasos en el camino del Señor y adolescente a la edad de 13 años sirviendo en un grupo de jóvenes en una pequeña Iglesia Bautista
Luego más tarde me bauticé a los 16, y recibí el bautismo del Espíritu Santo a los 18 años; ya en una iglesia de linea pentecostal y desde entonces no deje de servir pasando por distintas áreas de servicio de la iglesia
Era el tiempo de las campañas de Carlos Annacondia y junto al grupo de jóvenes de la iglesia nos reuníamos antes de cada culto en la cocina de la iglesia para orar y ser llenos del Espíritu Santo. Fue un tiempo de mucha búsqueda y mucha gracia de Dios derramada sobre la vida de muchos de los jóvenes que nos juntamos para orar.
Ya de casados con mi esposa Susy quién ha sido para mi vida y ministerio un apoyo invaluable hasta aquí y con los chicos pequeños decidimos congregarnos en la iglesia Cristo Rey qué pastorea el pastor Rubén alegre, ya que vivíamos en el barrio, y así evitar viajes y demoras y el costo de los mismos
Fuimos inspirados por ellos para estudiar en el instituto bíblico a medida que servíamos en la iglesia y para ser sincero nos fuimos involucrando y de repente nos encontramos Viajando a la ciudad de Moreno para apoyar una obra que había comenzado la iglesia con una familia de Aquel lugar
Todo sucedió muy rápido y en medio de dos o tres meses en el año 1997 nos encontramos haciéndonos cargo de Aquel lugar y comenzando oficialmente a desarrollar nuestro ministerio.
Pasamos todo tipo de experiencias y necesidades Dios ha sido fiel hasta aquí y nos ha sostenido y muchas veces pienso si nos tocará comenzar de nuevo Cómo haríamos las cosas
Hemos emprendido desafíos alocados que no sé si con la experiencia actual volveríamos a hacerlo una cosa si se, que lo que hasta aquí se ha hecho Dios lo ha permitido y no me arrepiento de todo el esfuerzo y trabajo invertidos en la obra de Dios
Ya con nuestros hijos grandes, 2 casados con hijos de ministros y Cindy la menor sirviendo al señor con todo su corazón, no dejó de dar gracias a Dios por cada etapa de mi vida en la que él ha moldeado no sólo nuestras vidas personales si no cada integrante de nuestra familia
A la fecha estamos agradecidos al señor por la familia de creyentes que nos permite pastorear y la oportunidad de estar al frente del ministerio con tres obras aquí en Buenos Aires y una en Santiago Del Estero
Mas la desafiante experiencia de cada día estar en contacto con tantos Misioneros que apoyamos y orar para que Dios les respalde en sus proyectos
Aquella palabra de 1a Samuel Ebenezer hasta aquí nos ha ayudado El señor sigue siendo vital para mí y mi esposa qué nos toca afrontar en este tiempo nuevo desafíos diferentes a los primeros pero que nos dan la satisfacción de saber que estamos siendo útiles al señor
Ya con algunos dolores y con una vitalidad asentada por los años no Como cuando éramos jóvenes Nos gozamos en ver la obra de Dios y los frutos obtenidos en estos 22 años de ministerio
Es alentador ver a nuestros hijos involucrados en la obra de Dios y a tantos hijos espirituales servirle con tanta pasión con el afán de seguir ganando almas.
Es mi deseo con estas palabras poder alentar aquellos jóvenes que se inician en la obra de Dios, o no tan jóvenes que están dando los primeros pasos para decirle que Dios siempre tiene en cuenta el esfuerzo y el trabajo y el amor con que servimos a los santos y su galardón llega a nuestros corazones.
Antes de terminar quisiera traer a memoria aquella palabra que se encuentra en Mateo 25 en la parábola de los talentos, en la que el Señor de aquellos siervos le quita el talento a aquel que tenía uno y se lo da al que tenía diez.
Los diez talentos significan el fruto de la trayectoria, la fidelidad, la dedicación, el esfuerzo y compromiso hacia la encomienda que el Señor nos ha dado, pero el talento número once es el que me emociona, porque es el fruto de la gracia de Dios y es mucho mejor que el fruto de nuestra experiencia de servicio.
Trabajemos de manera que podamos ser bendecidos por Dios con su gracia y digamos, como siempre digo en los altares de consagración: SEÑOR, COMO TU QUIERAS, CUANDO TU QUIERAS Y DONDE TU QUIERAS, ESTOY DISPUESTO