Jesús es fundamento

Jesús es fundamental

Por: Osvaldo Carnival 

En la actualidad los fundamentos son cuestionados. La sociedad cuestiona valores y principios con los cuales se había edificado, a tal punto que no puede distinguir lo que está bien de lo que está mal. Los padres no saben cómo controlar a sus hijos. Observamos hoy en la sociedad que los hijos toman las decisiones que ellos desean. Por consecuencia cuando el niño crezca no tendrá fundamentos firmes, ya que no se le fue enseñado.

Pablo nos habla en 1 Corintios 3:10-16 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo”. Esta enseñanza es la esencia de todo lo que hacemos. La vida del cristiano debe ser edificada alrededor de Jesús. 

El Apostol Pablo entendió la corrupción que había en la sociedad y su objetivo fue aclarar a la Iglesia de los corintios que únicamente existe un fundamento, que es Jesús. En nuestro rol ministerial, nosotros como pastores, profesores y líderes tenemos que enseñar la responsabilidad de construir nuestras vidas y ministerios siendo Cristo el fundamento.

Si Cristo es el pilar de todo, no habrá actividad que detenga el crecimiento del evangelismo, porque su promesa dice que Él edificará su Iglesia. Y su verdadero fundamento hará que Más Iglesias cumplan el llamado que Jesús nos encomendó, debemos trabajar siempre a la altura del fundamento porque nuestro rol debe ser de  edificadores. 

Hoy el cielo nos hace un llamado de atención y nos invita a rever nuestros fundamentos y direccionarnos a lo que Él quiere hacer. 

Te dejo tres preguntas que te desfilarán a crecer:

  • ¿El fundamento de tu vida espiritual está siendo Jesús?
  • ¿Estás edificando la Iglesia de Cristo siendo Jesús el fundamento?
  • ¿Estas mostrando fruto de que el centro de tu vida es Jesús? 

Te desafío a que pienses cómo podemos tener más Iglesias con fundamentos verdaderos y claros.

La vacunas más esperada

Autor: Osvaldo Carnival

En el siglo 20, la pandemia de la viruela ha cobrado la suma de 300 millones de víctimas en todo el mundo. La búsqueda de su cura, comenzó con el acercamiento de una paciente al médico inglés Edward Jenner. Ella estaba con brotes en su piel y aseguraba tener un antecedente de viruela bovina. Fue así que se descubre la cura contra la viruela y es la única enfermedad erradicada por una vacuna.

En base al COVID-19, la pandemia del coronavirus, se debaten entre las grandes potencias en descubrir la vacuna que acabe con esa enfermedad. Pero hay otra pandemia que afecta a más de 7000 millones de personas en el mundo y es el temor.

La palabra dice que confiemos en el Señor, que nos ayuda y no temeremos. Voy a darte unos tips de cómo podemos enfrentar el temor.

1- Hay poder en lo que decimos.

En Proverbios 18:21, dice: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos”. Hay poder en nuestras palabras y estamos inundados de malas noticias. Se habla constantemente de muerte en todos lo medios de comunicación. Pero te aconsejo, que tomes la decisión de no hablar de muerte en tu casa. Que te apoyes en el amor de Dios. La Biblia también dice, que el verdadero amor echa fuera el temor.

También en Proverbios 23:7, dice: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él”. El pensamiento genera emociones y éstas, conductas. Primero pensamos, luego reaccionamos emotivamente. Se desata en nuestro metabolismo y de allí, vienen las conductas. Cuida tus pensamientos.

Debemos hablar la palabra de Dios en nuestras casas. Jesús vino para darnos vida en abundancia. Hablar de Él, es hablar de esperanza y fe. La clave esta en perseverar, guardar el corazón y tener una relación íntima con la palabra.

Llevar con nosotros la palabra en todo momento. Cuando vas a dormir, cuando despiertes. Gozaremos de los beneficios de Dios de esta manera.

Tener buenos pensamientos y darnos palabra de aliento constantemente, debe ser un hábito en nosotros.

2- El Señor es mi ayudador.

Quizás estés pasando un momento económico difícil. Recuerda que Dios es nuestro ayudador y no nos abandonará. Decláralo y desata poder. Él levantará nuestros brazos y nos fortalecerá en la batalla.

El señor es mi socorro dice la Biblia. Cada vez que te encuentres en peligro, la ayuda de Dios vendrá hacía a ti. Levanta tus ojos al cielo y él envía al Espíritu Santo, nuestro consolador. Cada mañana, pedile ayuda. Así tus hijos pueden verte con buena cara y se genere un buen clima en tu hogar.

 3- No temeré.

La confianza en Dios hará que el temor huya en tu casa. No temeré, debe ser nuestro lema. Convéncete y repítelo muchas veces. Así poder enfrentar junto a Dios los desafíos económicos. Se valiente y toma la decisión de no temer.

Conclusión

Con Jesús, tenemos la vacuna más esperada por el mundo. Aunque nuestro entorno no sea esperanzador, debemos declarar victoria. Usar nuestra boca para dar buenas noticias. Ser luz en la oscuridad. Por eso, confía en el Dios que te ayuda. No temas, somos más que vencedores.

https://youtube.com/watch?v=krbCmrSYttc

Mira la prédica completa, por aquí.

Recuperado de https://www.facebook.com/notes/863214581113820/

Ocho consejos para la familia en tiempos de pandemia

Autor: Evelyn Saint

1 Pedro 5:7 RVC “Descarguen en él todas sus angustias, porque él tiene cuidado de ustedes.”

Mateo 6:25-27 RVC “Por lo tanto les digo: No se preocupen por su vida, ni por qué comerán o qué beberán; ni con qué cubrirán su cuerpo. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros, y el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes mucho más que ellas?  ¿Y quién de ustedes, por mucho que lo intente, puede añadir medio metro a su estatura?”

La cuarentena ha cambiado drásticamente el estilo de vida que llevábamos, y ha sido especialmente difícil para los matrimonios con hijos, niños y adolescentes en casa.

¿Quién hubiera pensando en estos tiempos vivir esto?

Pero la realidad es que la cuarentena ha afectado profundamente a las familias, desde la extrema convivencia, problemas económicos, roces familiares, las clases escolares de los hijos, las restricciones, y las limitaciones para congregarse.

UNO. Sean honestos respecto a los temores que han vivido. Los problemas son reales, y es necesario hablar con el cónyuge y acomodar acuerdos y diferencias. Es necesario conversar y reconocer la realidad de los grandes impactos y dificultades que han producido estos últimos meses. Es imprescindible hablar como matrimonio sobre los altibajos de la vida, compartir los temores, esperanzas y emociones. Todas las mañanas o todas las noches tomen unos buenos minutos para conversar en profundidad.

DOS. Tienen que hacer el luto por las pérdidas que estamos viviendo. Es más que un virus, es más que una sobrecarga para la familia; es el distanciamiento social, el trabajo a distancia, y tantas otras consecuencias de salud emocional, física y espiritual. La cuarentena nos ha quitado lo conocido, lo familiar, y nos ha expuesto a una realidad muy complicada. O sea, hay que saber que hay dolor y luto por las pérdidas y cambios, y aún más por las pérdidas de las vidas de seres queridos.

TRES. Tomen descansos el uno del otro. No significa darle la espalda al otro, sino hacer actividades separadas como matrimonio, para tener tiempo personal a solas para estudiar la Biblia, leer un buen libro, descansar, realizar una actividad de recreación, etc.

CUATRO. Practiquen el cuidado propio. Cada uno es responsable por su bienestar spiritual, físico y emocional. El cónyuge puede apoyar y alentar al otro, pero el cuidado personal es tarea de cada uno. Tengan la meta diaria de comer bien, descansar bien, y atender la salud.

CINCO. Estén unidos como matrimonio. El adversario está afuera de ustedes, no dentro del matrimonio. Recuerden atacar y resolver los problemas, no atacar al cónyuge. Funcionen como equipo, conversen y ordenen entre los dos sus prioridades y objetivos como familia. Repartan lo mejor posible las tareas y responsabilidades del matrimonio. Y que los hijos también participen de tareas y obligaciones dentro de la casa según sus posibilidades.

SEIS. Hagan de su hogar un lugar seguro, donde no haya gritos, discusiones fuertes, y roces individuos. Sobre todo con hijos pequeños, es necesario un lugar de paz y tranquilidad, con orden en los horarios y en las tareas. Cuiden el orden y el tiempo de sus hijos, para que no vivan sin horarios, con desorden en su sueño, y con exceso de televisión o aparatos digitales como el celular o la tablet. Necesitan tiempo de calidad y diálogo con sus padres, y el apoyo directo y específico en sus vidas. Separen un tiempo específico para temas difíciles o complicados en el matrimonio de manera privada, y no estarlos hablando todo el tiempo. Fijar límites claros en el uso de la televisión, los celulares, el tiempo en redes, y horarios para dormir y levantarse. Es la oportunidad de ponerse al día con los pendientes que tienen, como también planear el futuro con sabiduría.

SIETE. Participen como familia de las reuniones de iglesia, sean presenciales o virtuales. Es demasiado fácil desenchufarse de la iglesia y de la fe, descuidarse y enfriarse. La pandemia es una oportunidad de fomentar más raíces espirituales y conversar los temas espirituales que están surgiendo.

OCHO. Inviertan en los demás: amistades de calidad, donde puedan comunicarse, chatear y estar comunicados. Estén comunicados con sus familiares y hermanos de la fe. Tengan un espacio solidario, de generosidad y aporte según las posibilidades, que son muchas. Tengan tiempo para enviar mensajitos de ánimo a personas que están solas o enfermas, o realizar visitas y ayudas de ser posible.

La pandemia es a la vez una crisis y una oportunidad, lo cual depende de nuestra actitud. Si vemos a la pandemia como una limitación, así nos irá. Pero si vemos a la pandemia como una oportunidad y desafío a crecer y salir adelante, así también será.

Deuteronomio 6:6-7 TLA “Apréndete de memoria todas las enseñanzas que hoy te he dado, y repítelas a tus hijos a todas horas y en todo lugar: cuando estés en tu casa o en el camino, y cuando te levantes o cuando te acuestes.”

Donde menos los esperamos

Autor: Lidia Lewczuk Masalyka

“ Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? ” 1 Reyes 19: 11-13

Creo que muchos hemos leído este pasaje del tiempo de crisis, soledad y desánimo de Elías; después de un gran triunfo sobre la idolatría nacional, huye hacia un lugar especial: Horeb, el Monte de Dios. Si viéramos un mapa, pensaríamos en que era suicida viajar hasta lo que hoy es Egipto, Sinaí. En realidad estaba deseando morir. Después de un gran derrame de adrenalina, en el cerebro, dice la ciencia, viene una depresión. Suponemos que emocionalmente estaba desgastado, y me llama la atención hacia dónde huye. Había muchos otros lugares para esconderse. En su desesperación, sabe que hay un lugar en la tierra donde Dios se manifestó a Israel, es mi especulación.

Allí en una cueva, un momento Dios permite que él sienta el poderoso viento, luego un terremoto, más tarde fuego…pero Dios no estaba allí.

Pero tras el silbo suave y apacible salió de la cueva, y escuchó la voz de Dios en la tranquilidad que su mente necesitaba. Esa voz reordena su futuro, quita los temores. Le anima a seguir ministrando. Todavía tiene varios trabajos pendientes y debe desandar el camino.

Muchas veces hemos estado en ese lugar, con ganas de tirar todo.

Elías pensó que todo terminaba lo ideal, morir de tristeza debajo de un enebro en el desierto mientras Dios pensaba en un carro triunfal de fuego para su siervo guerrero.

Mucha gente confunde manifestaciones “ruidosas” con el poder de Dios, es puro sentimentalismo. Hay una manera preciosa que Dios puede corregirnos, guiarnos, para eso hay que salir de la cueva y escuchar el silbo suave y apacible.

“Yo creo en Dios, como creo en un amigo, yo siento el aliento de su afecto, percibo su mano invisible y tangible, atrayéndome, tomándome y guiándome” (Miguel de Unamuno)

Recuperado: https://www.centrocristianocba.com.ar/donde-menos-lo-esperamos-lidia-lewczuk-de-masalyka/

sabiduria

La Sabiduría

Autor: Walter Serantes

Iniciemos esta lectuta con la siguiente oración: “Amado Señor, así como el rey Salomón nos presentamos delante de ti para pedirte sabiduría. Estamos en tiempos difíciles e inciertos y necesitamos conocer tu voluntad, escuchar tus advertencias y consejos. Queremos que nos enseñes a vivir una vida plena, aprovechando las oportunidades que nos das y disfrutando nuestro tiempo. En el nombre de Jesús, AMEN”. 

Algunas frases célebres acerca de la sabiduría dicen lo siguiente:

“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”. Aristóteles

“No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer”. Goethe

“El sabio no se sienta a lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea para reparar el daño hecho”. William Shakespeare. 

“Los que están siempre de vuelta de todo son los que nunca han ido a ninguna parte. Sacar provecho de un buen consejo exige más sabiduría que darlo”. Autor anónimo

Ahora ¿Qué dice la Biblia acerca de la sabiduría? La sabiduría es la habilidad dada por Dios para tratar inteligentemente con las experiencias variadas de la vida, que resulta en bendición para todos los involucrados. Proverbios dice lo siguiente “El temor del Señor es el principio de la sabiduría” (9.10) en la época de oro de la Nación de Israel.  Eclesiastés señala que es inútil acatar los mandatos de la sabiduría sin ser humilde ante Dios y mantener una relación profunda con Él. La sabiduría humana no puede obtener conocimiento de Dios, la sabiduría divina viene por revelación y está encarnada en Jesucristo, “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Col. 2:3). 

“Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos”. Efesios 5:15-16 

Existe una gran diferencia entre la sabiduría que viene de Dios y la que se adquiere por la experiencia, si bien se considera que a medida que pasan los años deberíamos ser más sabios, la realidad es diferente. El libro de Proverbios es “el manual de la sabiduría” y en el mismo encontramos respuesta a muchas situaciones que en la vida diaria tenemos que atravesar. Alli encontramos consejos como “Mas vale adquirir sabiduría que oro, más vale adquirir inteligencia que plata” Proverbios 16.15

Lo cierto es que todos podemos alcanzar este regalo precioso de Dios, no importa si tenemos más o menos educación, no es nuestra historia familiar ni las malas decisiones que hayamos tomado en la vida. Por eso el apóstol Pablo advierte a los hermanos de Efesios como si dijera ¡Abran los ojos!: 

– Sean diligentes, “tengan cuidado”, esta palabra griega habla de precisión y exactitud, lo opuesto sería “andar descuidadamente y sin dirección correcta”

– Ser diligente es una marca de sabiduría, la persona sabia tiene una hoja de ruta, señala su rumbo, iza las velas y guía el timón hacia su destino. Alguien dijo: “Cuando no se sabe a qué puerto nos dirigimos ningún viento es favorable”. 

– La vida es breve, es como la sortija de la calesita, sino la agarras pasa. La palabra “oportunidad” viene del latín y significa “hacia el puerto”, es aprovechar el viento y la corriente para llegar con seguridad. 

– Los días son malos, la persecución romana estaba al asecho… hoy podemos decir las pestes nos rodean y las restricciones nos limitan. 

– El tiempo es un don que tenemos que aprender a administrar correctamente, el tiempo que transcurre (chronos) y el tiempo señalado para el cumplimiento de los propósitos de Dios (kairos). 

Los cristianos tenemos que ser gente sabia cuya sabiduría sea practicada, pues será nuestra norma de conducta. Al hablar de “andar” la Palabra refiere a “comportamiento”. Esto es una exhortación a no preocuparnos tanto por nuestro trabajo, educación, hogar, familia, entretenimientos, ropa, apariencia sino más bien a “nuestra manera de vivir”, siendo gente que piensa lo que hace, aprovecha al máximo cada momento oportuno y ha entendido la voluntad de Dios. 

¿Cómo puedo tener esta sabiduría? El libro de Santiago 1.5 dice “Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie”. 

Finalmente aclara: “¿Quién es sabio y entendido de ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría”. Santiago 3.13

Entonces, la sabiduría comienza con un temor saludable a Dios donde reconozco las consecuencias del pecado (Proverbios 1.7), se desarrolla estudiando la Biblia (1 Timoteo 3.16), se fortalece buscando la voluntad de Dios (Colosenses 1.9) y se demuestra aceptando la disciplina con buena disposición (Proverbios 12.1). 

Seguramente conoces gente muy inteligente pero poco sabia, la sabiduría se nota a través de los resultados, no se trata de los bienes que tienes sino de cómo los disfrutas y puedes relajarte. Tampoco se trata de tener o no seres amados, sino en la manera en que te relacionas con ellos. La sabiduría te ayuda a seleccionar tus batallas, acomodar tus prioridades, valorar lo que realmente importa y dejar a un lado lo que te roba la paz y la vida. Un administrador sabio vive consciente de la importancia del tiempo, de sus responsabilidades, es sensible a la voz de Dios, se entrega cada día a Él y acepta los sucesos de su vida, busca y toma para si las oportunidades, aprende de sus errores pasados, invierte sus tiempo en hablar con su Señor y esperar su guía y dirección.  ¿Cuántos de nosotros planeamos el día de manera que puedan utilizar sus oportunidades sabiamente? ¿Reconoces tus faltas con facilidad y eres una persona dócil para aprender? ¿Qué es lo que distingue a una persona sabia de una necia? 

Finalicemos haciendo la siguiente oración: “Señor, gracias por los años de vida que nos has concedido, por cada momento difícil y placentero que hemos atravesado. Hoy tomamos el consejo de andar con sabiduría y diligencia, teniendo cuidado de nuestras pisadas, siendo administradores sabios de cada oportunidad que nos concedes. Tu eres el dueño de nuestro tiempo, enséñanos a caminar en el con sabiduría divina. En el nombre de Jesús, AMEN”.

Extracto recuperado de https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=3449775998473095&id=250697665047627

Se llenó de ellos la Tierra

Autor:  Leo Arribas

La historia del Éxodo tiene origen en un hombre: José. Fue un varón que vivió detrás de un sueño, todos los de su tiempo pasaron, él mismo pasó, pero lo que hizo trascendió generaciones y quedó como un legado para la posteridad. Sus sueños, firmeza, carácter, pasión, e integridad, nos enseñan que para Dios no hay nada imposible, y que lo imposible se rinde ante Sus pies. 

Un hombre que desde la esclavitud llegó a la máxima función antes de Faraón. Su vida fue más allá de sus días, su vida impactó su generación, y hoy impacta la nuestra. Como José, fuimos esclavos, nos encontramos por mucho tiempo presos de los vicios, del pecado, y hoy entendemos que nuestro pasado no es excusa para levantarnos y cumplir el propósito de Dios en nuestra vida y en esta tierra, para bendecir a las generaciones que vendrán a los pies de Cristo. 

Con José muerto, ¿acaso se terminaba el plan de Dios? El pueblo de Israel se multiplicaba y crecía, pero había alguien más que no quería el crecimiento de la nación. Faraón expresaba: que no se multipliquen. La idea de Dios es que crezcamos y seamos fortalecidos; que lleguemos al máximo desarrollo de nuestras vidas y que podamos multiplicarnos. La idea de Faraón, es muy diferente a la de Dios. 

Faraón es un símbolo del diablo, se presenta como el hostil adversario dispuesto a utilizar cualquier recurso para detenerte en el viaje que has comenzado. Su plan es empequeñecerte, humillarte y debilitarte, para que no crezcas. El plan que Faraón utilizó para interrumpir el desarrollo de la nación heredera de la promesa, es el mismo que Satanás emplea hoy, para frenar tu crecimiento. 

Uno de los recursos que usará para que no crezcamos es el rechazo. Hará que sientas que tu obra no es trascendente. Es lo que los religiosos fariseos hicieron con Jesús: menospreciaron sus métodos e ignoraron sus resultados, su fruto. Muchas veces el diablo intentará decirte: “lo que haces no es tan tremendo”, “¿ves?, al final a nadie le importa”, y agregará: “nadie se da cuenta de tus esfuerzos”. Él espera que te sientas rechazado y poco valorado, identifica esta estrategia y no caigas en su engaño.

Otro medio para detener tu crecimiento es el miedo. Cuando Faraón vio que los que estaban a su lado estaban creciendo más, intentó frenarlos. ¡Qué pensamiento carente de visión! No sabía que si ellos crecían, él podía quizá tener un ejército más grande, una nación más fuerte, más producción. El temor que tuvo fue perder su posición. En este sentido nuestros temores e inseguridades también detienen nuestro crecimiento.

Finalmente, las pesadas cargas también interrumpen el crecimiento. Faraón aumentó el trabajo del pueblo de Israel, y así Satanás querrá cargarte para detener tu andar. Aquí es donde muchos desisten, porque posiblemente estén pasando luchas que saben diabólicas y entonces surge el desánimo. Frente a esta táctica hay que saber algo: que el diablo se acerque a tu vida no significa que estés en pecado o en derrota; cuando caes en su trampa, es allí donde estás en problemas.

 Las molestas cargas, tienen un objetivo: la distracción. Primero comienzas quitando los ojos de la meta, y luego te sacan del propósito. Observemos algo del texto: “…y edificaron para Faraón”, cuando le damos lugar a esas cargas terminamos edificando para Faraón. 

Dios nos llamó a edificar la iglesia, Él quiere edificar su iglesia sobre ti. 

Extraído del libro “Se llenó de ellos la Tierra”.

Paz en el Matrimonio

Autor: Humberto y Eve Jiménez

“Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos” Romanos 12:18

Los mayores motivos de conflicto que pueden llevar a la falta de paz matrimonial son las finanzas, la falta de diálogo y afecto, las relaciones con los amigos y parientes, el tiempo de recreación y esparcimiento, temas espirituales y/o religiosos, la distribución de las tareas domésticas, la disciplina respecto a los hijos.

Tener paz en el matrimonio, y por lo tanto en el hogar, no significa ausencia de conflictos o diferencias. Todos arrastramos nuestras historias personales, todos tenemos una inclinación autocéntrica. Y si sumamos los temperamentos diferentes y las complicaciones de la vida diaria, esto resulta en ¡conflictos!

Para traer paz al hogar hay que reconocer dos clases básicas de conflictos:

-En primer lugar, aquellos conflictos que nosotros creamos por inmadurez, malos hábitos, etc., que debemos ver y buscar eliminar de nuestros matrimonios para no sumarlos a los de la vida conyugal.

– En segundo lugar, los conflictos que simplemente resultan de la vida cotidiana, como el trabajo, la crianza de los hijos, etc., que son los conflictos del presente. Dichosas las parejas que ya solucionaron los conflictos del primer grupo y están abocados en buscar la paz en la vida diaria y presente.

En el conflicto deberíamos saber cómo conducirnos y qué decisiones tomar. Para lograr la paz en un conflicto es necesario que haya una confrontación amorosa y respetuosa al hablar los temas y no evadirlos.

El poeta inglés Woodsworth escribió: “Quien tiene un buen amigo no necesita espejo”. Y en el matrimonio tenemos que encontrar precisamente en nuestro cónyuge nuestro mejor espejo, nuestro compañero, nuestro consejero confiable. Aquí entonces estamos hablando de un matrimonio que ha alcanzado un grado de madurez.

Hay que practicar el perdón a diario. Sin perdón y reconciliación, el matrimonio tambalea. Cuanto antes enfrentemos los conflictos, los conversemos y tomemos decisiones, más fácil será perdonar y realizar cambios.

Es importante:

Que cada cónyuge sea responsable de sus actitudes emocionales y de sus acciones.

Que cada cónyuge sea responsable de expresar con claridad lo que piensa y lo que le preocupa, siempre en un tono de amabilidad y respeto.

Tratar los conflictos en la privacidad del hogar, sin mezclar a terceras personas, a menos que un sabio consejo sea necesario.

Ser humildes para reconocer cuando se hayan equivocado.

Buscar “atacar el problema y no a la persona”, evitando la crítica innecesaria, palabras acusatorias y dramáticas.

Y esta sabiduría de resolver las diferencias dependerá enormemente de nuestra relación individual con Dios.

La meta de un hogar en paz no es vivir sin conflictos, sino aprender cómo enfrentarlos, y cómo vivirlos. y sobre todo, saber cuál es el trato de cada cónyuge dentro del conflicto.

Quizás tu matrimonio hoy esté en crisis, o quizás no, pero ten presente que tu responsabilidad es trabajar en lo que a tí te toca.. Dios podrá obrar en tu matrimonio con tus acciones y actitudes de fe (Lucas 6.42).

Comienza plantando semillas de inspiración y bendición hoy. No dejes que las semillas de amargura y rencor echen raíces que agrieten tu matrimonio.

Aporta tu madurez y recuerda que tu cónyuge no es perfecto, si no, ¡no se habría casado contigo! (1 Corintios 13.11). En cuanto dependa de ti, mantiene la paz.

Recuperado de https://www.oramos.com.ar/blog/la-familia-pastoral/paz-en-el-matrimonio