CONTINUANDO NUESTRA LUCHA

Por Samuel Daniele

Ver a hombres y mujeres trasformados por el poder de Dios, ver sanidades y milagros que Dios hace, es más reconfortante que todo el dolor que uno pudiera experimentar. Ver al pecador perdonado, sonriendo, con esperanza, es la mejor paga que hombre alguno pudiera recibir.

Casi siempre, en las relaciones interpersonales, cuando las personas no se conocen y se encuentran por primera vez, al establecer una comunicación lo hacen con mucha cautela. Tanto en el ámbito pastoral como en el ámbito secular; aunque hay una pequeña gran diferencia, uno tiene que ver con valores espirituales y el otro con valores terrenales.

Y por cierto los resultados son diferentes: uno es eterno y permanente, el otro es temporal y pasajero. Solo que en esto de las relaciones, a veces, se sufren desilusiones de las que no se está exento tanto en lo uno como en lo otro.

El tema no es ese, el tema es como superar esta situación que no se pensó que pudiera suceder y por consiguiente el desánimo, sensación de fracaso, depresión. Debemos saber que estas cosas pueden suceder, y de hecho suceden, y ¿entonces?

Es aquí cuando nos damos cuenta que el estar sostenido por el Todopoderoso es lo que cuenta, no en vano encontramos en la palabra escrita, “La Santa Biblia”, pasajes que nos ayudan en esas situaciones.

En el evangelio San Mateo, un pasaje más que conocido, cap. 28 vers. 20, en la conclusión de la gran comisión dice: “he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.

Esa sola frase nos tiene que ayudar cada día con las adversidades que se pudieran presentar. Cierto es que a veces la palabra no está en nuestra boca, mente y, mucho menos, en nuestro corazón, pero no por no estarlo carece de validez y eficacia.

Se habla mucho de la solidaridad, de la amistad, del compañerismo, del estar juntos, si, solo que cuando se buscan esos valores, en ocasiones, no se encuentran. Conociendo el Señor Dios la naturaleza del hombre, como hombre natural, nos anima a que confiemos en El, ya que El será la única salida, ayuda, amparo.

No en vano dice el Salmo que Él “es nuestro amparo y fortaleza nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”, si lo dice es porque tales cosas pueden existir o suceder. ¿Qué hacer? Es mirar el contenido de lo citado anteriormente y seguro que dará juntamente con el momento difícil la salida.

Mi apreciado consiervo, no es tiempo de mirar que me hizo y cómo responderé a tales acciones, es tiempo de mirar al que nos puso en su obra para hacer su obra y esto termina siendo un honroso privilegio. Privilegio que los ángeles desearían, más en la condición espiritual que ellos gozan, y sabiendo lo bueno que es, desean que otros también lo disfruten, pero no les es dado a ellos el anunciar el evangelio, solo a nosotros que entendemos lo que es el perdón y justificación por la gracia de Jesús, Redentor.

Estimado, ¿estás pensando que hacer, estás evaluando el mañana, estás pensando en dejarlo todo? Sugiero que antes de tomar una decisión lo medites, si medítalo, porque es más lo que ganamos que lo que perdemos, aun con todo lo que ello implica. Ver a hombres y mujeres trasformados por el poder de Dios, ver sanidades y milagros que Dios hace, es más reconfortante que todo el dolor que uno pudiera experimentar. Ver al pecador perdonado, sonriendo, con esperanza, es la mejor paga que hombre alguno pudiera recibir.

Claro todo tiene un costo, a Jesús le costó sufrir hasta la muerte misma y creo que, salvo aquellos que fueron los mártires de la historia de los primeros siglos y aun hoy, a ti y a mí, no nos ha tocado semejante situación. Estoy seguro, que son más los que gozan del beneficio del ministerio que Dios nos ha dado que el dejarlo todo por algunas adversidades que se presentan.

Nada es fácil, pero todo es posible, te animo a que sigas, no te detengas, hay mucho por hacer y tú eres parte importante en este hacer, Dios cuenta contigo y conmigo para una tarea que no es poca y donde los tiempos si son pocos, así que hay que aprovecharlos al máximo.

No pierdas el tiempo pensando en la situación de desánimo, recuerda que el desánimo, es el freno para el avance a cosas mayores. Si decimos que lo que vendrá, es mejor que lo que pasó, y esto basado en lo que el profeta dijo, animémonos en esta palabra que de seguro tanto tú como yo, las hemos oído más de una vez.

No importa el lugar donde estés, porque allí eres el más importante y nadie más que tú puede hacer lo que estás haciendo, no pienses que nadie te considera, solo debes saber una cosa que el gran YO SOY está de tu lado para sostenerte.

Qué más puedo agregar a tantas cosas dichas ya, solo que en esta tarea, la de dar a conocer al que nos amó, se sufre y se alegra, se llora y se ríe, pero por sobre todo, la satisfacción de ver los cambios no tiene precio y eso es lo que permanece.

Pasaran los años y alguien en algún lugar dirá “Gracias Dios por darte a conocer a través de tu obediente hijo”. Sirvan estas palabras para animarles, en medio de tantas luchas hay algo que permanece para siempre.

Un abrazo.

Referencia: http://www.cordialmentepxg.com/2013/09/16/continuando-nuestra-lucha/

LA LLAVE DEL ÉXITO

Por Enrique Strohschein

Sin duda alguna, todos los humanos tienen situaciones complicadas en sus vidas, a las que le dedican tiempo en sus mentes.

El problema se encuentra en el momento en que uno pasa más tiempo, de lo necesario, meditando en las preocupaciones. Las cuales llenan el corazón de miedo e incertidumbre. Una manera de evitar que ocurra esto, es meditar en la Palabra de Dios, que es donde uno encuentra respuesta a sus problemas y preocupaciones.

Los problemas tienden a crecer tanto que no permiten tener la adecuada concentración, o trabajar bien y en ocasiones ni siquiera dormir. Es entonces cuando hay que examinar al problema, porque tal vez, luce más grande de lo que realmente es.

Dios le dio al hombre una llave infalible para obtener la victoria sobre el problema, la cual es “someter el problema a la Palabra de Dios”.  De esta manera, Él nos sostiene en las situaciones adversas, haciendo que la vida no sea guiada por la “vista”, sino por la FE. La obediencia a Su palabra es la que abre las puertas de provisión, de la esperanza, del consuelo y de muchas otras bendiciones.

Es por ello, que los hijos de Dios tienen la capacidad de discernir lo que ocurre en su interior y en su alrededor, y puede enfrentar cualquier situación porque Él no deja a ninguno de ellos a la deriva. Cada uno recibe el valor necesario para enfrentar con perseverancia todo tipo de pruebas y no hundirse, sin importar cual sea el lugar. Dios siempre nos recordara lo que le dijo a Josué: “[…] Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley (esa es la llave)[…]harás prosperar tu camino, todo te saldrá bien (la puerta abierta)[…]” Josué 1:8

INTEGRIDAD

Por Walter Serantes

Una persona INTEGRA es aquella que está completa, no alcanzada por el mal o la corrupción, intacto, entero, pleno, con la pureza original. 2ºSamuel 12 nos presenta la defensa de un líder INTEGRO que llega al final de sus días manteniendo intacta e intachable su conducta, por eso Samuel puede enfrentarse al pueblo y decir: “Pueden acusarme en la presencia del Señor y de su ungido. ¿A quién le he robado un buey o un asno? ¿A quien he defraudado? ¿A quién he oprimido? ¿Por quién me he dejado sobornar? Acúsenme, y pagaré lo que corresponda.”

En contraposición lo había precedido un sacerdocio impío formado por Elí y sus corruptos hijos, conformista, no confrontativo, pesado y viejo… y la lámpara de Dios se estaba apagando.

Los íntegros no pueden robar bueyes, ni desear aquello que otros tengan. Vivimos en un tiempo donde los celos hacen que muchos deseen alcanzar el estilo de ministerio de otros, imitan y copian. También hay quienes se satisfacen en ofender, CUIDADO debemos guardarnos de esto. Se siembra PREJUICIO entre nosotros, mientras el Señor nos llama a ser íntegros en todo. Podemos decir acúsenme: “Si he tomado cohecho, soborno, si he entrado en este proceso de corrupción”; la integridad reclama limpieza de manos y actitudes. Tengamos cuidado, no debemos confabularnos con alguien para destruir a nuestro hermano/a, por el contrario tenemos que amarnos y ayudarnos. Seamos íntegros para tener el favor de Dios Prov. 19: 9 y ser protegidos Salmo 37: 18

DE ESTA MANERA CORRO

Por Enrique Strohschein.

La disciplina del corredor

El triunfo en la vida cristiana se alcanza con paciencia y disciplina. No es lo mismo participar en una carrera de velocidad que en una carrera de fondo. Mientras que las carreras de velocidad requieren una reacción explosiva y momentánea, de parte del corredor; en las carreras de fondo se precisa de gran resistencia, coordinación y mucha paciencia.

La vida en Cristo es, sin duda, una carrera de fondo y con obstáculos. Así como un corredor planifica cuidadosamente, cada hijo de Dios, también debe hacerlo. Este debe despojarse de cualquier peso extra o pecado que le impida tener libertad de movimiento. Debe ejercitarse en la paciencia, la cual le permite ir paso a paso, sin desesperación; sin apresuramientos o impulsos. Por último, debe fijar la mirada en el ejemplo de Jesús, quien soportó todas las dificultades, sin dejar de vislumbrar el triunfo gozoso que lograría al final. Por eso, en lugar de estar mirando a los problemas, debe dirigir la mirada al Señor, quien dejó su propia vida como ejemplo de victoria e integridad.

Por eso podemos decir que el éxito de un atleta no depende únicamente de su talento, sino que también incluye sus destrezas físicas y mentales, las cuales se encuentran en constante ejercitación. También así, en la carrera cristiana se requiere una gran disciplina.

¡El creyente no corre la carrera sin un propósito o una meta! Los cristianos que han avanzado en su trayectoria espiritual lo han logrado porque se han disciplinado y han llegado a dejar que el Espíritu Santo guíe sus vidas. La disciplina espiritual es esencial para la carrera que tiene por delante, sin ella no habrá triunfo. Todo corredor debe abstenerse de muchas cosas para obtener la aptitud y la fuerza de ganar la carrera. ¿De qué debe abstenerse en la carrera cristiana? ¿Qué cosas debe dejar para correr más ligeramente? Pasatiempos exagerados, trabajo duro sin propósito definido, escaso descanso y poca búsqueda del Señor, hará que a la corta o a la larga la carrera se torne pesada y desgastante.

El cristiano puede avanzar y llegar a la meta que tiene al frente desestimando todo lo que estorbe y sea molesto al crecimiento de su alma. El enemigo intentará derribar al creyente y traerlo al lugar donde este abandone la carrera y quede descalificado. La carrera se corre legítimamente, como dice 2°Timoteo 2:5, “Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.” Cuando uno corre legítimamente la carrera cristiana uno se abstiene de todas las cosas que podrían detenerle, o peor, descalificarlo. La legitimidad de dicha carrera también tiene que ver con el “fair play” cristiano, es decir, el juego limpio, sin atajos, ni “avivadas” cristianas, sin medias verdades y tampoco haciendo las cosas sólo por cumplir, sino correr con todas las fuerzas y ganas que vienen del Señor. Es verdad que nadie corre para ser descalificado, ¡Todos corren para ganar! Pero todo va depender de qué manera uno corre la carrera. Dios tiene una gran recompensa para todos aquellos que se disciplinan y se sujetan a las reglas y los mandamientos que Dios nos ha dado. ¡Solo de esta manera el seguidor de Cristo obtendrá una corona incorruptible!

 

Referencia: http://iglesiaemanuelballester.org/2017/07/09/esta-manera-corro/

 

EL PROPÓSITO DE LA GLORIA DE DIOS

Por Osvaldo Carnival

Marcos 9:2 “Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos. Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos. Y les apareció Elías con Moisés, que hablaban con Jesús. Entonces Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Porque no sabía lo que hablaba, pues estaban espantados. Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd. Y luego, cuando miraron, no vieron más a nadie consigo, sino a Jesús solo”.

Jesús los lleva aparte a un monte alto, aquí vemos lo que Jesús quiere: pasar tiempo con nosotros.
Desde que experimenté la presencia de Dios nació en mí un deseo de buscar más. Quise más de Dios, anhelaba más, quería conocerle, deseaba crecer, aprender lo que más podía de su Palabra y poder experimentar el toque de su presencia.

Jesús quiere ser un amigo real cada día.
La Palabra dice que lo hicieron solos y a un monte alto. Jesús quería manifestarse y también lo quiere hacer cuando nos tomamos tiempo para estar con Él.
Uno de los tiempos es venir al culto, estamos aparte, conociendo más de Él.
Vemos que subieron a un monte y esto tiene un sentido figurado que habla de encontrarse con Dios. Moisés subió a recibir las tablas de la Ley. Cada vez que alguien quería encontrarse con Dios, subía a un monte y esto hace Jesús con sus discípulos. Siempre cuesta subir. Todo lo que vale, cuesta más de lo común.

Al subir al monte tendremos otra perspectiva de lo que nos sucede. Cuando permanecemos en el barro de lo que pasa todos los días, nuestra visión es limitada. Al tener otra perspectiva encontramos que lo que parecía grande, desde arriba se ve pequeño. Vemos la vida como la ve Dios.
La manifestación de Dios siempre traerá una revelación. Subir al monte hará que cambiemos rotundamente. En el monte nos encontramos con nuestro Padre.
Muchas veces necesitamos encontrarnos con Dios para enfrentar cualquier problema de la vida. Si lo buscamos, Él nos dará todo lo necesario para crecer ante la adversidad. Allí encontramos sanidad.

La función del padre es afirmar al hijo. Si lo maltrata lo reprime pero que distinto es hablar desde el amor, desde el cariño. Lo afirma como persona. Y cuando vamos al monte, a la presencia de Dios, también encontramos amor, abrazo, palabra de afirmación y mucho más. De allí salimos fortalecidos. Dios no es un padre ausente, Él siempre responderá.
Debemos saber que al que debo mirar es a Jesús. Antes aparecieron Elías y Moisés. La Biblia esta repleta de personas llenas de Dios pero nuestra mirada debe estar puesta en Jesús. Así debe ser; en lo que único en lo que debemos concentrarnos es en Jesús. Nuestro mensaje debe ser Jesús. No hables de religión, del Pastor o de la doctrina porque la gente quiere a Jesús. Cuando Jesús está, la unción se manifiesta. Hay milagros.
Al descender del monte se encuentran con otra historia

Marcos 9:14-20 “Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. El les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos?. Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo, el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron. Y respondiendo él, les dijo ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo. Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos”.

Lo interesante es que Jesús se manifiesta en el monte y al bajar se encuentran a los discípulos que discuten con los religiosos por una situación de un endemoniado. Los discípulos habían intelectualizado el evangelio. Estudiaron todo para hablar. Mientras ellos hablaban el endemoniado seguía allí y Jesús da un gran mensaje: el evangelio no son palabras, no es intelectualidad, sino que es Poder de Dios.
En una oportunidad, cuando era chico, en casa teníamos un ventilador y lo quise tocar y me dio una patada que me tiró al piso. Fue mi encuentro con la electricidad.
Uno tiene la experiencia con la electricidad, pero no es un técnico eléctrico o un matriculado. Ellos pueden darte una clase de electricidad, pero yo podría decir no entiendo mucho de esto, pero yo tuve una experiencia.
Muchos tienen el evangelio en la mente, en el conocimiento, pero no conocen la Gracia, el perdón, la restauración, no tuvieron una experiencia práctica. Eso es lo que quiere Cristo, que vivamos un evangelio de experiencias y no de intelectualidad.

El gran secreto del evangelio no es lo que sabemos, sino lo que vivimos.
No necesitamos saber si o si sobre el origen de la misericordia, sino que necesitamos encontrarnos con esa bendición de Dios. Así también con la Gracia de Dios. Debemos experimentarlo. Debemos vivir los principios espirituales.
Te pueden dar cátedra sobre el perdón, pero lo más importante es practicarlo.
Satanás vino a matar, hurtar y destruir, ese es su objetivo, y querrá destruir lo que Dios hizo en tu vida. Lo que le pasaba al endemoniado quería auto destruirse. Así lo quiere hacer el diablo, pero sabemos que Cristo vino a darnos vida y vida en abundancia.

Marcos 9:20 dice: “… y se lo trajeron”.
Cuando vos no puedas con algo, lleváselo a Jesucristo. Él es poderoso. Muchas veces después de una gran victoria el diablo querrá destruirte pero es allí donde debes estar fuerte para reprenderlo y evitar que te robe la bendición de Dios. Pone todo en las manos de Dios.

Marcos 9:20 dice: “… cuando vio a Jesús”.
Todo lo que suceda debe ver a Jesús. Todo lo que emprendas debe estar a la luz de Jesús; nuestras familias deben girar alrededor de Jesús, nuestra forma de ser debe mirar a Jesús. Así los demonios huirán. No podrán tolerar la presencia de Jesús.

Marcos 9:19 dice: “Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo”.

Hay momentos que Dios espera que actuemos según la revelación que tenemos de Él. Aquí Jesús esperaba que los discípulos actúen según lo que habían visto que Él hacía.
¿Cuánta revelación tenes de Jesús? ¿Actuamos de esa forma, hablamos así?.
Debemos ver su Gloria manifestarse en medio nuestro con Poder.

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Con el diario del lunes

Por Gustavo Calardo

“Con el diario del lunes es fácil hablar”, esbozaba un periodista a su colega, evaluando el desarrollo de un partido de futbol. Cuando días previos al encuentro las opiniones y percepciones de estos comentaristas deportivos eran muy contrariadas, ahora, con el resultado “puesto”, la realidad era otra.

¿Cómo enfrentar el “partido” al cual nos convoca el trabajo pastoral?  Somos conscientes que la labor no está ajena de los resultados a conseguir. ¿Quién no ha estado contrariado, dirimiendo internamente como enfrentar el desafío? La previa al “partido” que nos plantea la cultura dominante parece tener defensas difíciles de atravesar. El espíritu de la época simula un resurgimiento de la espiritualidad. No negando lo saludable que puede ser la enseñanza del evangelio, más criticándolo al pretender tener la única verdad.  Hay un nuevo tiempo que nos toca vivir.

Dios tiene el diario del lunes, aquello que aún no hemos vivido, Dios ya lo ve, Él ya lo sabe y no sólo puede adelantarse a los resultados, sino que lo recreó para que Juan lo vea, abriéndole una puerta en el cielo  einvitándolo: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de éstas”  (Apoc. 4:1) y luego de ser atrapado, en su atención por el Trono y el Cordero sentado en Gloria, el apóstol tuvo un anticipo extraordinario…

“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar,
de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;yclamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero” Apoc.7:9-10

Está claro, la gran noticia del “Diario del lunes” no sólo titula en su portada que el Cordero está sentado en el Trono, también nos vislumbra huellas a transitar, convicciones del quehacer pastoral que nos llevarán al gran desenlace de la extensión del Reino de los Cielos.

La certeza que hay mucha mies por cosechar. Una gran multitud que responderá y coronará la Obra redentora de Jesús y el accionar poderoso del Espíritu Santo.

La seguridad que el evangelio penetra a las más diversas extracciones y hace permeable toda cultura existente. Una multitud conformada por diferentes nacionalidades, de todo grupo social y de toda lengua.

La innegociable entronización de Cristo en la vida de sus seguidores. Una multitud que se dispone ante el Trono y en la presencia del Cordero. La contundente y prioritaria necesidad de aceptar vivir una vida en Cristo, creciendo en la dependencia de su Señorío, dándole la primacía, guardando las cosas que ha enseñado.

Una vestimenta acorde, que luzca la santidad del Cordero. Una multitud vestida de ropas blancas, como corolario de los ministros que no han rehusado enseñar todo el consejo de Dios. Sin rehuir de anunciar el arrepentimiento y nueva vida en la fe del Hijo de Dios.

La superlativa proclama del evangelio: La salvación. Es la voz y el clamor de lo que Juan escucha con un volumen que lo asombra. La Salvación es el resultado más valioso, que resume todo el bien encontrado en Jesús. La Salvación pertenece a Nuestro Dios y al Cordero.

Ya lo reveló el Señor: Dios reunirá, en la eternidad, una multitud de redimidos y nuestro trabajo consecuente, en el lugar y conforme a la Gracia dada por el Altísimo. Adelante!!!

Con ánimo de servirte.

Referencia: http://www.cordialmentepxg.com/2013/08/05/con-el-diario-del-lunes/

 

De mi tiempo con Dios…

Por Walter Serantes Dios muchas veces hace cosas que no nos agradan. Es innegable que no todo es gozo y victoria en la vida, un ejemplo claro de ello es cuando Zacarias queda invalidado del habla, hasta que se cumple el tiempo y el propósito de Dios, en donde nace Juan el Bautista. De igual manera Dios ha invalidado muchas cosas en nuestra vida, visiones, anhelos, acciones, y tanto más, dejando así que la vida se nos vaya sin cumplir lo deseado; ¡Cuanta tristeza han traído situaciones como estas a nosotros y a los que nos rodean! Más debemos elevarnos hasta la altura del Padre, entendiendo o procurando comprender que en lo traumático hay un plan divino, uno que nos llevará a una Gloria superior que alcanzará a generaciones futuras, donde posiblemente nosotros no estemos en el escenario. Lo glorioso es descansar humildemente en su PLAN, sabiendo que todo en ÉL siempre, en todo tiempo, es perfecto; que es Él quien determina y dirige nuestras incapacidades. “A los ocho días llevaron a circuncidar al niño. Como querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, su madre se opuso. ? ¡No! —dijo ella—. Tiene que llamarse Juan. Entonces le hicieron señas a su padre, para saber qué nombre quería ponerle al niño. Él pidió una tablilla, en la que escribió: «Su nombre es Juan». Y todos quedaron asombrados. Al instante se le desató la lengua, recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Todos los vecinos se llenaron de temor, y por toda la región montañosa de Judea se comentaba lo sucedido. Quienes lo oían se preguntaban: «¿Qué llegará a ser este niño?» Porque la mano del Señor lo protegía.” Lucas 1:59-60, 62-66 NVI

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