UN MINISTERIO AUTÉNTICO

Por Osvaldo Carnival

 

En Hechos 1:1 Lucas le habla a Teófilo y le cuenta acerca de las cosas que Jesús hacía y enseñaba. Esto es algo sencillo, pero nos marca un orden. Jesús no enseñaba nada que antes no practicara en su propia vida. Hoy en día la ciencia ha corroborado algo que La Palabra de Dios nos ilustra: no hay otro método más excelente en la pedagogía, la enseñanza, la didáctica, que el poder del ejemplo. Hace un tiempo un padre me dijo: “Pastor, ¿qué le puedo enseñar yo a mi hijo, si no tengo ni 7° grado y él ya está avanzando y va camino a ser universitario?”. Le respondí: “No se equivoque, nosotros no enseñamos de lo que sabemos, sino de lo que somos”.

Es indispensable que nuestro mensaje surja a partir de lo que somos.

En los tiempos que nos toca vivir, necesitamos entender que el mensajero es el mensaje. Vivimos en la era de la imagen, donde constantemente se produce un desdoblamiento que podemos observar claramente en las campañas políticas, por ejemplo. Los políticos tienen asesores de imagen que aconsejan: “Hágalo de esta manera”. Las masas necesitan ver una determinada imagen, y esta es la razón por la que los pastores necesitamos enfrentar el desafío de instruirnos en nuestra imagen, para así poder pararnos de manera efectiva ante los gobernantes y las multitudes, desde una radio, o un programa de televisión o cualquier otro evento. El grave riesgo es cuando comienza a producirse un desdoblamiento. No es tan importante lo que una persona dice cuando sube a la plataforma, sino su comportamiento cuando baja de ella, su manera de caminar, su vida cotidiana, la interacción con su familia, en su hogar. ¡Ese es el verdadero mensaje que la gente necesita! Hoy en día nuestro mayor valor es nuestra propia vida. Podemos ocuparnos en ser más elocuentes, más entendidos, en estar mejor capacitados, pero nunca debemos olvidar que nuestro mensaje por excelencia es nuestro carácter.

Nuestro ministerio es la consecuencia de nuestra relación con Dios y nuestra relación con nuestra familia. Si eso no existe, no hay ministerio. Podrá haber excusas, podremos pintarlo de una manera o de la otra, pero no hay ministerio. El mundo en el que vivimos necesita modelos. El Código Civil recientemente aprobado prevé el “divorcio express”, el cual permite que los matrimonios puedan divorciarse sin causa en el término de una semana, sin mediaciones de por medio, mientras el Código anterior requería tres. Respecto a este tema, una jueza que es creyente me comentó: “Osvaldo, muchas veces en las mediaciones rescaté a parejas diciéndoles: ‘¿Por qué no lo piensan un poco?’, pero hoy eso se acabó”. Si no nos gusta el aliento de nuestra pareja o esta cocina mal, podemos poner fin al matrimonio en el término de una semana, de manera unilateral y sin causa alguna. La familia está en crisis porque esto atenta contra la dignidad del hogar, contra el muro que ella representa. Por eso, más que nunca nuestro mensaje es indudablemente nuestra vida. El ministerio polariza la vida del cristiano, es decir que hace que nuestras virtudes y nuestros defectos se potencialicen. ¿Por qué? Porque nos expone, nos pone bajo presión.

Nuestro mayor poder de convencimiento es nuestra autenticidad. En este mundo tan interesado en la imagen, todo es engañoso; nada parece ser verdadero, por eso, si perdemos la autenticidad del ministerio, ¡perdemos el ministerio! Cada vez hay más títulos entre los pastores: predicador, pastor, apóstol, obispo, patriarca; ¡parece que existe una escalada jerárquica para obtener un título y luego otro! Sin embargo, cuando el apóstol Pablo se presenta en sus cartas, generalmente lo hace con expresiones como “siervo” o “esclavo de Jesucristo”. Estos términos remiten a algunas imágenes muy interesantes de aquel tiempo; una de ellas muy particular es la de los esclavos. Estos hombres estaban en las bodegas de las grandes embarcaciones, y su única función era remar hasta morir. Cuando esto ocurría, les sacaban los grilletes y los tiraban al agua. Pero estos hombres que trabajaban en total anonimato hacían que el barco avanzara. Al presentarse como esclavo, Pablo está diciendo: “Yo soy uno de esos que no espera títulos ni nombres, que no quiere estar en la popa ni en la proa, en la cartelera, en las placas recordatorias. Soy uno de los que están abajo, y mi único cometido es que la obra del Señor avance”.

De eso se trata. No es una actividad más; la idea es que nos subamos a un barco donde todos estamos en la bodega, dispuestos a servir al Señor sin importar quién tenga que estar en el frente. Difícilmente este país pueda tener un destino mejor si nuestra preocupación son los títulos, los nombres o las posiciones. Ahora, si estamos dispuestos a ser ese tipo de siervo que Pablo describe en la bodega, que rema y está dispuesto a entregar su vida, Argentina será transformada para la gloria de Dios. Por eso, te animamos a que seas parte e involucres a tu iglesia, a que seas uno de los remeros que hacemos avanzar la obra de Dios y llevamos la luz de Jesucristo allí donde hay oscuridad.

CONOCER AL ADVERSARIO

Por Carlos Annacondia

 

Sin embargo, muchas veces los creyentes ignorar al diablo, pensando que de esa manera no serán atacados o que es algo de lo que no hay que preocuparse. Pero él es nuestro adversario, y debemos conocer con qué armas cuenta.

Nuestra lucha es contra el diablo y su ejército. Él es nuestro enemigo. ¿Podemos entonces hablar de él? Claro que sí. Es un diablo derrotado, vencido. Pero es necesario que la Iglesia conozca ciertas cosas de él: ¿cuál es su objetivo, a qué vino, cuáles son sus artimañas? Ningún hijo de Dios debe tener temor de hablar de los propósitos de Satanás. Él debe ser descubierto. He conocido mucha gente que tiene temor hasta de pronunciar su nombre, pensando que tal vez si lo ignora estará fuera de su alcance. El diablo fue vencido, lo venció Jesús, y Él nos dio autoridad para que lo venzamos también nosotros. Ignorarlo no hará que nos respete.

Dice la Palabra del Señor en Juan 10:10 que él vino para robar, matar y destruir. Su único propósito en esta tierra es perturbar y destruir completamente la creación de Dios, a nosotros, sus hijos. Al diablo no le importará la actitud que tomemos. Siempre seremos su blanco y su objetivo.

Una cosa es glorificar al diablo y ver demonios por todos lados, y otra cosa es ignorarlo. Es un severo peligro creernos inmunes. Creer que Satanás no puede tocarnos es un riesgo. Él no nos toca si vivimos plantados en la Palabra. Por eso el apóstol Pablo dice que debemos ser llenos del Espíritu Santo y no darle ocasión al diablo, para que no tome ningún lugar en nuestra vida: “ni deis lugar al diablo” dice Efesios 4:27.

Debemos vivir en santidad, firmes en la Palabra de Dios, porque el diablo nos toma cuando nos descuidamos. Una de sus principales armas es infundir temor sobre aquellos que pretendemos descubrirlo o hacerle frente. Pero todo aquel que lo resiste debe saber que tiene autoridad dada por Dios para ordenarle en el nombre de Jesús. Podrá presentar muchas formas y manifestaciones, pero él es mentiroso y no puede desoír ni desobedecer la autoridad que tenemos en el nombre de Jesús.

“PASTORES” ESTRELLAS EN LAS MANOS DE JESÚS

Por José Luis Vena

 “El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro; las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias” (Apocalipsis 1.20).

¡La labor pastoral excede lo imaginado! Los Pastores son las “ESTRELLAS” en las manos de Jesús.

Y a su vez, sabemos que el Señor Jesús se mueve en medio de las congregaciones, todos aquellos que Él añadió y sigue añadiendo a Su Iglesia. El Señor las describe como “CANDELEROS” por cuanto irradian luz en medio de un mundo en tinieblas.

Apocalipsis es la revelación de los últimos tiempos. Es muy signi?cativo observar el capítulo uno cuando el Señor resucitado se revela a Juan. El que apoyaba su cabeza en el pecho de Jesús no pudo soportar Su gloria y majestad, y al verlo cayó como muerto a sus pies. El Señor se reveló a Su amado discípulo porque tenía una tarea que encomendarle: Escribir a los “ángeles” (Pastores) de las siete Iglesias.

Observar con detenimiento el desarrollo del libro es útil y muy oportuno. La distribución de estos dos capítulos nos ayuda a entender el rol de los Pastores y de las Iglesias locales. El Señor se revela a Juan, y surge la pregunta: ¿Por qué el mensaje a los Pastores de las siete Iglesias? Especialmente por lo que sigue, desde el capítulo cuatro en adelante, todo lo que acontecerá en el futuro de este mundo y en la eternidad.

El Señor resucitó victorioso. Esa es la introducción de Apocalipsis. A partir de la manifestación de la persona del Hijo lleno de gloria, le sigue un espacio que describe el lugar predominante y único que ocupan los Pastores. ¿Por qué le dedica el Señor Jesús una atención tan marcada?

Porque:

  • Los Pastores son los que el Señor estima como importantes y responsables de las Iglesias locales
  • La vida de los santos, su salud espiritual y santidad, depende de la tarea de los Pastores. La entrega, el cuidado de la sana doctrina y cómo éstos ministran a sus congregaciones, se ve re?ejado en la conducta de los santos.
  • La mención y descripción que hace el Señor Jesús de cada Iglesia los ubica en el plan de salvación. Esto indica que ningún ministro del evangelio puede atribuirse el derecho de hacer lo que quiere, sino que deben cuidar las leyes espirituales que tienen que regir la vida de los creyentes.
  • Cada una de las Iglesias mencionadas re?ejan la condición de vida que hoy viven muchas congregaciones: En  primer  lugar,  están  las  que  son  ?eles  y  se  han  esforzado  por  trabajar arduamente por amor del Señor, pero perdieron el primer amor, o sea, el sentido de sus vidas a la luz del nuevo nacimiento y como Cuerpo de Cristo; siguen aquellas otras con un bajo per?l de sí mismas, muy distinto al sentir del Señor Jesús, porque Él les dice que no son pobres sino ricas, y las exhorta a ser ?eles hasta el ?n; en tercer lugar, hay congregaciones que moran donde está el trono de Satanás, y están infestadas por falsas doctrinas que Dios aborrece, y advierte que vendrá contra ellos con la espada de Su boca si no hay arrepentimiento; las siguientes congregaciones son las que han dado espacio a espíritus mentirosos que seducen y engañan a los que viven livianamente en el pecado y viven engañados porque creen que logran descubrir las profundidades del pensamiento, y no son otra cosa que profundidades de Satanás; en quinto lugar están aquellas congregaciones que tienen nombre de que están vivas sin saber que hay muerte en ellos por cuanto sus obras son malas; aunque tienen algunos entre ellos que son ?eles; en sexto lugar se destacan las que son ?eles y a quienes el Señor se revela diciendo que tiene la llave de David y que abrió puerta delante de ellos, aunque Él sabe que no tienen mucha fuerza pero guardaron la Palabra y no negaron Su nombre, éstas son guardadas aun en los  momentos  de  prueba  las  más  difíciles  que  vienen  sobre  la  tierra;  y  por  último,  hay congregaciones que viven sin de?nición espiritual, ni frías ni calientes, sino que son tibias a las cuales el Señor vomitará de Su boca, porque se sienten ricas, pero no conocen las verdaderas riquezas en Dios.
  • Todas estas Iglesias tienen cosas que examinar, pero en todos los casos, la misericordia del Señor es grande porque les hace saber que Él tiene grandes promesas si se arrepienten. El “arrepentimiento” es clave; volverse al Señor de corazón, guardar la doctrina del evangelio anunciado, eliminar lo nocivo y pecaminoso, y valorar el poder de la vida que proviene de Él es maravilloso, milagroso y glorioso.
  • Este procedimiento en las Iglesias locales en la obra de santi?cación, es vital. El último mensaje indica el punto de transición por cuanto el Señor anuncia que Él está sentado en Su trono y Su anhelo es compartirlo son los Suyos y que se sienten así como Él se sentó con el Padre celestial en Su trono.
  • A partir de estos dos capítulos se abren los cielos para ver lo que acontece con el Señor en Su gloria. Los acontecimientos que se sucederán a partir de estos capítulos sacudirán la tierra, el cielo, y la exaltación del Señor Jesucristo con Su Iglesia no tiene precedente alguno.

El Apocalipsis o el Libro de las Revelaciones tiene un contenido eterno. Las Iglesias locales en la faz de la tierra son el paso obligado de los santos, y conforme a la FE y los frutos que den, así será el nivel de recompensa y exaltación junto con el Señor.

Los Pastores son personas claves para que los santos lleguen a ser participantes de las glorias que están preparadas para los ?eles. No es simple ni intranscendente la tarea y función de los Pastores. Son indispensables y necesarios por amor a la Iglesia del Señor Jesucristo. Es preciso que todos los Pastores se examinen a la luz de la Palabra del Señor bajo la guía del Espíritu Santo para discernir y reconocer qué cosas pueden afectarlos: Actitudes incorrectas, intereses personales que los mueven a tener un comportamiento no correcto, una conducta que está regida por criterios humanos y doctrinas que han abrazado a través de tiempo y que no corresponden con el Nuevo Hombre.

La sana doctrina no es opcional.  Siempre se responde a una doctrina como dice la Palabra: “diferentes doctrinas”, “doctrinas de error”, “doctrinas de hombres”, “doctrinas de demonios”; pero el Señor exhorta a abrazar y ser ?eles y ?rmes con la “DOCTRINA DEL SEÑOR JESÚS”.

Pastores, cuán grande es la honra que tenemos de ser las “estrellas” en las manos del Señor. Los ojos del Señor velan por la vida de los santos, pero Él le habla a los Pastores. Ahí estamos todos nosotros.

Oigamos lo que dice el Espíritu. Apreciemos lo que ya tenemos y demos gracias a Dios por ello. Plantemos nuevas Iglesias locales, levantemos Pastores sanos y llenos del Espíritu Santo, y cuidemos la sana doctrina.

Los cielos se abren para recibir al Señor cuando venga a buscar a Su Iglesia. Que nos halle en el centro de Su voluntad y agrademos al Señor con nuestras vidas y con nuestro ministerio por la Amada, porque esta es nuestra prioridad en la vida.

UN GRAN EDIFICIO.

Por Eduardo Ariel Codagnone.

Observando la obra del Señor y las instancias presentes en las que desarrollamos el ministerio, no podemos dejar de compararla con la construcción de un gran edificio.

Esta forma de mirar, puede introducirnos perfectamente al tema en este contenido.

Al desarrollar una obra tan grande como lo es la vida de la iglesia de Cristo, no podemos menos que mirarla desde una visión mundial.

Cada uno de nosotros como ministros de Dios tenemos la mirada y el corazón en lo que estamos haciendo en nuestro pequeño rincón, en el pueblo o ciudad donde el Señor nos instaló, pero consientes que el ministerio de la iglesia está en todo el mundo en cumplimento al plan divino de llenar la tierra de su gloria como las aguas cubren el mar.

Sin duda tenemos que manejar con dedicación todas las herramientas que tenemos y atender la consigna que  recibimos, pero una mirada a lo  que el  Espíritu  de Dios está haciendo, hace que nuestras fuerzas se renueven al comprender que somos una pequeña parte de un todo que se extiende por doquier y llega  hasta lo último de la tierra.

Hablar de herramientas es un tema que a los ministros nos gusta mucho.

Todo abnegado trabajador nunca deja de pensar como realizar mejor su trabajo y producir mayor cantidad de frutos.

Cuanto más precisa sea la herramienta, permitirá mayor exactitud y mayor rendimiento.

Atreves del tiempo las iglesias y los ministros tuvimos que cambiar muchos métodos, programas y sistemas de trabajo que en otras épocas fueron nuestras herramientas más eficaces.

En verdad los cambios que debimos hacer y los que haremos aun, se hicieron necesarios a partir no solo de los tiempos que vivimos, sino de las instancias presentes en que se encuentra la iglesia de Cristo llegando ya al fin de los tiempos, como se menciona en I. Corintios 10:11.

Una característica histórica que hemos practicado como la autocrítica que llega a ser desmedidamente despiadada y ciega en otros casos, no nos deja ver que el Espíritu  Santo nunca se durmió en preparar a la novia de Cristo para el encuentro glorioso.

Como ministros del evangelio observemos que en las maneras en que miramos a la iglesia, determinara la herramienta que pensamos utilizar.

Para no distraernos con desmedidos detalles, reconozcamos que el hoy exige otras herramientas que no se conocían en los tiempos bíblicos al modo que las conocemos  y utilizamos en estos tiempos. Sin embargo, aunque no existía internet funcionando por dispositivos electrónicos, con sus siervos en la antigüedad y luego con su iglesia, y sus ministros en la actualidad, Dios utiliza y sigue utilizando celestianet.

Jesús vivía conectado permanentemente. Su conexión nunca se caía y su sistema nunca fallaba.

Cuando recibimos a Cristo como el Salvador de nuestras vidas, el Señor puso su Espíritu en nosotros con toda la capacidad que también operaba en él.

Podría ser que nuestro modem interior tenga algunos inconvenientes con los virus de las lógicas teológicas   y sus vertientes confundidas por las modas de las épocas, la simbología antigua, y las teorías eclesiales que nunca faltaron en la historia.

Una lectura detenida y sincera de la epístola de Pablo a los Colosenses, tanto como el libro de Hebreos y los nombres de Jesús en Apocalipsis pueden ejecutar el mejor antivirus espiritual para nuestro modem interior en la vida de servicio al Señor.

Con el mayor de los respetos. Miremos como herramientas del ministerio lo que nunca ha cambiado.

Nuestras mayores e infalibles herramientas del ministerio siguen siendo esa Palabra de Dios tan viva y eficaz como nunca antes, El poder de la sangre derramada por Jesús, la presencia todopoderosa de su Santo Espíritu y La gloria del Rey soberano en su trono junto al Padre.

Hebreos 12:2, presenta en extracto la obra completa del Señor, al modo en que se describe en I. Timoteo 3:14-16.

El Cristo glorioso en su trono de majestad no es simbólico o teórico, es la realidad maravillosa por la cual los que servimos al Señor podemos ver mayores cosas que las que se vieron en los tiempos de la iglesia naciente en el primer siglo en total cumplimiento a las palabras del Señor.

Mayores obras harán, porque yo voy al Padre.

Las herramientas que cualquier persona utiliza son las que se necesitan conforme a la instancia en la que está la obra que está haciendo.

Situarnos en el tiempo y en la instancia en que esta la novia de Cristo, nos ayuda a utilizar las herramientas más precisas.

Nosotros no vivimos en la historia sino en tiempos únicos coronado por el cumplimento de lo que Dios había prometido. De modo que lo que antes fue promesa divina, hoy es riqueza en Gloria en Cristo Jesús. Recordemos que nosotros no vivimos en el antes sino después.

  1. Después del nacimiento del Jesús, tal como fue prometido por el Padre. El día que ingresó en el templo se cumplió la profecía y la gloria postrera de ese lugar, sería mayor. Allí entro Dios mismo.
  2. Después que se plasmara en las Sagradas Escrituras la revelación del Padre y sus inigualables enseñanzas.
  3. Después de la obra redentora de Cristo consumada en la cruz con la que abrió el cielo, Juan 1:51. Y estableció el acceso directo al Padre.
  4. Después de los tres días en el sepulcro, cuando ingreso al reducto del ladrón y recupero las llaves que Adán perdió en el Edén.
  5. Después de la resurrección en gloria con la que dio respaldo a todo lo prometido en el pasado y todo el respaldo a quienes lo servimos hoy.
  6. Después del derramamiento del Espíritu Santo en pentecostés y en todos los altares donde es ministrado por la iglesia.
  7. Después de completarse las Sagradas Escrituras con la revelación total del Cristo reinante. Filipenses 2:5-11.

Nosotros estamos en el después de haberlo recibido como Salvador y servirlo como nuestro Señor. El único antes que reconocemos es Antes de su venida en gloria para buscar a su amada que lo espera, lo adora y lo anuncia mientras sigue siendo perfeccionada por el Espíritu Santo para ese encuentro celestial.

Presentaciones multimedia

Por Omar Fritz

Cuando conocí al Señor, en mis años mozos, por allí en la década de 1970, uno de mis primeros servicios al Señor fue colaborar con la Hna. Gladys, maestra de escuela bíblica en una humilde barriada “del otro lado del canal” en la ciudad de Bahía Blanca. Un día ella me pidió llevar el “franelógrafo”. “¿Frane qué?” -pensé, pués mi concepción de la palabra era completamente distinta. Resulta ser que era un trozo de tela (franela) a la que se le adherían las figuras que servirían como ilustración para la presentación de la clase.

Los años han transcurrido, y hoy la muchachada se encuentra como yo hace más de cuarenta años, sin saber qué era aquello, pero sí sabiendo lo que es un Proyector multimedia (mal llamado cañón) o una pantalla Led. Los tiempos han cambiado y se hace menester utilizar los fantásticos medios, recursos y herramientas que Dios nos está proveyendo; siendo uno de ellos las presentaciones multimediales.

Realizar este tipo de presentaciones es para algunos un mal necesario y para otros una pesadilla. Hoy, tanto en el ambiente laboral como en el nuestro, esta herramienta es casi omnipresente y es fundamental lograr dominar su uso.

Desde la perspectiva de quien ha asistido a innumerables conferencias, charlas, clases y ponencias, es que a continuación enumero algunos criterios que a mi humilde entender, se deben tener en cuenta para crear y efectuar una presentación:

Planificación. Es importantísimo delinear con claridad el objetivo que deseamos lograr con nuestra presentación, pues este nos guiará en el proceso de desarrollo de la misma. De esta forma ahorraremos tiempo y esfuerzo a la hora de su confección y de lograr el objetivo deseado.

Contenidos.

Estos deben ser bien visibles. Los colores de los diferentes elementos -texto, imágenes, gráficos y el fondo- deben contrastar lo suficiente como para posibilitar la clara, rápida y fácil lectura de los mismos. La calidad de las imágenes debe ser alta.

El fondo y los elementos comunes que aparecerán en todas las diapositivas debe ser cuidadosamente seleccionado para facilitar la lectura de los textos o la visión de las imágenes que se incluyan en la presentación. El diseño debe ser consistente y guardar una clara relación entre la diapositiva de título y las restantes.

Las líneas de texto deben ser como máximo seis o siete. Con un interlineado entre 1,2 y 1,5 para que no queden “aplastadas” las líneas intermedias. Esto facilitará enormemente su lectura y comprensión desde cualquier parte del auditorio. Así las líneas de texto no se confundirán.

La fuente ha de ser de fácil lectura, por ello la tipografía debe contrastar con el fondo. Su tamaño recomendado es de 30 ó 32 puntos para que sea claramente visible para toda la audiencia, aún para quien esté alejado del punto de exposición. Es conveniente (con una posible excepción en los títulos) utilizar Mayúsculas/Minúsculas. Todo el texto en mayúsculas aburre, confunde y da la impresión de que el orador está GRITANDO a la audiencia. Es conveniente, de acuerdo al interés y objetivo del expositor, utilizar versalitas, negrillas y subrayados; como así también distintos colores, siempre cuidando el principio de clara legibilidad desde cualqueir ángulo.

Las Imágenes o Ilustraciones. Su incorporación obedece a la necesidad de complementar la información textual haciéndola más comprensible, aportando información importante o facilitando la comprensión de los contenidos a nivel visual, no a la “belleza estética” (si bien es cierto que esta es de relevancia). Ellas deben ilustrar, aclarar los puntos oscuros o poco compresnibles. Es por ello que deben ser pertinentes al punto en cuestión. Hay que tener especial cuidado con las “imágenes animadas”, pues estas, por su característica fundamental -el movimiento- captan poderosamente la atención de la audiencia. Se debe recordar que estas deben complementar los contenidos que se desean presentar y nunca servir de distractores que dificulten la concentración de los oyentes en los conceptos que se exponen.

Exposición. Si lo anteriormente mencionado es importante y de tenerse en cuenta, este no lo es menos.

Ensayar antes. Se hace necesario, una vez terminada la elaboración de la presentación, ensayar su “puesta en escena” para evitar al máximo situaciones embarazosas o de confusión, pués puede no llegar a “funcionar” adecuadamente el orden de las diapositivas, las animaciones y demás elementos. No es desconocido por muchos que algún disertante en el mismo momento de comenzar su discurso entrega al operador su presentación y esta no es compatible con el equipo utilizado en el lugar, generando frustración, pérdida de tiempo y atención. Motivo por el cual es conveniente entregar al mismo con anticipación el material para evitar estas cuestiones.

En línea con lo precedente, es pertinente evaluar la conveniencia de si el operador manipula la presentación, o lo realiza el mismo orador. Existen elementos para controlar la presentación a distancia (control remoto con puntero laser), evitando así las interrupciones del “la próxima por favor”; “no esta no, la otra”; “dale para adelante… a ver… no dale para atrás” cuestiones todas que desvían la atención y le quitan profesionalidad tanto al uno como a la otra.

Respetar al auditorio evitando insultarlo leyendo el contenido de las diapositivas. Si el expositor lee los contenidos, está asumiendo que sus oyentes no saben leer. Es menester, entonces, sustraerse de leerlas. Se ha de recordar que la presentación es una “ayuda” para los presentes. El apoyarse desmedidamente en ellas manifiesta inseguridad y desconocimiento del tema tratado.

Evitar mirar la pantalla cuando se expone, salvo aquellos casos en que se quiera resaltar algún aspecto puntual señalándolo con el puntero láser.

Finalmente, si va con el tema, se puede incluir el Hashtag del mismo al inicio y al final de la presentación así como los perfiles en redes sociales. Esto facilita a la audiencia la participación en redes sociales sobre el asunto tratado y además se estará ayudando a mantener y aún aumentar los seguidores del tema, el ministerio y/o la congregación.

Siguiendo estas sencillas sugerencias, se logrará mayor efectividad en la presentación de distintas temáticas en distintos auditorios.

 

Fuentes:

Presentaciones Multimedia. C. Belloch – UVEG – https://www.uv.es/bellochc/pdf/Presentaciones%20multimedia.pdf

Cómo Hacer Presentaciones Efectivas. UNIVERSIA – www.universia.net

CUANDO ALGUIEN SE VA DE LA IGLESIA

Por Gerardo Sanders

Es muy lamentable cuando alguien de la congregación se aparta del camino del Señor y se vuelve hacia atrás luego de haberlo conocido. Podemos imaginarnos la profunda tristeza y el gran dolor que padeció el apóstol Pablo al momento de escribirle a su hijo espiritual Timoteo exponiendo la actitud de su colaborador Demas, “quien se marcho hacia Tesalónica, amando más este mundo” 2 TIMOTEO 4:10

Uno de los sucesos menos deseados de cualquier pastor es que se le vaya gente de su congregación. Si hay algo que nos duele extremadamente es cuando alguien que está con nosotros de pronto nos dice que se va de nuestro lado. Casi nada o muy poco se habla sobre esta cuestión entre consiervos. Tal vez, en caso extremo, uno se atreva a exponerlo con alguien de su más entera confianza tratando así de atenuar la congoja que esta noticia le produjo. Es que hay algo arraigado muy adentro nuestro que siempre nos impulsa a comentar más nuestros logros, tanto personales como ministeriales, que los reveces; buscamos no dar a conocer las cosas negativas, quizás por temor al que dirán o que pensaran de nosotros.

Los seminarios e institutos bíblicos instruyen a los futuros ministros en las diferentes áreas ministeriales pero generalmente no los preparan para estas penosas circunstancias. No estamos ajenos a que en algún momento esto pueda pasarnos, si no es que ya hemos atravesado por esta amarga y doliente experiencia. Es cierto que en todo lugar hay gente que debido a su estado espiritual interior, no quiere ni tampoco puede estar bajo una autoridad espiritual. También es sabido que existen personas itinerantes que recorren las iglesias buscando un cargo, un puesto o un
no se que… No nos dedicaremos aquí a adentrarnos en este asunto, mas bien consideraremos a aquellos que estando con nosotros, sirven al Señor, trabajan con mucho entusiasmo, tenemos interesantes proyectos para con ellos, y de pronto, algo acontece que los hace irse de la congregación para establecerse en otra y trabajar junto a otro Pastor.

HOY EN DIA ES PRACTICAMENTE IMPOSIBLE ENCONTRAR UNA CONGREGACION QUE NO TENGA ALGUN CREYENTE PROVENIENTE DE OTRA
La noticia de la partida de un hermano golpea fuerte en las emociones de un Pastor y si se trata de toda una familia el mazazo es aun mayor; queda una sensación entremezclada de angustia, tristeza, impotencia y resignación. ¿Que hacer cuando el ánimo decae, el corazón desfallece y uno se siente lastimado? ¿Y cuando la mente que nunca descansa, empieza a bucear entre los recuerdos más preciados de las vivencias compartidas junto al hermano que ya no está? Nuestra memoria evoca el día que llego a la iglesia, el instante aquel cuando abrió su corazón a Cristo, su bautismo, su crecimiento espiritual, y su compromiso para el servicio al Señor. Hemos orado con y por el, lo hemos guiado y aconsejado, estuvimos a su lado en sus luchas, en su pruebas y en sus momentos de
victoria y alegría. Lo hemos orientado a ejercer sus dones y talentos, lo apreciamos y lo amamos…

Si el caso fuere de un hermano que llegó a la iglesia procedente de otra congregación, seguramente seria casi igual, pues también recordaríamos el momento de su llegada y todo lo que invertimos en el tomándonos el tiempo para escuchar con paciencia su apenado relato, le hemos aconsejado para que pudiera resolver su situación personal para con su anterior pastor e iglesia, para luego si, recibirlo con calidez y afecto ocupándonos que sus heridas quedaran íntegramente sanadas. Nos gozamos viendo su progreso espiritual y lo que Dios hizo en su vida.
Pero rara vez nos detuvimos a pensar en el padecimiento que pudo haber causado el alejamiento de este hermano en el corazón de su anterior Pastor. Y ahora…, después de todos los momentos vividos y todo lo que hemos invertido en el, desde lo emocional, lo ministerial, nuestro amor, nuestro tiempo… ahora nos comunica esta dramática y sombría noticia: –“Pastor, me voy de la congregación”
DEBEMOS RECORDAR QUE LAS ALMAS NO SON PROPIEDAD EXCLUSIVA DE UN PASTOR NI DE UNA CONGREGACION; SINO QUE SON DEL SENOR

Por supuesto que todo Pastor desea que su iglesia crezca numéricamente. Pero no debemos olvidar que la parte espiritual es más importante que la numérica. Las cantidades son excitantes y tentadoras; pero podemos estar seguros que ellas no determinan el éxito ni el fracaso de los Ministros del Señor. Jesús nos pedirá cuentas, no sobre números sino como hemos realizado la misión que El nos ha encomendado. HEMOS SIDO LLAMADOS A GANAR ALMAS, NO A AMONTONAR PERSONAS

Los motivos por los cuales una persona toma la decisión de retirarse de la iglesia pueden derivarse de muchas y muy variadas circunstancias. Generalmente no es algo abrupto ni repentino. Una decisión así no se toma de la noche a la mañana. Es algo que va madurando lentamente en el corazón del cristiano.
SI ALGUIEN SE VA DE LA IGLESIA POR CAUSA DE LA GENTE, NUNCA ESTUVO POR CAUSA DE JESUS

Algunas de las situaciones que pueden precipitar tal determinación pueden estar relacionadas a los choques de autoridad y de poder entre los miembros o los líderes de la congregación, o problemas de vieja data que no fueron bien resueltos oportunamente. También los egos personales, los celos encubiertos y las envidias, creyentes con muchos años en la iglesia que gozan hoy de un apellido ilustre y prestigioso quienes quieren imponer sus conceptos en todos los asuntos eclesiásticos. Lideres devenidos en caudillos que se manejan en un contexto de autoritarismo o de intereses propios, hermanos con elevadas pretensiones ministeriales, las pocas posibilidades de servicio donde solamente participan quienes son afines a la idea o el pensamiento de los lideres o del Pastor, hermanos que se prepararon y tienen un tremendo potencial ministerial pero sienten que tienen un techo que no pueden traspasar, el estancamiento en el crecimiento debido a la poca enseñanza bíblica o a la falta de una visión clara, el desgaste que sufre un reducido grupo de hermanos quienes hacen toda la tarea de la iglesia y llevan toda la carga, problemas de criterio con el Pastor, problemas con la obediencia y la falta de sujeción, la no aceptación de una disciplina y aun pecados ocultos que no se quieren confesar ni sacar a luz, son solo algunas de las muchas razones.
TENGAMOS MUY EN CUENTA QUE LO MAS IMPORTANTE QUE UNA CONGREGACION TIENE, NO ES EL EDIFICIO, TAMPOCO LO SON LASESTRUCTURAS NI LAS ACTIVIDADES QUE DESARROLLA, SINO LAS
PERSONAS QUE LA COMPONEN
Echar mano a ciertas frases condenatorias cuando nos enteramos que alguien se va de
nuestro lado es una forma de ejercer una manipulación mezclada con una especie de
maldición encubierta. Esto no hace más que poner en evidencia el enojo que tenemos
dentro. Decirle a la persona: -Si te vas de la iglesia:… “te va a ir mal”, “te va a pasar
esto o aquello”, “vas a perder tu salvación”, “hagas lo que hagas, Dios no te va a
perdonar” o cosas similares, no solo no son correctas en la boca de un Siervo de Dios,
sino que añaden mas dolor y temor en el corazón del hermano… pero cuidado!!!
También cierra la puerta para un posible futuro regreso y encadena su espíritu a lo que
hemos sentenciado.
ME FUE DE MUCHA AYUDA Y DE SUMA BENDICION AQUELLA GRAN
ENSENANZA MINISTERIAL DE MI PASTOR, CUANDO UNA VEZ ME DIJO
QUE SI ALGUNA PERSONA SE IBA DE LA IGLESIA, NUNCA LE CERRARA LA
PUERTA. ELLA SIEMPRE DEBIA QUEDAR ENTREABIERTA POR SI
DECIDIERA VOLVER
Otro gran error que se comete a menudo es usar el pulpito para emitir juicios, hablar
mal o decir cosas negativas del hermano que se fue, sacando a relucir todos sus defectos
y errores pasados, o para prohibirle u ordenarle a la iglesia de no juntarse y ni siquiera
saludarle. De esta manera estamos afectando las emociones o el espíritu, o ambos, de la
congregación, y se mal emplea la preciosa oportunidad que Dios nos brinda de ser
instrumentos de bendición para alentar y enseñar las verdades de su Palabra. Seamos
cautos con todo lo que oímos y no le demos total veracidad a los comentarios
maliciosos que nos llegan pues muchos pueden no ser ciertos. Muchas veces no
comprendemos los planes soberanos de Dios. La partida del hermano puede ser una
estrategia y un propósito divino para el engrandecimiento y la extensión del Reino de
Dios y para bendición de la vida del hermano, de la nuestra y aun de muchos otros

NO PORQUE ALGUIEN SE HAYA IDO A OTRA CONGREGACION PASA A SER
NUESTRO ENEMIGO; SIGUE SIENDO NUESTRO HERMANO EN LA FE
Lo que debemos hacer ante esta situación es cortar con todo tipo de confrontación que
se pudiere producir. También debemos despojarnos de todo orgullo, pues la grandeza
consiste en reconocer nuestros errores y equivocaciones, si fuimos directa o
indirectamente responsables de alguna situación, aunque haya sido por inexperiencia
propia, debemos pedir perdón y perdonar las ofensas tal como Jesús nos lo enseñó.
Debemos orar y enseñar a la iglesia a orar por el hermano y su familia recordando que
todos somos parte del Cuerpo de Cristo. Pedirle al Señor que nos llene de su amor y
paciencia, y que su Espíritu nos ayude y nos guíe en esta y en otras circunstancias.
Clamar al Señor para que ningún resentimiento quede arraigado en nuestro corazón; ni
permitir que se critique al hermano que se fue haciendo leña del árbol caído. Buscar en
Dios, que si hubiere heridas propias y en el hermano, se sanen. Fomentar siempre la
armonía y la unidad. No nos olvidemos que aquel que se fue de la iglesia también puede
estar herido y lastimado por las circunstancias, y que también ama al Señor, tanto o más
que nosotros mismos, ALGUNOS HERMANOS NOS LLENARAN DE SATISFACCIONES, OTROS
PUEDEN HERIRNOS Y OTROS… NOS PODRAN ABANDONAR.

DETERMINADOS A CRECER Y EXTENDERNOS

Por Carlos Silveira.

El iglecrecimiento es un tópico que nos mantiene preocupados a todos los ministros. Invertimos nuestras vidas en llenar templos, salones, casas y todo aquello que podamos convertir en nuestra iglesia. Lo cierto es que, cuando hablamos de una iglesia creciente, no tiene la misma connotación en Ushuaia que en la Quiaca. No es lo mismo decir “tengo una iglesia grande” en Capital Federal o en la Matanza, que decir “tengo una iglesia grande” en San Carlos “Corrientes” o en “Picada Guatambú”, Misiones. Un pastor puede sentirse frustrado cuando compara la cantidad de sillas que tiene en su iglesia con la gente parada que quedan paradas en lugares donde la densidad de población supera ampliamente su realidad.

Hace veinte años conocimos con mi esposa, al pastor Alberto Weiss. Estábamos en nuestra luna de miel, pero el “Tio Weiss”, se ofreció de una manera tan cordial a atendernos y mostrarnos su trabajo que no pudimos negarnos. Llegamos a un pueblo de las altas cumbres llamado Yacanto. Con mucha satisfacción nos mostró el templo que había levantado, pero tuvimos que hacer la pregunta de rigor: “Cuánta gente asiste acá”. Con un poco de vergüenza nos dijo: “unos 20 adultos y 50 niños”. Lo cierto es que el pueblo no superaba las 700 personas. Ese varón de Dios nos podía dar cátedra de cómo tener una iglesia creciente. ¡Cuántos de nosotros quisiéramos alcanzar el diez por ciento de nuestra ciudad!

Después de varios años de ministerios y haber compartido con muchos ministros de distintas realidades podemos concluir, como todos lo sabemos, que el crecimiento de nuestra iglesia no son sólo números. Depende del lugar, las circunstancias, los momentos de nuestros ministerios y del obrar maravilloso del Espíritu Santo. No obstante quiero compartir algunas determinaciones que tenemos que tomar para poder extendernos y multiplicarnos conforme a la voluntad de Dios.

Lo primero que tenemos que hacer es determinarnos a dejar atrás el pasado de éxitos y fracasos. Isaías 54.1, le dice a una mujer estéril que se regocije. Sabemos que lo peor que le podía pasar a una mujer en ese tiempo de la historia era no tener hijos. Es como abrir la iglesia y tener a la esposa, a los hijos y al borracho que se convierte todas las noches y grita amén desde la puerta, pero su vida no cambia.

Si nos enfocamos en el fracaso, no vamos a poder salir adelante. Lo mismo ocurre si los éxitos del pasado bajo nuestro mentor es la vara que se alza para hacernos sombras. Dejemos de lado la falta de realización, el tiempo de no multiplicarnos, la frustración y el fracaso y regocijé monos en poder servir a Dios en el lugar donde nos puso. Si hay mil, prediquemos para mil, pero sí sólo son diez, también prediquemos como para mil. Seamos fieles con los pocos y Dios nos va a poner sobre muchos.

Otra determinación es cambiar la actitud de nuestro corazón y nuestra mente. La mujer estéril a la que habla Isaías debía levantar canción y dar voces de júbilo, porque todos se iban a asombrar de la cantidad de hijos que iba a tener.

Es increíble como el ánimo de un pastor descontento se transmite a la congregación, puede intentar sonreír y ser amable, pero lo que sale de su boca va a delatar la condición de su corazón. La frustración y la falta de visión del obrar invisible del Espíritu Santo tarde o temprano va contagiarse en su familia y en su congregación.

Tenemos que tener una transformación interior como la que predicamos en nuestras iglesias: ¡Dios cambia tu tristeza en alegría;  tu amargura es cambiada en esperanza; la duda por fe y la esterilidad por fertilidad! Cuando este mensaje es real en nosotros se va a hacer real en la gente que lo escucha. Luchamos contra diferentes frustraciones, pero la Palabra opera igual en cualquiera de ellas.

Otra determinación que tenemos que tomar es, reforzar las áreas débiles de nuestras vidas y fortalecernos para poder crecer. Ensanchar la tienda, modificar las habitaciones,  alargar las cuerdas y reforzar las estacas, requiere análisis, planificación y esfuerzo. No es sencillo analizar en qué áreas estoy teniendo debilidades, qué estrategias tengo que cambiar y cómo lo voy a hacer. Podemos estar convencidos que lo que hacemos va a dar resultados, pero no siempre ocurre así. Por experiencia puedo decir que no en todos los barrios se pueden hacer células. Las distancias lo impiden, las relaciones sociales de la comunidad, la inseguridad puede ser otro obstáculo. Lo mismo que cuando rediseñamos una casa, nos sentamos y pensamos qué necesito, que tengo que tirar abajo, qué materiales van a ser más apropiados y cuáles no. De ese modo nuestra auto crítica nos tiene que permitir ver qué tenemos que ensanchar: nuestro corazón, nuestra fe, nuestra mente, nuestra generosidad, nuestra visión. ¿Qué estaca tendríamos que reforzar: el compromiso, la oración, la Palabra, la entrega?

No es fácil este punto porque puede desmoronar todo lo que pensamos que estaba correcto en nuestro ministerio y nos puede hacer volver a empezar, pero vale la pena.

Una visión renovada nos determina a extendernos y multiplicarnos a “la mano derecha y a la mano izquierda y también a que nuestros obreros lleguen más lejos, heredando la tierra”.

La extensión es una promesa que puedo hacer que se cumpla o no. Los ministerios monopólicos no pueden extenderse a todo lo que Dios quiere. Tenemos que ser enviadores de obreros y no padres sobreprotectores. Se pueden equivocar y caer, pero van a poder levantarse y seguir si eso estuvo en nuestro ADN.

Las nuevas conquistas requieren un impulso corporativo. El temor a quedarnos sin obreros nos va a detener el crecimiento, pero darle alas va permitirnos llegar a las “ciudades asoladas” y darle vida. No importa quién llegó porque la obra pertenece a Dios.

 La última determinación que tenemos que tomar es ser restaurados para cosas mayores. Después de muchos fracasos Dios llamó “a la mujer” en Isaías. Le recordó todo lo que había pasado, quizás porque en momentos de éxitos nos olvidamos quiénes fuimos un día y cómo el Señor nos restauró, pero le renovó sus promesas y su pacto.

Dios restaurará los errores y vergüenzas del pasado. Él va a afirmar nuestra identidad como hombres y mujeres llamados al servicio y nos va a dar continuamente nuevas oportunidades.

Cuando nos encontremos cómodos y realizados van a aparecer nuevos desafíos, a Dios le encanta movilizarnos, incomodarnos y ponernos otra vez en la situación en que no sabemos qué hacer si El no interviene. Eso forja en nosotros un carácter de siervos dependientes de Dios, nos anima a mantener nuestro espíritu conectado con el de Él, pero nuestra voluntad rendida a su presencia.

Para concluir, quisiera realzar la importancia de ser determinado, la determinación me hará tener un rumbo, me ayudará a perseverar y a tener esperanzas.

Job. 22:8 Determinaras asimismo una cosa, y te será firme, Y sobre tus caminos resplandecerá luz.                

Nuestro Dios siempre nos brindará oportunidades para crecer.