Convocatoria a tres días de Ayuno y Oración Nacional por las dos vidas

Autor: ACIERA

Con motivo del avance sobre la presentación del proyecto de Ley de despenalización del Aborto, ACIERA convoca a todo el pueblo cristiano a orar y ayunar por las dos vidas, los días 20, 21 y 22 de noviembre. Siguiendo el ayuno de Ester (capítulo 4), tres días donde nos apartaremos y nos dedicaremos a la búsqueda profunda de Dios.

«No te imagines que por estar en la casa del rey serás la única que escape con vida de entre todos los judíos. Si ahora te quedas absolutamente callada, de otra parte vendrán el alivio y la liberación para los judíos, pero tú y la familia de tu padre perecerán. ¡Quién sabe si no has llegado al trono precisamente para un momento como este!» Ester 4:13-14 NVI

Una vez más iremos al trono de la gracia, buscando el oportuno socorro frente a este flagelo que quieren imponer mediante una ley que asesinará personas por nacer. Sabiendo que pertenecemos a reinos diferentes. El Reino al que pertenecemos es el que no tiene lucha contra sangre y carne, sino contra principados, potestades, los gobernadores de las tinieblas de este siglo, y huestes espirituales de maldad. Nuestra estrategia principal es espiritual: oración y ayuno, así como lo fue para la reina Ester.

En este tiempo tan difícil no podemos negar que hemos sido llamados a velar por lo que creemos y aprendimos en la Palabra de Dios. Como Ester, podemos creer que estamos seguros en el palacio, en el refugio que es nuestra fe. Pero como a ella le fue revelado, hoy a nosotros también. Ester aceptó el desafío y pidió ayunar, buscar el rostro de Dios y confirmar que su misión era plan divino. Con el corazón latiendo fuerte ella, se presentaría ante el rey y le respondió a Mardoqueo: «¡Y, si perezco, que perezca!» (v.16).

Por tal motivo, nos convocamos a la oración y al ayuno por las dos vidas. Este u otro, como el Altar de Oración llevado a cabo por Argentina Oramos por Vos los días jueves, la Cadena de Ayuno y Oración de la Fraternidad de Consejos Pastorales, los pastores de Mendoza o nuestra Cadena Nacional de Oración. Los diferentes tiempos y encuentros de oración de los consejos pastorales, de las denominaciones, de las iglesias locales, de los grupos de cristianos en acción pro vida.

Ahora es tiempo de actuar… «¡Y, si perezco, que perezca!».

Guía de Oración Sugerida: https://www.aciera.org/wp-content/uploads/2020/11/Guia-de-Oracio%CC%81n-y-Ayuno-por-las-dos-vidas.pdf

Articulo recuperado de https://www.aciera.org/convocatoria-a-tres-dias-de-ayuno-y-oracion-nacional-por-las-dos-vidas/

Si tan solo supiéramos…

Autor: Stella Luna

Hace unos días leí un interesante artículo, donde un periodista argentino hablaba de lo que él calificó como “el poder evangélico”. ¿Poder evangélico? ¿Desde cuándo existe el tal poder evangélico? -pensé al leer el título de su reciente libro- si no hemos podido cambiar ni siquiera las leyes que salimos a defender en las calles. 

No pude resistir la tentación de buscar su significado: “dominio, facultad y jurisdicción que alguien tiene para mandar o ejecutar algo”. La verdad es que los ministros utilizamos miles de veces la palabra “poder”, pero siempre vinculado a lo espiritual sin embargo la sociedad tiene una concepción de “poder” muy distinta, y tal vez un poco más cercana a la definición del diccionario. 

En la nota el autor manifestaba una creciente preocupación en los sectores políticos de Latinoamérica, ante el crecimiento del pueblo de Dios. De inmediato vino a mi memoria un momento histórico donde un líder nacional tuvo temor al observar el crecimiento del pueblo de Dios y decidió tomar duras medidas: “El rey le dijo a su pueblo «Miren, el pueblo de Israel ahora es más numeroso y más fuerte que nosotros. Tenemos que idear un plan para evitar que los israelitas sigan multiplicándose.» Éxodo? ?1:9-10 NTV, (¿te acordas?).???

 ??Al parecer el pueblo de Dios siempre ha sido observado y su crecimiento ha generado preocupación en los poderosos, pero la pregunta que me hago es la siguiente: ¿cómo se ve la iglesia a sí misma? Porque, aparentemente, Israel nunca vio lo que sí pudo ver faraón, él estaba consciente de que ellos eran un pueblo “más numeroso y más fuerte”; sin dudas, tenía que hacer algo para detenerlo. Pero, ¿por qué Su pueblo desconoció su propio poder? 

Si logramos vernos a nosotros mismos como un pueblo numeroso y fuerte y que además se multiplica en la adversidad (ver Éxodo 1:12), creo que podemos capitalizar el “temor” para levantar más alto que nunca la Palabra de Dios, defender sus principios y valores; y mostrar a Cristo como Salvador.

Somos un pueblo numeroso y fuerte pero si no actuamos como tal, el enemigo podrá subyugarnos. Si tan solo supiéramos…

DON COLIHUINCA NAVARRO – 1970

Domingo Colihuinca Navarro fue un evangelista de origen mapuche, oriundo del sur de Chile. No sabía leer ni escribir y su mensaje era de lo más elemental que se pudiera oír, sin embargo era continuamente respaldado por la manifestación sobrenatural del poder de Dios a través de sanidades e incluso resurrecciones.

El Espíritu Santo había puesto sobre él dones maravillosos que dejaban atónitas a las personas que estaban presentes. Paralíticos caminaban, ciegos veían, muertos resucitaban… ¡Sin duda el Señor estaba con él! En algunos de los pueblos por los cuales el tren en el que iba pasaba, multitudes de personas bloqueaban las vías pidiéndole que se quede y ministre en su comunidad.

Antes de empezar sus campañas solía preguntar: “¿Cuántos hermanos bautistas hay en esta noche?”, quienes levantaban la mano y él entonces les daba una palabra de bienvenida. Luego preguntaba “¿Y cuántos hermanos metodistas hay aquí?” y nuevamente la salutación, y así con las otras denominaciones. Pero en un momento preguntaba “¿Y cuántos espiritistas hay aquí en esta noche?”, quienes también levantaban la mano esperando la salutación, sin embargo Don Colihuinca, con toda autoridad espiritual decía: “así te quería agarrar Satanás. Tráiganme a todos esos que levantaron la mano”. La batalla espiritual que se generaba era impresionante y Dios liberaba personas endemoniadas en cantidades, tras lo cual, una vez generado ese ambiente de libertad espiritual y señorío de Cristo, continuaba con el culto.

Allí no había preparación previa en cuanto a la alabanza ni programación de actividades especiales. Simplemente el poder de la Sangre de Cristo se manifestaba de una manera real.

En una ocasión, estando predicando en Ciudadela, Buenos Aires, había en la iglesia cinco paralíticos a quienes el Señor había sanado durante la reunión, corriendo dando vueltas por esos pasillos mientras él intentaba predicar. La gente saludaba a quienes habían dejado la silla de ruedas, entre risas y llantos de alegría, mientras Colihuinca los paraba cuando pasaban por delante de la plataforma para saludarlos.

Solía ser acompañado por un misionero sueco apellidado Johnson. El leía La Biblia para que Colihuinca pudiera explicarla; mientras lo hacía, solía quitarse su poncho indio, hacía un bollo con él y se lo tiraba a alguna persona, quien sea que recibiera el golpe del predicador mapuche, a quien no le faltaba una buena puntería por cierto, quedaba sano instantáneamente de la enfermedad que tuviera.

Había un hombre a quien llamaban “tío Beto”, quien tenía toda su piel enferma y llena de llagas, Colihuinca le tiró con el poncho, él fue al baño, se sacó la ropa y tenía la piel perfecta, completamente sana.

Hubo un caso impactante que demostró como el poder de Dios se manifestaba a través de Colihuinca Navarro. Viajaba en tren por la Patagonia y un joven, que tenía a su madre enferma de cáncer y en un estado casi terminal, cruzó troncos en las vías del tren para detenerlo. Lo logró, como en las viejas películas del lejano oeste. El muchacho subió al tren y habló con el predicador insistiéndole en que bajara y fuera a orar por su madre, a lo que el evangelista se negó porque tenía un destino donde lo esperaban en una campaña. El muchacho, impotente, forcejeó con él para llevarlo por la fuerza y, en ese tira y afloje, le arrancó un botón. Fue a su casa y lo puso sobre su madre, cuando ella hubo tocado ese botón quedó sana instantáneamente.

En otra ocasión un muchacho falleció y después de varias horas en la morgue del hospital la mamá del muchacho llamó a Don Colihuinca para que fuera orar por el cuerpo sin vida, y él fue, oró y el que estaba muerto resucitó, para testimonio del poder de Dios a los que estaban presentes.

Fue conocido también el caso cuando teniendo más de 90 años y viviendo temporalmente en la ciudad de Dolores, un pastor de Buenos Aires envió unos jóvenes de su Iglesia para invitarlo a venir, cuando llegaron y encontraron la casa trataron de explicarle el motivo de su visita y la invitación, Colihuinca les dijo: “esperen un poco”, entró en la casa y de atrás de la puerta sacó una valija ya preparada, se dirigió al auto diciendo: “Dios me había dicho que hoy me vendrían a buscar”.

No fue mucho lo que pudo enseñar en palabras, no era un instruido para eso, ya que no sabía leer ni escribir. Sin embargo dejó una enseñanza que hoy cobra una importancia notable: a pesar que su ministerio recibió muchísimas donaciones de todo tipo y valor, él nunca tomó nada para sí, hubo etapas en que no tenía donde estar y muchas veces lograba saciar su hambre orando para que Dios le proveyera comida de manera milagrosa, cosa que inevitablemente sucedía.

Colihuinca Navarro fue un evangelista de fe, a través de la misma Dios hizo incontables milagros, pero el aplicó a su vida esa fe, aprendiendo a vivir a diario dependiendo de la provisión de Dios. Todo un ejemplo y desafío para nosotros.

A los 105 años seguía firme en su ministerio de evangelista. Plantó alrededor de 100 iglesias en toda su vida. Partió con el Señor a los 110 años de edad no sin dejar una huella imborrable en la historia de los avivamientos de nuestra amada Argentina.

Personas como Don Colihuinca son los que han sembrado la “preciosa semilla” en nuestro país con lágrimas y mucho esfuerzo, para que nuestra generación hoy pueda recoger las gavillas con gran regocijo.

Es mi deseo que esta breve biografía les desafíe a procurar un avivamiento para su vida, iglesia y ciudad, tal como lo hizo conmigo.

Procuramos un avivamiento a través de la oración intercesora, santidad, unidad, pasión evangelística y llenura del Espíritu Santo.

* Recopilado y adaptado por Billy Saint

PAPÁ NARANJO

El querido pastor Naranjo, mejor conocido como “Papá Naranjo” sería profundamente afectado en sus inicios por el impacto de la cruzada de Tommy Hicks y el pastor Louie Stokes. Recordemos su historia: Muy pocas comarcas en el mundo han experimentado la rápida transformación social que le tocó vivir a San Nicolás de los Arroyos, en la provincia de Buenos Aires, casi en el límite con la provincia de Santa Fe, en Argentina. A fines de la década del ´50 y durante la del ´60 esta población recibió una importante cantidad de nuevos habitantes que buscaban mejores horizontes en esa resurgente ciudad. Los atraía el auge industrial de la zona, como consecuencia de la entonces nueva planta siderúrgica.

Pero el acero y las industrias no fueron lo único que trajeron cambios a San Nicolás; Dios levantó allí un pueblo pujante que, entre 1955 y 1967, creció de 200 a más de 8.000 creyentes y con 18 nuevas iglesias. ¡El 4.000 por ciento en solo 12 años! Más asombroso es el hecho de que el 80 por ciento de este trabajo lo realizó una comunidad que, en sus inicios, no superaba las 20 personas. Desde este punto de vista, el crecimiento sube a un 32.000 por ciento. Significativo, ¿no?

La personalidad clave en este trabajo fecundo se llama Carlos Naranjo, un bonaerense hijo de inmigrantes españoles que, por el año 1942, cuando tenía 20 años, acababa de entregar su vida a Jesucristo y se congregaba en una iglesia de los Hermanos Libres, en Buenos Aires. El evangelista Fernando Vangioni, de su misma edad, fue quien lo guió al Señor.  Al llegar a los 30 años, a Carlos lo nombraron anciano en su iglesia local.

En el año 1955, la compañía donde trabajaba lo destinó a San Nicolás de los Arroyos, con la misión de dirigir el montaje de una nueva planta industrial, pero algo tremendo ocurrió antes de salir de Buenos Aires. Hacía ya un largo tiempo que la familia Naranjo sufría junto a Rosalía (la esposa) por la grave enfermedad que la aquejaba. No se podía hallar cura para ella, y su situación empeoró a tal punto que llegó a ser considerado un caso perdido por los médicos que la asistían.

Entonces, Buenos Aires presenciaba la Campaña de Tommy Hicks, y cuando Rosalía de Naranjo estaba pasando por lo que los doctores consideraban sus últimas horas, alguien le sugirió a Don Carlos que llamara a uno de los colaboradores de Hicks, el misionero Louie Stokes. Rápidamente el Rvdo. Stokes llegó al lugar. De su Biblia, leyó el Salmo 103 y oró por ella. Un milagro ocurrió. Ella se sanó inmediatamente, y levantándose de su cama se abrazó a los suyos, alabando al Señor por su amor y su poder. Salió a la calle a dar testimonio a los vecinos, quienes habían visto su anterior estado de postración y fatalidad. Ellos ahora veían la obra de Dios en ella. A partir de este momento, la familia Naranjo se entregó más profundamente al Señor. Al poco tiempo, viajaron a San Nicolás.

Al instalarse en esa ciudad, los Naranjo comenzaron a hablar de Jesús a quienes podían. Don Carlos guio así a varios de sus empleados, mientras que su esposa lo hacía con vecinos. Con el tiempo, una iglesia surgió, y le pidieron al Rvdo. Stokes, en Buenos Aires, un pastor para esta incipiente comunidad. El pastor llegó, pero al año abandonó la tarea pues pensaba que en esa área no había potencial para trabajar efectivamente con una iglesia.

Don Carlos Naranjo había concluido su misión de montar la planta industrial; había terminado la misión que lo había llevado hasta allí, pero al mismo tiempo había comenzado otra: la de predicar el evangelio a cuanta persona podía. Su empresa lo reclamaba de vuelta en Buenos Aires, y al mismo tiempo su Señor lo reclamaba allí mismo.

Don Carlos quedó a cargo de la pequeña iglesia, con la promesa de que enviarían al primer pastor disponible. El pastor prometido nunca llegó, pero ese pequeño grupo se comprometió delante de su Señor a llevar el mensaje que Él les había encomendado. Frecuentemente, en sus predicaciones, Don Carlos le decía a su iglesia: “De esta congregación saldrán los obreros que invadirán a San Nicolás con el evangelio”, y las ancianas que conformaban la pequeña congregación comentaban en el atrio: “Pobre Don Carlos, ¿con nosotras querrá hacer eso?”. El Señor fue “agregando a la iglesia a aquellos que habían de ser salvos”, y esa pequeña comunidad se transformó en una iglesia madre de la cual salieron muchas iglesias hijas.

Cabe destacar que entre los convertidos bajo el ministerio del pastor Naranjo estarían Omar y Teresa Silvoso quienes serían pastores por 16 años en Villa Constitución.

*Extracto del Libro “El Legado”. Si desea adquirirlo comuníquese con las oficinas de la UAD.

TOMMY HICKS – FRUTOS DE LA CAMPAÑA: EL LOCO ANTONIO

Dios había concretado su obra con Tommy Hicks. En medio de esos miles de personas que asistieron a la campaña, había un diseñador de barcos, mejor conocido como Don Regge. Fue a la campaña por un niño al que Dios había sanado y se le había caído la pelota en su patio. Fue con el propósito de que su imparable dolor de estómago dejara de existir. Luego de esa campaña, en el barrio pasó de Don Antonio al loco Antonio. Dios hizo más en su vida que sólo sanar su enfermedad. Lo había vuelto loco.

Stokes fue el pastor de Antonio Regge, quien no se conformó con unos días de campaña sino continuó creciendo de la mano de Dios. Luego de unos años, en 1956, Regge cedió el lugar, lo que antes era su astillero. En otras palabras, su lugar de trabajo pasó a ser un lugar de servicio a Dios. Dios había comenzado una obra que cambiaría miles de vidas.

Con el tiempo Dios usó la vida del pastor Regge, quien había empezado por una Escuelita Dominical en Martínez, pero que poco a poco la obra se extendió y Dios comenzó a obrar grandemente por medio de su vida. La iglesia seguía creciendo y allá por 1970 apareció la primera grada, que no tardaba en llenarse los días de reunión.

El ministerio del pastor Antonio Regge se extendería por todo el país por medio de apasionados discípulos que llevarían un mensaje simple del evangelio, pero lleno de poder y milagros. Esta obra se agrandaría a más de 100 anexos, varios de ellos llegando a ser importantes Iglesias.

El testimonio del Pastor Walter Álvarez:

Al pastor Antonio Regge yo lo conocí en el año 83. Me convertí al evangelio en unas de las reuniones que se hizo un domingo de santa cena. Aprendí mucho del pastor, un hombre de Dios, de oración, de profunda devoción a Dios, un hombre santo y eso a mí siempre me impresionó. Su sabiduría para responder, su simpleza y su comunión con Dios se notaba porque de repente uno decía dos palabras y él ya estaba orando.

Para esos años las reuniones tenían una asistencia de más de 2.000 personas, llegando a ser la iglesia más grande de Argentina. Es más, venían de otros países a preguntar cómo hacían con el crecimiento tan rápido y él con simpleza y humildad les contestaba: “Todo es obra de Dios”.

Cuando yo tenía 18 años, estando en el fondo de la iglesia, el pastor me abrazó y dijo: “Gracias Señor por mi hermano Walter”. Después que me abrazó y le dio gracias a Dios, me miró y dijo: “Tú serás un pastor”. Y acá estoy; de hecho, él se fue con el Señor y nunca me vio ser pastor. Lo que me dijo fue una palabra que venía de parte de Dios.

 

*Extracto del Libro “El Legado”. Si desea adquirirlo comuníquese con las oficinas de la UAD.

NIELS SöRENSEN*

Dinamarca atravesó una gran crisis a finales del siglo 20. Era en su mayoría una tierra de agricultura, pero la vida de los granjeros era ruda. Un joven llamado Niels, araba día tras día a pesar del riguroso clima frío. Sus padres se separaron cuando tenía  3 años de edad. Su padre se fue a América, abandonando todo para perseguir una vida diferente. El alcoholismo trajo desgracia a la familia. Muchas veces su padre trató de dejar este vicio, pero recaía. Nunca nadie volvió a escuchar de él y probablemente haya tenido un final triste. La madre y los niños estuvieron en la miseria total. Debido a su enfermedad, llegó el punto donde tuvo que dar en adopción a sus hijos. En vez de ayudar a la familia, los vecinos se aprovecharon para explotar y abusar de ellos.

Niels trabajaba desde el amanecer hasta el anochecer, su cansancio marcaba el final de la jornada. El fuerte peso del arado le dejó a Niels una joroba. En su adolescencia, soñaba con deshacerse de este mal para sentirse libre. En un año, sufrió tres accidentes graves en el campo que lo hicieron reflexionar acerca de su condición y se preguntó qué sería de su vida más allá de la muerte.  Su madre siempre le había hablado de Cristo y la necesidad de la salvación pero las malas compañías siempre lo mantenían atado a su estilo de vida pecaminosa y nunca tuvo nada que ver con la religión.

Una noche de invierno, preocupado porque pudo haber muerto sin Cristo, tuvo un sueño en el que se le aparecía Satanás y le decía: “Tú vas a hacer mi voluntad”, pero Niels en su sueño gritó: “¡Nunca!”, mientras se disponían a pelear en una lucha cuerpo a cuerpo. Niels podía sentir la respiración de Satanás en su cara, en la lucha el diablo lo arrastró a un abismo en el que vio el infierno. Luego de esto, despertó bañado en sudor y allí, recibió a Cristo como su Salvador. La noche siguiente, asistió a una reunión cristiana.

Regresando luego a la granja, una noche de luna llena, con nieve a su paso, su corazón deseaba un encuentro con Dios y estar en paz con Él. En medio de la soledad, sin más nadie alrededor, le dedicó su vida al Señor. Su transformación fue radical. Habló a todo el mundo acerca de su experiencia. Pronto, hubo un avivamiento en su pueblo. Era apenas el comienzo de todo lo que vendría a continuación.

Luego de un par de años de dar testimonio y crecer, el joven Niels sintió que algo diferente estaba por venir, mientras limpiaba las cuchillas, un vecino se acercó a él y le preguntó si quería ir a América, Niels le contestó: “Por supuesto, lo haría si tuviese el dinero”. El vecino le ofreció trabajar en su granja en América, pensando en que podría mejorar su situación económica. Su jefe lo invitó a una reunión cristiana y allí, sintió la presencia de Dios. Niels nunca imaginó cuánto cambiaría su vida. Desde aquella noche comenzaría una nueva historia, una nueva vida para él. Fue bautizado en agua y en el Espíritu Santo y Dios lo llamó para dedicarse a las misiones.

Durante una noche de oración, mientras intercedía por India, tuvo una visión de un mapa largo, que mostraba donde él estaba viviendo en América. Había una línea dibujada que comenzaba en Brasil y terminaba en Argentina. Una voz audible le dijo: “Quiero que vayas a ese lugar”. Niels, sin ningún tipo de duda, respondió: “Lo haré, Señor”.

En 1912, solo, sin ningún tipo de ayuda, sin conocer a nadie, navegó hasta Argentina cuando solo tenía 23 años de edad. En tan solo 3 años, Dios cambió su vida, de ser un chico que tan solo quería escapar de la pobreza, a un servidor que afectaba las naciones. Se convirtió en el fundador de muchas iglesias.

 

*Extracto del Libro “El Legado”. Si desea adquirirlo comuníquese con las oficinas de la UAD.

PAPÁ NARANJO

El querido pastor Naranjo, mejor conocido como “Papá Naranjo” sería profundamente afectado en sus inicios por el impacto de la cruzada de Tommy Hicks y el pastor Louie Stokes. Recordemos su historia:

Muy pocas comarcas en el mundo han experimentado la rápida transformación social que le tocó vivir a San Nicolás de los Arroyos, en la provincia de Buenos Aires, casi en el límite con la provincia de Santa Fe, en Argentina. A fines de la década del ´50 y durante la del ´60 esta población recibió una importante cantidad de nuevos habitantes que buscaban mejores horizontes en esa resurgente ciudad. Los atraía el auge industrial de la zona, como consecuencia de la entonces nueva planta siderúrgica.

Pero el acero y las industrias no fueron lo único que trajeron cambios a San Nicolás; Dios levantó allí un pueblo pujante que, entre 1955 y 1967, creció de 200 a más de 8.000 creyentes y con 18 nuevas iglesias. ¡El 4.000 por ciento en solo 12 años! Más asombroso es el hecho de que el 80 por ciento de este trabajo lo realizó una comunidad que, en sus inicios, no superaba las 20 personas. Desde este punto de vista, el crecimiento sube a un 32.000 por ciento. Significativo, ¿no?

La personalidad clave en este trabajo fecundo se llama Carlos Naranjo, un bonaerense hijo de inmigrantes españoles que, por el año 1942, cuando tenía 20 años, acababa de entregar su vida a Jesucristo y se congregaba en una iglesia de los Hermanos Libres, en Buenos Aires. El evangelista Fernando Vangioni, de su misma edad, fue quien lo guió al Señor. Al llegar a los 30 años, a Carlos lo nombraron anciano en su iglesia local.

En el año 1955, la compañía donde trabajaba lo destinó a San Nicolás de los Arroyos, con la misión de dirigir el montaje de una nueva planta industrial, pero algo tremendo ocurrió antes de salir de Buenos Aires. Hacía ya un largo tiempo que la familia Naranjo sufría junto a Rosalía (la esposa) por la grave enfermedad que la aquejaba. No se podía hallar cura para ella, y su situación empeoró a tal punto que llegó a ser considerado un caso perdido por los médicos que la asistían.

Entonces, Buenos Aires presenciaba la Campaña de Tommy Hicks, y cuando Rosalía de Naranjo estaba pasando por lo que los doctores consideraban sus últimas horas, alguien le sugirió a Don Carlos que llamara a uno de los colaboradores de Hicks, el misionero Louie Stokes. Rápidamente el Rvdo. Stokes llegó al lugar. De su Biblia, leyó el Salmo 103 y oró por ella. Un milagro ocurrió. Ella se sanó inmediatamente, y levantándose de su cama se abrazó a los suyos, alabando al Señor por su amor y su poder. Salió a la calle a dar testimonio a los vecinos, quienes habían visto su anterior estado de postración y fatalidad. Ellos ahora veían la   obra de Dios en ella. A partir de este momento, la familia Naranjo se entregó más profundamente al Señor. Al poco tiempo, viajaron a San Nicolás.

Al instalarse en esa ciudad, los Naranjo comenzaron a hablar de Jesús a quienes podían. Don Carlos guió así a varios de sus empleados, mientras que su esposa lo hacía con vecinos. Con el tiempo, una iglesia surgió, y le pidieron al Rvdo. Stokes, en Buenos Aires, un pastor para esta incipiente comunidad. El pastor llegó, pero al año abandonó la tarea pues pensaba que en esa área no había potencial para trabajar efectivamente con una iglesia.

Don Carlos Naranjo había concluido su misión de montar la planta industrial; había terminado la misión que lo había llevado hasta allí, pero al mismo tiempo había comenzado otra: la de predicar el evangelio a cuanta persona podía. Su empresa lo reclamaba de vuelta en Buenos Aires, y al mismo tiempo su Señor lo reclamaba allí mismo.

Don Carlos quedó a cargo de la pequeña iglesia, con la promesa de que enviarían al primer pastor disponible. El pastor prometido nunca llegó, pero ese pequeño grupo se comprometió delante de su Señor a llevar el mensaje que Él les había encomendado. Frecuentemente, en sus predicaciones, Don Carlos le decía a su iglesia: “De esta congregación saldrán los obreros que invadirán a San Nicolás con el evangelio”, y las ancianas que conformaban la pequeña congregación comentaban en el atrio: “Pobre Don Carlos, ¿con nosotras querrá hacer eso?”. El Señor fue “agregando a la iglesia a aquellos que habían de ser salvos”, y esa pequeña comunidad se transformó en una iglesia madre de la cual salieron muchas iglesias hijas.

Cabe destacar que entre los convertidos bajo el ministerio del pastor   Naranjo estarían Omar y Teresa Silvoso quienes serían pastores por 16 años en Villa Constitución.

 

*Extracto del Libro “El Legado”. Si desea adquirirlo comuníquese con las oficinas de la UAD.