Por Gerardo Sanders
Es muy lamentable cuando alguien de la congregación se aparta del camino del Señor y se vuelve hacia atrás luego de haberlo conocido. Podemos imaginarnos la profunda tristeza y el gran dolor que padeció el apóstol Pablo al momento de escribirle a su hijo espiritual Timoteo exponiendo la actitud de su colaborador Demas, “quien se marcho hacia Tesalónica, amando más este mundo” 2 TIMOTEO 4:10
Uno de los sucesos menos deseados de cualquier pastor es que se le vaya gente de su congregación. Si hay algo que nos duele extremadamente es cuando alguien que está con nosotros de pronto nos dice que se va de nuestro lado. Casi nada o muy poco se habla sobre esta cuestión entre consiervos. Tal vez, en caso extremo, uno se atreva a exponerlo con alguien de su más entera confianza tratando así de atenuar la congoja que esta noticia le produjo. Es que hay algo arraigado muy adentro nuestro que siempre nos impulsa a comentar más nuestros logros, tanto personales como ministeriales, que los reveces; buscamos no dar a conocer las cosas negativas, quizás por temor al que dirán o que pensaran de nosotros.
Los seminarios e institutos bíblicos instruyen a los futuros ministros en las diferentes áreas ministeriales pero generalmente no los preparan para estas penosas circunstancias. No estamos ajenos a que en algún momento esto pueda pasarnos, si no es que ya hemos atravesado por esta amarga y doliente experiencia. Es cierto que en todo lugar hay gente que debido a su estado espiritual interior, no quiere ni tampoco puede estar bajo una autoridad espiritual. También es sabido que existen personas itinerantes que recorren las iglesias buscando un cargo, un puesto o un
no se que… No nos dedicaremos aquí a adentrarnos en este asunto, mas bien consideraremos a aquellos que estando con nosotros, sirven al Señor, trabajan con mucho entusiasmo, tenemos interesantes proyectos para con ellos, y de pronto, algo acontece que los hace irse de la congregación para establecerse en otra y trabajar junto a otro Pastor.
HOY EN DIA ES PRACTICAMENTE IMPOSIBLE ENCONTRAR UNA CONGREGACION QUE NO TENGA ALGUN CREYENTE PROVENIENTE DE OTRA
La noticia de la partida de un hermano golpea fuerte en las emociones de un Pastor y si se trata de toda una familia el mazazo es aun mayor; queda una sensación entremezclada de angustia, tristeza, impotencia y resignación. ¿Que hacer cuando el ánimo decae, el corazón desfallece y uno se siente lastimado? ¿Y cuando la mente que nunca descansa, empieza a bucear entre los recuerdos más preciados de las vivencias compartidas junto al hermano que ya no está? Nuestra memoria evoca el día que llego a la iglesia, el instante aquel cuando abrió su corazón a Cristo, su bautismo, su crecimiento espiritual, y su compromiso para el servicio al Señor. Hemos orado con y por el, lo hemos guiado y aconsejado, estuvimos a su lado en sus luchas, en su pruebas y en sus momentos de
victoria y alegría. Lo hemos orientado a ejercer sus dones y talentos, lo apreciamos y lo amamos…
Si el caso fuere de un hermano que llegó a la iglesia procedente de otra congregación, seguramente seria casi igual, pues también recordaríamos el momento de su llegada y todo lo que invertimos en el tomándonos el tiempo para escuchar con paciencia su apenado relato, le hemos aconsejado para que pudiera resolver su situación personal para con su anterior pastor e iglesia, para luego si, recibirlo con calidez y afecto ocupándonos que sus heridas quedaran íntegramente sanadas. Nos gozamos viendo su progreso espiritual y lo que Dios hizo en su vida.
Pero rara vez nos detuvimos a pensar en el padecimiento que pudo haber causado el alejamiento de este hermano en el corazón de su anterior Pastor. Y ahora…, después de todos los momentos vividos y todo lo que hemos invertido en el, desde lo emocional, lo ministerial, nuestro amor, nuestro tiempo… ahora nos comunica esta dramática y sombría noticia: –“Pastor, me voy de la congregación”
DEBEMOS RECORDAR QUE LAS ALMAS NO SON PROPIEDAD EXCLUSIVA DE UN PASTOR NI DE UNA CONGREGACION; SINO QUE SON DEL SENOR
Por supuesto que todo Pastor desea que su iglesia crezca numéricamente. Pero no debemos olvidar que la parte espiritual es más importante que la numérica. Las cantidades son excitantes y tentadoras; pero podemos estar seguros que ellas no determinan el éxito ni el fracaso de los Ministros del Señor. Jesús nos pedirá cuentas, no sobre números sino como hemos realizado la misión que El nos ha encomendado. HEMOS SIDO LLAMADOS A GANAR ALMAS, NO A AMONTONAR PERSONAS
Los motivos por los cuales una persona toma la decisión de retirarse de la iglesia pueden derivarse de muchas y muy variadas circunstancias. Generalmente no es algo abrupto ni repentino. Una decisión así no se toma de la noche a la mañana. Es algo que va madurando lentamente en el corazón del cristiano.
SI ALGUIEN SE VA DE LA IGLESIA POR CAUSA DE LA GENTE, NUNCA ESTUVO POR CAUSA DE JESUS
Algunas de las situaciones que pueden precipitar tal determinación pueden estar relacionadas a los choques de autoridad y de poder entre los miembros o los líderes de la congregación, o problemas de vieja data que no fueron bien resueltos oportunamente. También los egos personales, los celos encubiertos y las envidias, creyentes con muchos años en la iglesia que gozan hoy de un apellido ilustre y prestigioso quienes quieren imponer sus conceptos en todos los asuntos eclesiásticos. Lideres devenidos en caudillos que se manejan en un contexto de autoritarismo o de intereses propios, hermanos con elevadas pretensiones ministeriales, las pocas posibilidades de servicio donde solamente participan quienes son afines a la idea o el pensamiento de los lideres o del Pastor, hermanos que se prepararon y tienen un tremendo potencial ministerial pero sienten que tienen un techo que no pueden traspasar, el estancamiento en el crecimiento debido a la poca enseñanza bíblica o a la falta de una visión clara, el desgaste que sufre un reducido grupo de hermanos quienes hacen toda la tarea de la iglesia y llevan toda la carga, problemas de criterio con el Pastor, problemas con la obediencia y la falta de sujeción, la no aceptación de una disciplina y aun pecados ocultos que no se quieren confesar ni sacar a luz, son solo algunas de las muchas razones.
TENGAMOS MUY EN CUENTA QUE LO MAS IMPORTANTE QUE UNA CONGREGACION TIENE, NO ES EL EDIFICIO, TAMPOCO LO SON LASESTRUCTURAS NI LAS ACTIVIDADES QUE DESARROLLA, SINO LAS
PERSONAS QUE LA COMPONEN
Echar mano a ciertas frases condenatorias cuando nos enteramos que alguien se va de
nuestro lado es una forma de ejercer una manipulación mezclada con una especie de
maldición encubierta. Esto no hace más que poner en evidencia el enojo que tenemos
dentro. Decirle a la persona: -Si te vas de la iglesia:… “te va a ir mal”, “te va a pasar
esto o aquello”, “vas a perder tu salvación”, “hagas lo que hagas, Dios no te va a
perdonar” o cosas similares, no solo no son correctas en la boca de un Siervo de Dios,
sino que añaden mas dolor y temor en el corazón del hermano… pero cuidado!!!
También cierra la puerta para un posible futuro regreso y encadena su espíritu a lo que
hemos sentenciado.
ME FUE DE MUCHA AYUDA Y DE SUMA BENDICION AQUELLA GRAN
ENSENANZA MINISTERIAL DE MI PASTOR, CUANDO UNA VEZ ME DIJO
QUE SI ALGUNA PERSONA SE IBA DE LA IGLESIA, NUNCA LE CERRARA LA
PUERTA. ELLA SIEMPRE DEBIA QUEDAR ENTREABIERTA POR SI
DECIDIERA VOLVER
Otro gran error que se comete a menudo es usar el pulpito para emitir juicios, hablar
mal o decir cosas negativas del hermano que se fue, sacando a relucir todos sus defectos
y errores pasados, o para prohibirle u ordenarle a la iglesia de no juntarse y ni siquiera
saludarle. De esta manera estamos afectando las emociones o el espíritu, o ambos, de la
congregación, y se mal emplea la preciosa oportunidad que Dios nos brinda de ser
instrumentos de bendición para alentar y enseñar las verdades de su Palabra. Seamos
cautos con todo lo que oímos y no le demos total veracidad a los comentarios
maliciosos que nos llegan pues muchos pueden no ser ciertos. Muchas veces no
comprendemos los planes soberanos de Dios. La partida del hermano puede ser una
estrategia y un propósito divino para el engrandecimiento y la extensión del Reino de
Dios y para bendición de la vida del hermano, de la nuestra y aun de muchos otros
NO PORQUE ALGUIEN SE HAYA IDO A OTRA CONGREGACION PASA A SER
NUESTRO ENEMIGO; SIGUE SIENDO NUESTRO HERMANO EN LA FE
Lo que debemos hacer ante esta situación es cortar con todo tipo de confrontación que
se pudiere producir. También debemos despojarnos de todo orgullo, pues la grandeza
consiste en reconocer nuestros errores y equivocaciones, si fuimos directa o
indirectamente responsables de alguna situación, aunque haya sido por inexperiencia
propia, debemos pedir perdón y perdonar las ofensas tal como Jesús nos lo enseñó.
Debemos orar y enseñar a la iglesia a orar por el hermano y su familia recordando que
todos somos parte del Cuerpo de Cristo. Pedirle al Señor que nos llene de su amor y
paciencia, y que su Espíritu nos ayude y nos guíe en esta y en otras circunstancias.
Clamar al Señor para que ningún resentimiento quede arraigado en nuestro corazón; ni
permitir que se critique al hermano que se fue haciendo leña del árbol caído. Buscar en
Dios, que si hubiere heridas propias y en el hermano, se sanen. Fomentar siempre la
armonía y la unidad. No nos olvidemos que aquel que se fue de la iglesia también puede
estar herido y lastimado por las circunstancias, y que también ama al Señor, tanto o más
que nosotros mismos, ALGUNOS HERMANOS NOS LLENARAN DE SATISFACCIONES, OTROS
PUEDEN HERIRNOS Y OTROS… NOS PODRAN ABANDONAR.