LA ORACIÓN QUE AGRADA A DIOS

Por: Por Claudio Freidzon

Tu decisión de hoy construye tu futuro. Dios es el mismo que bautizó a la iglesia en su comienzo, el día del Pentecostés. Es por eso que hoy desea activar tu fe para que puedas vivir en plenitud y así contagiar a tu familia y amigos. Si de su lado está el “llenarnos de su fuego” para llevar adelante su obra, de nuestro lado entonces, está el tomar buenas decisiones en el tiempo oportuno. Así como lo declara el Señor en su Palabra, “sus pensamientos son de bien”, por lo cual, Él desea obrar milagros y mostrarnos el mejor camino para nosotros. ¿Podrá Dios restaurar una familia, sanar un corazón o ayudarnos a vivir en santidad? ¡Claro que sí!

Dios puede sacar de lo malo, algo muy bueno; de lo poco, multiplicarlo en mucho. El Señor puede restaurar lo que se había destruido; puede ablandar corazones y sanar heridas. Pero, de nuestro lado, necesitamos tomar las decisiones correctas.

De nada sirve tomar una buena decisión cuando ya es demasiado tarde. Es por eso, que hoy la Palabra de Dios, toca a nuestros corazones para que podamos prestar atención a lo que el Señor desea guiarnos a comprender y así actuar de manera sabia.

Por lo tanto, veamos cuáles son las decisiones que debemos tomar en este tiempo:

Orar para alinearnos a Dios.“Una vez, Jesús estaba orando en cierto lugar. Cuando terminó, uno de sus discípulos se le acercó y le dijo: -Señor, enséñanos a orar, así como Juan les enseñó a sus discípulos. Jesús dijo: -Deberían orar de la siguiente manera: Padre, que siempre sea santificado tu nombre. Que tu reino venga pronto” (Lucas 11:1-2)

La primera decisión que necesitamos tomar en este tiempo es alinearnos con Dios. Es tener perseverancia en conocer su voluntad y poder avanzar hacia ella. Cuando Jesús les enseñaba a orar a sus discípulos, lo primero y más importante era declararnos sus hijos y someternos a su reino. Si el Maestro mismo necesitaba apartarse y conectarse con Dios, ¿cuánto más nosotros? Era allí donde recibía instrucciones para su ministerio, para la iglesia naciente y renuevo constante. Esta decisión va mucho más allá de pedir poder para ver milagros, sino primeramente, conocer lo que Dios desea hacer en cada situación. Es entablar un diálogo, donde nos alineamos a su plan y escuchamos su corazón.

Rodearse de cánticos de adoración. “Pues tú eres mi escondite; me proteges de las dificultades y me rodeas con canciones de victoria” (Salmo 32:7).

Evidentemente David, el salmista, estaba pasando tiempos difíciles y decidió rodearse de adoración, donde encontraba el verdadero refugio. ¡Más que nunca necesitamos incrementar el volumen de la alabanza a Dios! Nuestra adoración debe hablar más fuerte que la queja o el temor. Esto cambiará el ambiente de angustia y traerá libertad. ¿Es posible adorar a Dios en tiempos difíciles? ¿Cuáles son las alabanzas que cambian el ambiente en tu hogar?

Tener una fe intencional. Es tener una actitud activa, que se aleja de la comodidad para acercarse al Señor intencionalmente. Si anhelamos recibir algo de Dios, ¡es tiempo de levantarse para ir a buscarlo! Esta es la clase de fe que arrebata el milagro. “Una mujer de la multitud hacía doce años que sufría una hemorragia continua (…) Ella había oído de Jesús, así que se le acercó por detrás entre la multitud y tocó su túnica. Pues pensó: «Si tan solo tocara su túnica, quedaré sana» (…) Y él le dijo: «Hija, tu fe te ha sanado. Ve en paz. Se acabó tu sufrimiento»” (Marcos 5:24-34)

Esta mujer tenía un sufrimiento desde hacía muchos años. Sin embargo, tomó la decisión de buscar al Señor con una fe intencional. No se quedó esperando el milagro diciendo: “Si Dios quiere…” Sino que fue perseverante y lo buscó hasta que lo halló. Esta es la clase de fe que nos prepara para experimentar el cambio.

Llenar el vacío con plenitud. Cuando recibimos a Cristo en nuestra vida, de Él viene todo lo que necesitamos y en Él estamos plenos. ¿Qué es lo que distingue a un cristiano pleno? Es que luego de un genuino arrepentimiento, su vida es colmada de la presencia del Espíritu Santo. A un cristiano se lo distingue por los frutos, por el amor, porque conduce su vida sabiendo que es templo de Dios. Es la decisión de permitir que el Señor le ayude a resistir la tentación, a ser restaurado, a buscar la paz. Ser cristiano significa que Cristo vive en su corazón.

Jesús le dijo a sus discípulos: “En realidad, es mejor para ustedes que me vaya porque, si no me fuera, el Abogado Defensor[a] no vendría. En cambio, si me voy, entonces se lo enviaré a ustedes;” (Juan 16:7) “El Espíritu de Dios, quien levantó a Jesús de los muertos, vive en ustedes; y así como Dios levantó a Cristo Jesús de los muertos, él dará vida a sus cuerpos mortales mediante el mismo Espíritu, quien vive en ustedes”. (Romanos 8:11) “No me expulses de tu presencia y no me quites tu Espíritu Santo. Restaura en mí la alegría de tu salvación y haz que esté dispuesto a obedecerte”. (Salmos 51:11-12)

Decir Amén a las promesas de Dios. En 2 Corintios 1:18-20 Pablo enseña acerca de la fidelidad de Dios: “Mas, como Dios es fiel, nuestra palabra a vosotros no es Sí y No. Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él; porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios”. Dios es fiel y cumple sus promesas. Es por eso que necesitamos tomar la decisión de creerle al Señor. Aunque parezca muy difícil, Él tiene el poder para hacer realidad lo que te ha prometido.

Por lo tanto, es tiempo de alinearnos a la voluntad de Dios y buscar su presencia con un corazón rendido para agradarle. Más que nunca, necesitamos rodearnos de alabanza para que “pise” toda queja o temor y activar nuestra fe intencional para encontrarnos con los milagros de nuestro Padre Celestial. Puedes tomar la decisión de llenar el vacío con la plenitud del Espíritu Santo y confiar en que las promesas de Dios se cumplen. ¡Tu vida puede ser maravillosa! ¡Es tiempo de tomar buenas decisiones!

VOLVIENDO AL PRIMER AMOR

Por: Carlos Annacondia

Creo que cuando alguien recibe a quien le cambia la vida, su primer deseo es que otros conozcan esa verdad, el anhelo de que otros puedan experimentar lo mismo que yo conocí cuando recibí a Jesús.

Cuando llevaba una semana de haber conocido a Jesús, me preguntaron: ¿Recibiste el Espíritu Santo? Respondí con otro interrogante: ¿Qué es? Me dijeron: “Bueno, es el idioma de los ángeles para hablar con Dios”, entonces dije: “Yo quiero eso”.

Empecé a buscar a Dios intensamente, Él me había cambiado la vida, yo sabía que era real, que no era un mito ni historia antigua… Él es real. Hice lo que yo siempre le digo a los muchachos: “Buscá a Dios hasta que Dios aparezca”. En mi caso llegó después de diez o quince días de haber recibido a Jesús.

El Espíritu Santo vino sobre mi vida. Dios se manifestó y cuando estaba en el suelo, tocado por su poder, tuve una visión: un gran estadio de tres anillos lleno de gente a quienes les estaba hablando en un idioma desconocido, realmente no sabía cuál era. Esa lengua permaneció por lo menos un día y medio, casi ni podía hablar en castellano, porque pensaba en castellano pero al hablar salía esa lengua; dice la Biblia: “estas señales seguirán a los que creen…” y ocurrió como en el día de Pentecostés cuando todos comenzaron a hablar nuevas lenguas según el Espíritu les daba qué hablasen. Esa fue mi experiencia y a partir de ese momento comenzaron a ocurrir cosas.

Puedo decir que el primer amor es la llave del comienzo de algo, pero la continuidad es mantener esa llave para recibir siempre la dirección de Aquel que un día nos llamó; porque es muy fácil olvidarnos de Dios, dejar de orar, dejar de buscar a Dios. Creo que si dejamos un día de buscar a Dios estamos comenzando a gastar la energía, la vitalidad, la gracia que Dios ha puesto sobre nosotros y cada vez va a ir en disminución. Es muy sencillo hablar del primer amor como si fuera algo del pasado; cuando yo hablaba en lenguas estaba en permanente estado de alabanza: “Gloria a Dios” y hablaba en lenguas; todos me decían: “ya se le va a pasar”, yo no entendía eso y les dije: “Perdonen pero yo quiero vivir en el primer amor hasta el último día de mi vida”, eso es lo que siento en Dios.

Vivir así no es fácil, hay que pagar un precio y es buscar a Dios todos los días de nuestra vida, buscar en las Escrituras; no digo pasarnos el día entero porque hay mucha tarea para hacer, pero el tiempo de Dios dárselo a Él, para renovar las baterías, para que siempre esa pasión pueda permanecer en nosotros, de otro modo es muy factible que cuando uno vaya creciendo en el ministerio, pueda llegar el confort porque ya tenemos la gente, la iglesia, tenemos todo… y ahora podemos entrar en reposo… Dios nos demanda: Él es Dios de todos los días, de cada instante, de los momentos difíciles y de los momentos en los cuales tenemos que darle gracias a Dios, gracias porque siempre me has ayudado, gracias porque estás conmigo, gracias por mi familia.

Quiere decir que la comunicación con Dios es lo que mantiene el avivamiento. No tiene por qué apagarse el avivamiento porque está en nosotros, en nuestros corazones.

Un corazón con avivamiento contagia a otros, y a otros, y así sucesivamente. El avivamiento nunca termina, salvo cuando entramos en reposo, cuando nos olvidamos del altar, cuando nos olvidamos de la oración y cuando dejamos de gemir por los que sufren. 

Recuperado de: https://oramos.com.ar/blog/mensaje-al-corazon/volviendo-al-primer-amor

mano elevada al cielo

Volviendo al primer amor

 Por: Carlos Annacondia

Creo que cuando alguien recibe a quien le cambia la vida, su primer deseo es que otros conozcan esa verdad, el anhelo de que otros puedan experimentar lo mismo que yo conocí cuando recibí a Jesús.

Cuando llevaba una semana de haber conocido a Jesús, me preguntaron: ¿Recibiste el Espíritu Santo? Respondí con otro interrogante: ¿Qué es? Me dijeron: “Bueno, es el idioma de los ángeles para hablar con Dios”, entonces dije: “Yo quiero eso”.

Empecé a buscar a Dios intensamente, Él me había cambiado la vida, yo sabía que era real, que no era un mito ni historia antigua… Él es real. Hice lo que yo siempre le digo a los muchachos: “Buscá a Dios hasta que Dios aparezca”. En mi caso llegó después de diez o quince días de haber recibido a Jesús.

El Espíritu Santo vino sobre mi vida. Dios se manifestó y cuando estaba en el suelo, tocado por su poder, tuve una visión: un gran estadio de tres anillos lleno de gente a quienes les estaba hablando en un idioma desconocido, realmente no sabía cuál era. Esa lengua permaneció por lo menos un día y medio, casi ni podía hablar en castellano, porque pensaba en castellano pero al hablar salía esa lengua; dice la Biblia: “estas señales seguirán a los que creen…” y ocurrió como en el día de Pentecostés cuando todos comenzaron a hablar nuevas lenguas según el Espíritu les daba qué hablasen. Esa fue mi experiencia y a partir de ese momento comenzaron a ocurrir cosas.

Puedo decir que el primer amor es la llave del comienzo de algo, pero la continuidad es mantener esa llave para recibir siempre la dirección de Aquel que un día nos llamó; porque es muy fácil olvidarnos de Dios, dejar de orar, dejar de buscar a Dios. Creo que si dejamos un día de buscar a Dios estamos comenzando a gastar la energía, la vitalidad, la gracia que Dios ha puesto sobre nosotros y cada vez va a ir en disminución. Es muy sencillo hablar del primer amor como si fuera algo del pasado; cuando yo hablaba en lenguas estaba en permanente estado de alabanza: “Gloria a Dios” y hablaba en lenguas; todos me decían: “ya se le va a pasar”, yo no entendía eso y les dije: “Perdonen pero yo quiero vivir en el primer amor hasta el último día de mi vida”, eso es lo que siento en Dios.

Vivir así no es fácil, hay que pagar un precio y es buscar a Dios todos los días de nuestra vida, buscar en las Escrituras; no digo pasarnos el día entero porque hay mucha tarea para hacer, pero el tiempo de Dios dárselo a Él, para renovar las baterías, para que siempre esa pasión pueda permanecer en nosotros, de otro modo es muy factible que cuando uno vaya creciendo en el ministerio, pueda llegar el confort porque ya tenemos la gente, la iglesia, tenemos todo… y ahora podemos entrar en reposo… Dios nos demanda: Él es Dios de todos los días, de cada instante, de los momentos difíciles y de los momentos en los cuales tenemos que darle gracias a Dios, gracias porque siempre me has ayudado, gracias porque estás conmigo, gracias por mi familia.

Quiere decir que la comunicación con Dios es lo que mantiene el avivamiento. No tiene por qué apagarse el avivamiento porque está en nosotros, en nuestros corazones.

Un corazón con avivamiento contagia a otros, y a otros, y así sucesivamente. El avivamiento nunca termina, salvo cuando entramos en reposo, cuando nos olvidamos del altar, cuando nos olvidamos de la oración y cuando dejamos de gemir por los que sufren. 

Recuperado de: https://oramos.com.ar/blog/mensaje-al-corazon/volviendo-al-primer-amor

 

¿Qué es evangelizar?

Por: Carlos Annacondi

Como Iglesia de Jesús debemos comprender que la tarea suprema de evangelizar es un llamado a hacer guerra espiritual. En palabras más simples, evangelizar es poner en práctica la guerra contra Satanás. Es salir de las cuatro paredes del templo para ir al territorio enemigo, a un lugar llamado mundo. A las plazas, a los parques, las calles… allí donde el diablo tiene el control, el imperio y el dominio de las vidas esclavizadas por el pecado- Es salir fuera del cuartel general, allí donde los soldados se preparan para la batalla, para penetrar en el campo del adversario. Y no sólo esto, evangelizar es arrebatarle al diablo de sus mismas garras las vidas que tiene atrapadas.

Tenemos una misión clara en Marcos 16:15-18, contamos con la estrategia en 2 Corintios 4: 3-4 y Efesios 6: 10-18 nos muestra las herramientas necesarias para llevarla a cabo. Además, como Iglesia de Jesús, poseemos la autoridad para ordenar al diablo que suelte las almas para que el evangelio pueda resplandecer en todo la Tierra.

“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” Marcos 16:15-18

“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” 2 Corintios 4: 3-4

“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” Efesios 6: 10-18

Tan maravillosa es la Palabra de Dios que nos da el llamado, nos muestra el problema y nos ofrece la solución. Depende de nosotros poner por obra todo lo que en ella está escrito.

Es mi oración que su vida sea movida a la pasión por evangelizar. Para que comprendas, seas consciente y puedas ejercer la autoridad que Dios te ha dado para derrotar al diablo, para que muchos conozcan a Jesús. Y que puedas convertirte en un siervo de ferviente oración a favor de aquellos que tienen profunda necesidad de conocer a Cristo. Hoy más que nunca debemos clamar a Dios por los necesitados, al mismo tiempo que salimos a buscarlos.

Recuperado de: https://oramos.com.ar/blog/mensaje-al-corazon/que-es-evangelizar

bilbia en una mesa

Tiempos de refrigerio

Por: Por Claudio Freidzon

Hay un refrigerio para el alma que viene del Cielo.

“Ahora pues, arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios para que sus pecados sean borrados. Entonces, de la presencia del Señor vendrán tiempos de refrigerio (…)” Hechos 3:19-20

Para que hayan tiempos de refrigerio primero hay que tener arrepentimiento. Arrepentimiento es un cambio de actitud, volver a Dios.

“Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. 2 Pedro 3:8-9

El Señor puede llevar a la Iglesia, puede arrebatarla; pero la deja todavía tiempo en esta generación para que ninguno se pierda, para que todos tengan posibilidad de escuchar que en la presencia del Señor vienen tiempos de refrigerio.

Más que nunca la Iglesia del Señor va a ser levantada en este pentecostés, en el poder del Espíritu Santo, globalmente.

¿Cómo se espera un pentecostés hoy?

  1. Con expectativa de ver y de vivir lo que Jesús prometió para nosotros. Esperar con expectativa, según Hechos 1:14 significa perseverar unánimes en oración y ruego. “Todos se reunían y estaban constantemente unidos en oración”. Hechos 1:14
  2. Debían esperar en el lugar indicado. “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí”. Hechos 1:4. El derramamiento del Espíritu Santo no viene en el lugar de desobediencia, viene donde hay una actitud de obediencia. Desciende como consecuencia de una decisión de obedecer al Señor.
  3. Lo que antecede un mover del Espíritu Santo, es ese tiempo de búsqueda; ese tiempo de “insatisfacción”; el querer más del Señor.
  4. Esperar es la clave en el tiempo de preparación, anticipando el corazón en oración; lectura bíblica y clamando al Señor por su derramamiento en cada tiempo devocional. “Siempre tener una barca”.

 

Cuando una persona recibe a Jesús en su corazón y entiende que en Él está el refrigerio del alma, y conoce después el camino hacia un encuentro personal con el Espíritu Santo, entonces allí viene un tiempo de renovación; un tiempo de derramamiento del Espíritu Santo. Las claves para esperar el poder de Dios y ser revestido del fuego del Pentecostés son:

  1. Saber que Dios lo va a hacer. El fuego va a descender sobre el corazón sediento. No hay manera de que nada se interponga. Es algo que el Señor prometió.
  2. Los años de sequía y necesidad cesan, porque el Señor no retarda sus promesas.”… ve, muéstrate a Acab y Yo haré llover sobre la faz de la tierra”. 1 Reyes 18:1

 

Ese mismo poder del Espíritu Santo, va a venir sobre todos aquellos que declaren al Señor su deseo de caminar a partir de este día, de una manera más cercana a Su voluntad. “Decido obedecer; decido caminar detrás de tus pasos; decido que me des las fuerzas para poder ser obedientes a tus palabras”.

Cuando tomamos esas decisiones, de repente viene desde el cielo ese fuego; ese poder y autoridad. No debemos permitir que la vida cristiana se apague; que se haga rutinaria o religiosa.

El Señor no quiere religiosidad; quiere pasión. Viviendo la realidad de ser un testimonio de la iglesia en esta generación será el momento cuando el Espíritu Santo comienza a descender.

Recuperado de: https://oramos.com.ar/blog/mensaje-al-corazon/tiempos-de-refrigerio

“SIETE PASOS PARA LA UNCIÓN”

Por: Carlos Annacondia

Hay siete requisitos que cumplir para tener éxito en el ministerio cristiano. Estos son los elementos básicos para alcanzar un ministerio ungido y con éxito. Sin ellos, nuestro servicio será intrascendente y sin frutos.

  • 1.CONSAGRACIÓN.
  • Con esto me refiero a la entrega total de una persona a Dios. Ninguno de nosotros puede desarrollar un ministerio eficaz si no rendimos toda nuestra vida a Él. ¿Qué busca Dios de un siervo? Él sólo quiere una vida íntegramente rendida. Dios no busca un teólogo, ni un sabio, ni un dogmático, sino una persona del todo consagrada a Él. Dios no sólo busca capacidad o sabiduría, sino consagración y entrega. Lograr esto no es fácil, requiere luchas y demanda de nosotros una total entrega de muchas cosas que nos cuestan ceder.
  • 2.VISIÓN
  • ¿Cuál es la visión ministerial que Dios le ha dado? Dentro de la Iglesia de Cristo hay cinco ministerios importantes: apóstol, profeta, evangelista, pastor y maestro. Usted necesita saber cuál es el llamado que Dios le ha dado para luego poner sus ojos en ese objetivo. Debe terer una visión clara y exacta del ministerio a desarrollar. ¿Sabe cuál es el gran problema de la Iglesia de hoy? El triunfalismo. ¡Cuidado! Esta es una enfermedad que corroe los ministerios. Resulta que si un pastor tiene tres mil almas en su iglesia, una cantidad menor de personas le resultaría un fracaso. Entonces para alcanzar ese número de asistentes no importará lo que se deba hacer… En realidad no todos los llamados de Dios son iguales. Por lo tanto, si usted se equivoca en la visión, fracasa en el ministerio. Usted debe saber que hay pastores para mil, para diez mil, y hay pastores para cincuenta o cien almas. ¿Qué importa la cantidad? Lo importante es cumplir con el propósito y el plan de Dios para nuestras vidas.
  • 3.CONOCIMIENTO
  • Tener conocimiento es fundamental, pero debemos usarlo para servir al Señor y no para demostrarle al mundo nuestro nivel intelectual. La capacitación es esencial para responder adecuadamente a los que preguntan sobre un determinado tema. Los que ministramos somos hombres y mujeres que debemos saber responder, puesto que conocemos bien la Biblia, la Palabra de Dios. Si no la conocemos, vamos a estar en desventaja frente al diablo porque él sí la conoce. Dios también nos capacita para que ministremos el amor y la gracia de Dios a través de nuestras vidas. Si nos llenamos sólo de conocimiento y no tenemos amor por las almas perdidas, no alcanzaremos el objetivo. Por lo tanto, todo tiene que ir ordenado, balanceado, en el ministerio eficaz. Trazando, como todo obrero aprobado, la palara de verdad y no modificando las Escrituras.
  • 4.FE
  • La fe sin obra es muerta. Podemos tener fe, pero si no la ponemos en práctica, de nada nos sirve. Si cumplimos todos los pasos hasta aquí citados pero no tenemos fe, la unción no resultará. Son necesarios cada uno de estos ingredientes para alcanzar la unción. El Señor nos dice claramente “Y estas señales seguirán a los que creen”. Y menciona diferentes manifestaciones de poder, como por ejemplo sanar enfermos, echar fuera demonios, etc. ¿Usted cree que esas señales le seguirán? ¿Para quiénes son estas señales? Sin duda son para todos nosotros sin excepciones. Cuando usted se para detrás de un púlpito, pone en obra la Palabra por la fe a fin de confirmarla. Todo lo demás corre por cuenta de Dios.
  • 5.ACCIÓN
  • Para entender este paso deseo que tomemos el ejemplo de Nehemías. Él recibió Palabra de Dios diciendo que debía haver algo. Y no se quedó sentado, esperando que Dios lo hiciera, sino que se puso en acción y dijo “Ayúdame cuando le presente al rey mi petición. Haz que su corazón sea propicio a mí”. Muchos se pasan la vida solamente orando. Debemos orar claro, pero una vez que Dios nos da la seguridad, es momento de pararnos como Nehemías y decir “¡Vamos” Reedifiquemos los muros de Jersulaén y quitemos de nosotros este oprobio” Dios quiere hombres y mujeres de acción. Seamos sensatos y sabios. En la vida, si no entramos en acción, no movemos. Si no nos esforzamos, fracasamos.
  • 6.ORACIÓN Y AYUNO
  • Somos sacerdotes de Cristo. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de tener el fuego encendido, mantener el fuego del altar en nuestra vid devocional a través de la oración constante. Así el fuego del Espíritu Santo no se apagará jamás. Es importante que sintamos amor por las almas perdidas, que doblemos nuestras rodillas para gemir, para clamar por el mundo que se pierde. Podemos mantener el fuego del altar encendido con oración y con ayuno. Buscando a Dios con todo nuestro corazón e intercediendo. Así nos preparamos para enfrentar los obstáculos pues, como el Señor nos dice, no tenemos lucha contra carne ni sangre, sino contra principados, contra potestades y contra huestes espirituales de maldad. La oración y el ayuno es algo que debemos cuidar celosamente. Además, como líder de un ministerio, es importante que organice un grupo que esté orando constantemente a su alrededor e intercediendo por su vida.
  • 7.AMOR
  • A todo lo enunciado hasta aquí debemos abrazarlo con amor. Si no hay amor por las almas perdidas y por las ovejas propias, el ministerio es ineficaz y no va a tener en nuestra vida ningún resultado. Dios me dijo al respecto “El amor por los perdidos produce avivamiento. Cuando se termina el amor, se termina el avivamiento. Aquel que tiene pasión por las almas vive en un permanente avivamiento”

https://oramos.com.ar/blog/crecimiento-del-ministerio/siete-pasos-para-la-uncion

Ministrar al Señor para salir a ministrar al hombre

Por: Pedro Ibarra

Amamos a nuestra Argentina. Nuestro sue­ño es verla redimida y transformada por nuestro Señor Jesucristo. Nuestro trabajo es interceder ante Dios y, a la vez, llevar a Jesús al corazón que todavía no lo ha recibido. En la tarea tenemos dos partes vitales: primero Dios y luego el hombre.

En este orden, como adoradores, deseamos que nuestro Dios sea conocido y honrado por sobre todo, y esto es porque tenemos celo de la fama de Dios. Aun en medio del deseo evangelizador, oramos como los pietistas que decían: «Dios no te pido nada, quiero a Dios».

Para el adorador, el ganar a los perdidos es traer a Dios a una persona, a un lugar o en una circunstancia donde antes Él no es­taba; aquí la gloria del Señor es la meta de la oración y el fruto es la cosecha.

El adorador va a Dios en su deseo de ministrarlo, amarlo, agradarle, ofrecerse a Él y estar disponible para Él, estar cerca de su corazón. Y es en esa cercanía que suele adquirir una conciencia de responsabilidad hacia las personas sin Cristo.

Esto no nace en el hombre sino que nace en el corazón de Dios, y viene a nosotros en forma de carga por los perdidos o, a veces, como una tierna compasión que sostiene en el tiempo nues­tro deseo de ganar el mundo para Cristo.

Sin esta luz, uno piensa que todo esto tiene que ver solo con que Dios responde la oración, pero la verdad bíblica es también ver de qué manera yo le respondo a Dios. Porque para que una oración tenga valor, necesito trabajar con esfuerzo para que aque­llo por lo que oro se cumpla, y así ser parte de la respuesta. En otras palabras, no solo orando sino evangelizando.

 

Alguien dijo: «Debemos orar como si todo dependiera de Dios y trabajar como si todo dependiera de nosotros». Adoremos a Dios y evangelicemos nuestra Argentina.

Recuperado de: https://oramos.com.ar/blog/mensaje-al-corazon/ministrar-al-senor-para-salir-a-ministrar-al-hombre