LAS PRIMERAS IGLESIAS UAD

En 1947, la introducción del fichero de culto por el gobierno, la necesidad de tener personería jurídica para escriturar propiedades a nombre de la iglesia nacional, el crecimiento de la Obra y otros factores hicieron que los grupos de misioneros junto con los pastores nacionales se reunieran en la ciudad de 25 de Mayo para formar la Unión de las Asambleas de Dios en la Argentina. Los estatutos y declaración de fe adoptados concordaban con los de las Asambleas de Dios. Esto sucedió el 6 de junio de 1947. La primera Junta Ejecutiva fue compuesta por N.C Sörensen, E. Andersen, Kermit Jeffrey, F. Portillo y E.H Kerr. Para 1949, las Asambleas contaban con tres carpas, una imprenta, un Instituto Bíblico Pentecostal, una revista y alrededor de veinte congregaciones, mayormente en la provincia de Bs.As.

Una de las iglesias fundadoras de la Unión de la Asambleas de Dios es la que se halla en el pueblo Norberto de la Riestra. El reverendo Anastasio Sierra fue pionero de la obra en 1932, sucedido por el reverendo Ángel Maglioto. Maglioto relató que conoció el Evangelio durante su niñez; en esta época de su vida Dios lo sanó de un mal terrible: el Señor enderezó sus pies torcidos por medio de un milagro de fe cuando el pastor Sierra oró por él. A los 16 años de edad se convirtió y cuatro años más tarde salió a la obra, llevando la gloriosa simiente a quienes no la conocían.

En la ciudad de Bolívar se encuentra otra de las iglesias más antiguas. En el año 1917 llegaron a este lugar el reverendo N.C Sörensen y su esposa, quienes sembraron la semilla de una gran obra que sigue marchando hasta el presente. En 1932, cuando el pastoreado estaba a cargo del Dr. Wortman, los hermanos adquirieron la propiedad que actualmente posee la iglesia. La obra creció tan rápidamente que el salón resultaba pequeño para acoger a las numerosas personas que concurrían a las reuniones. Pasados dos años, en 1925, el Señor visitó a la iglesia con un copioso derramamiento del Espíritu Santo, y a fines de 1932 los hermanos tenían el placer de inaugurar su propio templo a unas pocas cuadras de la plaza central.