Ocho consejos para la familia en tiempos de pandemia

Autor: Evelyn Saint

1 Pedro 5:7 RVC “Descarguen en él todas sus angustias, porque él tiene cuidado de ustedes.”

Mateo 6:25-27 RVC “Por lo tanto les digo: No se preocupen por su vida, ni por qué comerán o qué beberán; ni con qué cubrirán su cuerpo. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros, y el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes mucho más que ellas?  ¿Y quién de ustedes, por mucho que lo intente, puede añadir medio metro a su estatura?”

La cuarentena ha cambiado drásticamente el estilo de vida que llevábamos, y ha sido especialmente difícil para los matrimonios con hijos, niños y adolescentes en casa.

¿Quién hubiera pensando en estos tiempos vivir esto?

Pero la realidad es que la cuarentena ha afectado profundamente a las familias, desde la extrema convivencia, problemas económicos, roces familiares, las clases escolares de los hijos, las restricciones, y las limitaciones para congregarse.

UNO. Sean honestos respecto a los temores que han vivido. Los problemas son reales, y es necesario hablar con el cónyuge y acomodar acuerdos y diferencias. Es necesario conversar y reconocer la realidad de los grandes impactos y dificultades que han producido estos últimos meses. Es imprescindible hablar como matrimonio sobre los altibajos de la vida, compartir los temores, esperanzas y emociones. Todas las mañanas o todas las noches tomen unos buenos minutos para conversar en profundidad.

DOS. Tienen que hacer el luto por las pérdidas que estamos viviendo. Es más que un virus, es más que una sobrecarga para la familia; es el distanciamiento social, el trabajo a distancia, y tantas otras consecuencias de salud emocional, física y espiritual. La cuarentena nos ha quitado lo conocido, lo familiar, y nos ha expuesto a una realidad muy complicada. O sea, hay que saber que hay dolor y luto por las pérdidas y cambios, y aún más por las pérdidas de las vidas de seres queridos.

TRES. Tomen descansos el uno del otro. No significa darle la espalda al otro, sino hacer actividades separadas como matrimonio, para tener tiempo personal a solas para estudiar la Biblia, leer un buen libro, descansar, realizar una actividad de recreación, etc.

CUATRO. Practiquen el cuidado propio. Cada uno es responsable por su bienestar spiritual, físico y emocional. El cónyuge puede apoyar y alentar al otro, pero el cuidado personal es tarea de cada uno. Tengan la meta diaria de comer bien, descansar bien, y atender la salud.

CINCO. Estén unidos como matrimonio. El adversario está afuera de ustedes, no dentro del matrimonio. Recuerden atacar y resolver los problemas, no atacar al cónyuge. Funcionen como equipo, conversen y ordenen entre los dos sus prioridades y objetivos como familia. Repartan lo mejor posible las tareas y responsabilidades del matrimonio. Y que los hijos también participen de tareas y obligaciones dentro de la casa según sus posibilidades.

SEIS. Hagan de su hogar un lugar seguro, donde no haya gritos, discusiones fuertes, y roces individuos. Sobre todo con hijos pequeños, es necesario un lugar de paz y tranquilidad, con orden en los horarios y en las tareas. Cuiden el orden y el tiempo de sus hijos, para que no vivan sin horarios, con desorden en su sueño, y con exceso de televisión o aparatos digitales como el celular o la tablet. Necesitan tiempo de calidad y diálogo con sus padres, y el apoyo directo y específico en sus vidas. Separen un tiempo específico para temas difíciles o complicados en el matrimonio de manera privada, y no estarlos hablando todo el tiempo. Fijar límites claros en el uso de la televisión, los celulares, el tiempo en redes, y horarios para dormir y levantarse. Es la oportunidad de ponerse al día con los pendientes que tienen, como también planear el futuro con sabiduría.

SIETE. Participen como familia de las reuniones de iglesia, sean presenciales o virtuales. Es demasiado fácil desenchufarse de la iglesia y de la fe, descuidarse y enfriarse. La pandemia es una oportunidad de fomentar más raíces espirituales y conversar los temas espirituales que están surgiendo.

OCHO. Inviertan en los demás: amistades de calidad, donde puedan comunicarse, chatear y estar comunicados. Estén comunicados con sus familiares y hermanos de la fe. Tengan un espacio solidario, de generosidad y aporte según las posibilidades, que son muchas. Tengan tiempo para enviar mensajitos de ánimo a personas que están solas o enfermas, o realizar visitas y ayudas de ser posible.

La pandemia es a la vez una crisis y una oportunidad, lo cual depende de nuestra actitud. Si vemos a la pandemia como una limitación, así nos irá. Pero si vemos a la pandemia como una oportunidad y desafío a crecer y salir adelante, así también será.

Deuteronomio 6:6-7 TLA “Apréndete de memoria todas las enseñanzas que hoy te he dado, y repítelas a tus hijos a todas horas y en todo lugar: cuando estés en tu casa o en el camino, y cuando te levantes o cuando te acuestes.”

Donde menos los esperamos

Autor: Lidia Lewczuk Masalyka

“ Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? ” 1 Reyes 19: 11-13

Creo que muchos hemos leído este pasaje del tiempo de crisis, soledad y desánimo de Elías; después de un gran triunfo sobre la idolatría nacional, huye hacia un lugar especial: Horeb, el Monte de Dios. Si viéramos un mapa, pensaríamos en que era suicida viajar hasta lo que hoy es Egipto, Sinaí. En realidad estaba deseando morir. Después de un gran derrame de adrenalina, en el cerebro, dice la ciencia, viene una depresión. Suponemos que emocionalmente estaba desgastado, y me llama la atención hacia dónde huye. Había muchos otros lugares para esconderse. En su desesperación, sabe que hay un lugar en la tierra donde Dios se manifestó a Israel, es mi especulación.

Allí en una cueva, un momento Dios permite que él sienta el poderoso viento, luego un terremoto, más tarde fuego…pero Dios no estaba allí.

Pero tras el silbo suave y apacible salió de la cueva, y escuchó la voz de Dios en la tranquilidad que su mente necesitaba. Esa voz reordena su futuro, quita los temores. Le anima a seguir ministrando. Todavía tiene varios trabajos pendientes y debe desandar el camino.

Muchas veces hemos estado en ese lugar, con ganas de tirar todo.

Elías pensó que todo terminaba lo ideal, morir de tristeza debajo de un enebro en el desierto mientras Dios pensaba en un carro triunfal de fuego para su siervo guerrero.

Mucha gente confunde manifestaciones “ruidosas” con el poder de Dios, es puro sentimentalismo. Hay una manera preciosa que Dios puede corregirnos, guiarnos, para eso hay que salir de la cueva y escuchar el silbo suave y apacible.

“Yo creo en Dios, como creo en un amigo, yo siento el aliento de su afecto, percibo su mano invisible y tangible, atrayéndome, tomándome y guiándome” (Miguel de Unamuno)

Recuperado: https://www.centrocristianocba.com.ar/donde-menos-lo-esperamos-lidia-lewczuk-de-masalyka/

sabiduria

La Sabiduría

Autor: Walter Serantes

Iniciemos esta lectuta con la siguiente oración: “Amado Señor, así como el rey Salomón nos presentamos delante de ti para pedirte sabiduría. Estamos en tiempos difíciles e inciertos y necesitamos conocer tu voluntad, escuchar tus advertencias y consejos. Queremos que nos enseñes a vivir una vida plena, aprovechando las oportunidades que nos das y disfrutando nuestro tiempo. En el nombre de Jesús, AMEN”. 

Algunas frases célebres acerca de la sabiduría dicen lo siguiente:

“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”. Aristóteles

“No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer”. Goethe

“El sabio no se sienta a lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea para reparar el daño hecho”. William Shakespeare. 

“Los que están siempre de vuelta de todo son los que nunca han ido a ninguna parte. Sacar provecho de un buen consejo exige más sabiduría que darlo”. Autor anónimo

Ahora ¿Qué dice la Biblia acerca de la sabiduría? La sabiduría es la habilidad dada por Dios para tratar inteligentemente con las experiencias variadas de la vida, que resulta en bendición para todos los involucrados. Proverbios dice lo siguiente “El temor del Señor es el principio de la sabiduría” (9.10) en la época de oro de la Nación de Israel.  Eclesiastés señala que es inútil acatar los mandatos de la sabiduría sin ser humilde ante Dios y mantener una relación profunda con Él. La sabiduría humana no puede obtener conocimiento de Dios, la sabiduría divina viene por revelación y está encarnada en Jesucristo, “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Col. 2:3). 

“Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos”. Efesios 5:15-16 

Existe una gran diferencia entre la sabiduría que viene de Dios y la que se adquiere por la experiencia, si bien se considera que a medida que pasan los años deberíamos ser más sabios, la realidad es diferente. El libro de Proverbios es “el manual de la sabiduría” y en el mismo encontramos respuesta a muchas situaciones que en la vida diaria tenemos que atravesar. Alli encontramos consejos como “Mas vale adquirir sabiduría que oro, más vale adquirir inteligencia que plata” Proverbios 16.15

Lo cierto es que todos podemos alcanzar este regalo precioso de Dios, no importa si tenemos más o menos educación, no es nuestra historia familiar ni las malas decisiones que hayamos tomado en la vida. Por eso el apóstol Pablo advierte a los hermanos de Efesios como si dijera ¡Abran los ojos!: 

– Sean diligentes, “tengan cuidado”, esta palabra griega habla de precisión y exactitud, lo opuesto sería “andar descuidadamente y sin dirección correcta”

– Ser diligente es una marca de sabiduría, la persona sabia tiene una hoja de ruta, señala su rumbo, iza las velas y guía el timón hacia su destino. Alguien dijo: “Cuando no se sabe a qué puerto nos dirigimos ningún viento es favorable”. 

– La vida es breve, es como la sortija de la calesita, sino la agarras pasa. La palabra “oportunidad” viene del latín y significa “hacia el puerto”, es aprovechar el viento y la corriente para llegar con seguridad. 

– Los días son malos, la persecución romana estaba al asecho… hoy podemos decir las pestes nos rodean y las restricciones nos limitan. 

– El tiempo es un don que tenemos que aprender a administrar correctamente, el tiempo que transcurre (chronos) y el tiempo señalado para el cumplimiento de los propósitos de Dios (kairos). 

Los cristianos tenemos que ser gente sabia cuya sabiduría sea practicada, pues será nuestra norma de conducta. Al hablar de “andar” la Palabra refiere a “comportamiento”. Esto es una exhortación a no preocuparnos tanto por nuestro trabajo, educación, hogar, familia, entretenimientos, ropa, apariencia sino más bien a “nuestra manera de vivir”, siendo gente que piensa lo que hace, aprovecha al máximo cada momento oportuno y ha entendido la voluntad de Dios. 

¿Cómo puedo tener esta sabiduría? El libro de Santiago 1.5 dice “Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie”. 

Finalmente aclara: “¿Quién es sabio y entendido de ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría”. Santiago 3.13

Entonces, la sabiduría comienza con un temor saludable a Dios donde reconozco las consecuencias del pecado (Proverbios 1.7), se desarrolla estudiando la Biblia (1 Timoteo 3.16), se fortalece buscando la voluntad de Dios (Colosenses 1.9) y se demuestra aceptando la disciplina con buena disposición (Proverbios 12.1). 

Seguramente conoces gente muy inteligente pero poco sabia, la sabiduría se nota a través de los resultados, no se trata de los bienes que tienes sino de cómo los disfrutas y puedes relajarte. Tampoco se trata de tener o no seres amados, sino en la manera en que te relacionas con ellos. La sabiduría te ayuda a seleccionar tus batallas, acomodar tus prioridades, valorar lo que realmente importa y dejar a un lado lo que te roba la paz y la vida. Un administrador sabio vive consciente de la importancia del tiempo, de sus responsabilidades, es sensible a la voz de Dios, se entrega cada día a Él y acepta los sucesos de su vida, busca y toma para si las oportunidades, aprende de sus errores pasados, invierte sus tiempo en hablar con su Señor y esperar su guía y dirección.  ¿Cuántos de nosotros planeamos el día de manera que puedan utilizar sus oportunidades sabiamente? ¿Reconoces tus faltas con facilidad y eres una persona dócil para aprender? ¿Qué es lo que distingue a una persona sabia de una necia? 

Finalicemos haciendo la siguiente oración: “Señor, gracias por los años de vida que nos has concedido, por cada momento difícil y placentero que hemos atravesado. Hoy tomamos el consejo de andar con sabiduría y diligencia, teniendo cuidado de nuestras pisadas, siendo administradores sabios de cada oportunidad que nos concedes. Tu eres el dueño de nuestro tiempo, enséñanos a caminar en el con sabiduría divina. En el nombre de Jesús, AMEN”.

Extracto recuperado de https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=3449775998473095&id=250697665047627

Se llenó de ellos la Tierra

Autor:  Leo Arribas

La historia del Éxodo tiene origen en un hombre: José. Fue un varón que vivió detrás de un sueño, todos los de su tiempo pasaron, él mismo pasó, pero lo que hizo trascendió generaciones y quedó como un legado para la posteridad. Sus sueños, firmeza, carácter, pasión, e integridad, nos enseñan que para Dios no hay nada imposible, y que lo imposible se rinde ante Sus pies. 

Un hombre que desde la esclavitud llegó a la máxima función antes de Faraón. Su vida fue más allá de sus días, su vida impactó su generación, y hoy impacta la nuestra. Como José, fuimos esclavos, nos encontramos por mucho tiempo presos de los vicios, del pecado, y hoy entendemos que nuestro pasado no es excusa para levantarnos y cumplir el propósito de Dios en nuestra vida y en esta tierra, para bendecir a las generaciones que vendrán a los pies de Cristo. 

Con José muerto, ¿acaso se terminaba el plan de Dios? El pueblo de Israel se multiplicaba y crecía, pero había alguien más que no quería el crecimiento de la nación. Faraón expresaba: que no se multipliquen. La idea de Dios es que crezcamos y seamos fortalecidos; que lleguemos al máximo desarrollo de nuestras vidas y que podamos multiplicarnos. La idea de Faraón, es muy diferente a la de Dios. 

Faraón es un símbolo del diablo, se presenta como el hostil adversario dispuesto a utilizar cualquier recurso para detenerte en el viaje que has comenzado. Su plan es empequeñecerte, humillarte y debilitarte, para que no crezcas. El plan que Faraón utilizó para interrumpir el desarrollo de la nación heredera de la promesa, es el mismo que Satanás emplea hoy, para frenar tu crecimiento. 

Uno de los recursos que usará para que no crezcamos es el rechazo. Hará que sientas que tu obra no es trascendente. Es lo que los religiosos fariseos hicieron con Jesús: menospreciaron sus métodos e ignoraron sus resultados, su fruto. Muchas veces el diablo intentará decirte: “lo que haces no es tan tremendo”, “¿ves?, al final a nadie le importa”, y agregará: “nadie se da cuenta de tus esfuerzos”. Él espera que te sientas rechazado y poco valorado, identifica esta estrategia y no caigas en su engaño.

Otro medio para detener tu crecimiento es el miedo. Cuando Faraón vio que los que estaban a su lado estaban creciendo más, intentó frenarlos. ¡Qué pensamiento carente de visión! No sabía que si ellos crecían, él podía quizá tener un ejército más grande, una nación más fuerte, más producción. El temor que tuvo fue perder su posición. En este sentido nuestros temores e inseguridades también detienen nuestro crecimiento.

Finalmente, las pesadas cargas también interrumpen el crecimiento. Faraón aumentó el trabajo del pueblo de Israel, y así Satanás querrá cargarte para detener tu andar. Aquí es donde muchos desisten, porque posiblemente estén pasando luchas que saben diabólicas y entonces surge el desánimo. Frente a esta táctica hay que saber algo: que el diablo se acerque a tu vida no significa que estés en pecado o en derrota; cuando caes en su trampa, es allí donde estás en problemas.

 Las molestas cargas, tienen un objetivo: la distracción. Primero comienzas quitando los ojos de la meta, y luego te sacan del propósito. Observemos algo del texto: “…y edificaron para Faraón”, cuando le damos lugar a esas cargas terminamos edificando para Faraón. 

Dios nos llamó a edificar la iglesia, Él quiere edificar su iglesia sobre ti. 

Extraído del libro “Se llenó de ellos la Tierra”.

Paz en el Matrimonio

Autor: Humberto y Eve Jiménez

“Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos” Romanos 12:18

Los mayores motivos de conflicto que pueden llevar a la falta de paz matrimonial son las finanzas, la falta de diálogo y afecto, las relaciones con los amigos y parientes, el tiempo de recreación y esparcimiento, temas espirituales y/o religiosos, la distribución de las tareas domésticas, la disciplina respecto a los hijos.

Tener paz en el matrimonio, y por lo tanto en el hogar, no significa ausencia de conflictos o diferencias. Todos arrastramos nuestras historias personales, todos tenemos una inclinación autocéntrica. Y si sumamos los temperamentos diferentes y las complicaciones de la vida diaria, esto resulta en ¡conflictos!

Para traer paz al hogar hay que reconocer dos clases básicas de conflictos:

-En primer lugar, aquellos conflictos que nosotros creamos por inmadurez, malos hábitos, etc., que debemos ver y buscar eliminar de nuestros matrimonios para no sumarlos a los de la vida conyugal.

– En segundo lugar, los conflictos que simplemente resultan de la vida cotidiana, como el trabajo, la crianza de los hijos, etc., que son los conflictos del presente. Dichosas las parejas que ya solucionaron los conflictos del primer grupo y están abocados en buscar la paz en la vida diaria y presente.

En el conflicto deberíamos saber cómo conducirnos y qué decisiones tomar. Para lograr la paz en un conflicto es necesario que haya una confrontación amorosa y respetuosa al hablar los temas y no evadirlos.

El poeta inglés Woodsworth escribió: “Quien tiene un buen amigo no necesita espejo”. Y en el matrimonio tenemos que encontrar precisamente en nuestro cónyuge nuestro mejor espejo, nuestro compañero, nuestro consejero confiable. Aquí entonces estamos hablando de un matrimonio que ha alcanzado un grado de madurez.

Hay que practicar el perdón a diario. Sin perdón y reconciliación, el matrimonio tambalea. Cuanto antes enfrentemos los conflictos, los conversemos y tomemos decisiones, más fácil será perdonar y realizar cambios.

Es importante:

Que cada cónyuge sea responsable de sus actitudes emocionales y de sus acciones.

Que cada cónyuge sea responsable de expresar con claridad lo que piensa y lo que le preocupa, siempre en un tono de amabilidad y respeto.

Tratar los conflictos en la privacidad del hogar, sin mezclar a terceras personas, a menos que un sabio consejo sea necesario.

Ser humildes para reconocer cuando se hayan equivocado.

Buscar “atacar el problema y no a la persona”, evitando la crítica innecesaria, palabras acusatorias y dramáticas.

Y esta sabiduría de resolver las diferencias dependerá enormemente de nuestra relación individual con Dios.

La meta de un hogar en paz no es vivir sin conflictos, sino aprender cómo enfrentarlos, y cómo vivirlos. y sobre todo, saber cuál es el trato de cada cónyuge dentro del conflicto.

Quizás tu matrimonio hoy esté en crisis, o quizás no, pero ten presente que tu responsabilidad es trabajar en lo que a tí te toca.. Dios podrá obrar en tu matrimonio con tus acciones y actitudes de fe (Lucas 6.42).

Comienza plantando semillas de inspiración y bendición hoy. No dejes que las semillas de amargura y rencor echen raíces que agrieten tu matrimonio.

Aporta tu madurez y recuerda que tu cónyuge no es perfecto, si no, ¡no se habría casado contigo! (1 Corintios 13.11). En cuanto dependa de ti, mantiene la paz.

Recuperado de https://www.oramos.com.ar/blog/la-familia-pastoral/paz-en-el-matrimonio

El Poder De La Visión

Autor: Omar Olier

Los hombres y las mujeres de Dios, somos personas de fe. La fe sirve para llevar adelante una misión, pero para hacerlo necesitamos primero saber hacia a donde vamos. Es ahí donde entra la visión. La visión sirve para fijar el rumbo, un Norte, un camino a seguir, nos permite ver nuestro destino con claridad. La fe es el combustible que te permitirá poner en movimiento toda tu maquinaria para acelerar hacia tu destino.

Cuando Moisés junto salió de Egipto junto al pueblo de Israel, llegó al límite del mar rojo. Detrás de ellos estaba Faraón y todo su ejército, persiguiéndolos para matarlos. Parecía ser un lugar sin salida, los carros del Faraón dispuestos a dar muerte al pueblo de Dios se acercaban cada vez más. Pero allí donde el hombre no encuentra una salida, Dios sí la tiene. En ese momento, Dios le dio una visión a Moisés, un plan, una estrategia para salir adelante y salvar al pueblo de Dios de lo que parecía ser una muerte asegurada. Se abrió el mar, el pueblo de Dios cruzó en seco a la “tierra prometida”, y Faraón pereció con su ejército bajo las aguas.

Cuando recibimos una visión de parte de Dios, recibimos también una revelación de sus planes divinos a la luz de la Palabra. La Biblia es la palabra de Dios revelada a los hombres. Por medio de las sagradas escrituras podemos conocer el corazón de Dios, sus características y sus planes para nosotros. Esta increíble bendición nos permite aprender a ver como Dios ve. Nos permite aprender a pensar como Dios quiere que pensemos, con una mente renovada, conforme a la altura del varón perfecto, Jesucristo.

La visión de Dios no es sólo para algunos, es para todos los hijos de Dios. Usted tiene que pedirle a Dios que le enseñe a ver la vida como Él la ve. Cuando la incertidumbre llega a tu vida, cuando las circunstancias adversas parecen mostrarnos un camino sin salida, es tiempo delevantar la mirada de las cosas terrenales y ponerlas en el cielo. Pida a Dios que le muestre la salida, cuál es el camino que usted debe tomar. Pídale que le permita ver esa situación que usted vive como Él la ve.

Hoy en día muchos cristianos viven el día a día sin visión. Son personas de bien, que han nacido de nuevo, pero no tienen una visión clara respecto a su función en la vida, no conocen el propósito por el cual nacieron, no saben el lugar que deben ocupar en el cuerpo de Cristo.

El profeta Isaías, tuvo una visión de Dios sentado en su trono:

“Después oí que el Señor preguntaba: «¿A quién enviaré como mensajero a este pueblo? ¿Quién irá por nosotros?». —Aquí estoy yo —le dije—. Envíame a mí.” (Isaías 6:8) NTV

La visiones de Dios son para bendecir tu vida y para bendecir la vida de los demás. Como hijos de Dios, somos instrumentos útiles en sus manos, representamos a Dios en la Tierra y somos un canal de bendición para transformar el mundo. Cuando recibes una visión de Dios, el camino incierto que estaba por delante de repente se vuelve claro. Comienzas a dar pasos firmes y certeros en dirección a tu destino.Dios está buscando un Isaías en el 2020que sea un instrumento útil en sus manos. La iglesia es la voz profética. Este es tiempo de anunciar las buenas nuevas de Dios. Cristo es la salida a toda tormenta, a toda crisis a toda situación. La iglesia, usted hermano, hermana que está leyendo este mensaje, usted es el instrumento que Dios quiere usar para transformar la realidad que vivimos. Anuncie el mensaje de Cristo, la salvación del mundo, a todo aquel que aún no lo conoce.

“La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios,” (Romanos 8:19) NVI

Quiero orar por tu vida:

Padre celestial, te pido que abras los ojos de tu pueblo, abre los ojos de tu Iglesia. Te pido que esta palabra profética llegue a todos los corazones y sus ojos espirituales sean abiertos. Dales una visión para entender el tiempo que estamos viviendo. Muestrales con claridad la función que deben cumplir hoy en día como instrumento útil en tus manos. Padre Dios, te lo pido en el nombre de tu hijo amado, en el nombre de Jesús. Amén y Amén.

¡Dios te bendiga!

Recuperado: http://olieromar.com/el-poder-de-la-vision-2/

casa de Dios

Construimos la casa que contenga al Dios incontenible

Autor: Maximiliano Gianfelici

Escogidos desde la eternidad

construimos una casa a tu

imagen y semejanza.

La sabiduría es nuestro fundamento.

Hacedor incontenible, reposa en nuestro hogar.

Edificamos en tu verdad

preparando el camino para tu retorno.

Ven pronto majestuoso arquitecto

tus obras encendidas anhelan tu regreso.

Poema por Melina F.

La Presencia del Señor se manifiesta con más profundidad, se manifiesta a través de cada uno de sus hijos, se revela tal cual es en aquellos que están en necesidad y nos da la fortaleza para enfrentar cualquier situación.

A Dios le gusta manifestarse en nosotros y a través de nosotros en amor. No es un tiempo para estar escondidos, tal vez no podemos circular, estamos con barbijos y tomamos distancia pero hoy más que nunca Dios nos está mostrando a aquellos que necesitan a Jesús como una carta leída. Es el momento de publicar y de manifestar al Dios que busca manifestarse.

1º de Crónicas 29:1 (NTV) Esta es la voz de Dios para esta generación que ha heredado muchas cosas del pasado pero que tiene como destino construir una casa que contenga al Dios incontenible. Sobre nuestras espaldas tenemos el legado de una generación que pagó el precio. No podemos mirar las cosas que en el pasado no se concretaron, los que estuvieron antes que nosotros hicieron mucho con lo poco y sacrificaron sus vidas sin saber lo que vendría para que hoy estemos acá.

Somos una iglesia que entrelaza generaciones, en este tiempo Dios vuelve el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos a los padres; lo que construimos es una casa que contenga al Dios incontenible. Salomón entendió que su misión no era hacer un templo sino dirigir una nación, establecer un pueblo, construir una familia la que David, su padre, no pudo, como un modelo de una casa en la tierra. Dios le brindó todos los recursos, pero no pudo llegar al fin. Salomón recibe esa misión y debe cargar con todo lo bueno pero también con todo lo malo de su antepasado. Sabe que no es digno de suceder a su padre en el trono peo sin embargo accede porque sabe que los ojos de Dios están puestos sobre él, toma todo lo del pasado, lo deposita en Dios y le pide sabiduría.

La sabiduría conduce a la productividad, al desarrollo, la sabiduría está en Cristo. Pablo nos menciona que no debemos adaptarnos a lo de este mundo sino que tenemos que renovar nuestro entendimiento a la mente de Cristo, sujetándonos al Espíritu Santo que es quien nos direcciona para vivir y decidir hacia lo correcto, aunque nos parezca locura. Sabiduría es permitir que todo lo que somos este bajo el dominio del Espíritu Santo. Cuando nos sometemos a Cristo él nos da todo lo que necesitamos para completar nuestra misión. Somos bendecidos porque optamos que Cristo tome las decisiones por nosotros, todo lo que hacemos lo llevamos a cabo por amor a Dios y a las personas. Salomón tiene el desafío de construir un templo para Dios y no para la gente. El templo somos nosotros y la casa que Dios nos manda a construir está ligada a la misión que Dios puso en nuestras vidas.

Tenemos un llamado glorioso que es construir la casa que contenga al Dios incontenible, ¿cómo la construimos?, cada uno de nosotros tenemos una misión y esa misión define lo que somos. Salomón tenía el fin de construir una casa y esto fue lo que generó los recursos y la gracia necesaria. Nuestra familias, el trabajo, los hijos que criamos le pertenecen al Señor, el proveyó de antemano lo necesario para que construyamos la casa que lo contenga.

Manifestar a Cristo es construir su casa, ¿cómo?, cada vez que hacemos de nuestro hogar un lugar donde la Presencia de Dios se sienta cómoda, cada vez que nos esforzamos para que la gloria de Dios fluya a través nuestro, vamos a nuestros trabajos y en lugar de maldecir mostramos gratitud por su provisión doblando nuestras rodillas cada día para que nos sostenga, estamos construyendo la casa que lo contiene.

Sin duda cuando construyamos vamos a tener oposición, se van a levantar enemigos pero aun con los pedazos que quedaron de nuestras vidas, poniéndolos en las manos de Dios, haremos el fundamento de una nueva historia donde actuaremos como protagonistas. No tenemos jerarquías, ni títulos, Dios eligió a un pueblo; cuando Jesús nació no eligió un hotel cinco estrellas, sino que nació en un pesebre donde algo más grande se gestó y fue contenido. Dios mira que estamos construyendo con amor, con gracia y misericordia; vale la pena luchar por la familia, levantar los pedazos y seguir construyendo una nueva historia.

Desde el momento que permitimos que Jesucristo gobierne nuestras vidas empezamos a construir una nueva casa, que no está ligada a nuestro apellido ni a la reputación que viene de antes, sino que empezamos a construir una nueva casa que está marcada a un nombre que es sobretodo nombre, que es Cristo el que fue, el que es y el que ha de venir. Sabemos que Jesús venció a la muerte por eso mientras él construye en el cielo, nosotros por medio del Espíritu Santo construimos en la tierra.

Cuando venimos a Cristo él nos redime con su sangre y sin importar lo que perdimos en el pasado, él nos da una nueva misión de no rendirnos y no debemos dejar de pelear porque está con nosotros. Tenemos que pedirle las instrucciones, la sabiduría y los recursos al Dios de la casa para que tenga su forma.

“Evoquemos al Espíritu Santo en nuestros pensamientos, dejemos que nos guíe, enfoquemos el corazón y démosle la gloria siempre porque la buena obra que comenzó en nosotros la va a terminar. Jesús es nuestro perito arquitecto que se acerca y nos ayuda a construir, nos da sabiduría, acelera los tiempos, no nos cansamos, no desistimos, sino que permitimos que el Señor de la casa nos llene y ponga en nuestras manos los recursos que necesitamos para seguir construyendo la casa que contenga al Dios incontenible.”

Recuperado: https://cdarawson.com/construimos-la-casa-que-contenga-al-dios-incontenible/